Nueva York. Se inauguró un museo dedicado a la atractiva historia de los musicales de Broadway
Está situado en pleno corazón de Manhattan y reúne material sobre algunas de las legendarias puestas que cautivaron al público a través de los años
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El teatro de Broadway es una de las industrias culturales más famosas que ha contribuido a la identidad neoyorquina y finalmente tiene un museo que lo celebra, el Museum of Broadway, ubicado al lado del Lyceum, la sala más antigua de la ciudad.
La industria teatral de Broadway le reporta anualmente a Nueva York altísimos ingresos. La temporada récord fue la de 2018-2019 tanto en número de espectadores como en ganancias, que casi se duplicaron en los últimos 10 años. Se vendieron 14,7 millones de entradas, con un total de ingresos de 1.820 millones de dólares. Las ganancias casi se duplicaron en el último decenio (+94 %) y se triplicaron en las dos últimas décadas (+211%). Por lo tanto, Broadway es mucho más que un puñado de teatros comerciales. Claro está que la pandemia sacudió a la industria y muchas grandes producciones tuvieron que bajar el telón. Pero de a poco, la “Gran Vía Blanca” (como se suele denominar a la conocida arteria neoyorquina), se va recuperando. Es decir, el teatro es patrimonio nacional en los Estados Unidos y un sitio que recopile toda su historia estaba faltando. Hace unos años, poco tiempo antes de que comenzara la pandemia de coronavirus, ya se hablaba de la construcción del Museo de Broadway, un sitio donde todo lo que uno quisiera saber sobre teatro musical y teatro de texto tuviera allí las respuestas.
Ese tan esperado Museo de Broadway, ubicado en el corazón de Times Square, abrió sus puertas al público el pasado 15 de noviembre, como el primer museo permanente dedicado a la historia ilustre y el arte legendario de los musicales y obras de teatro de texto de esa gran avenida de Manhattan. Ubicado en el 145 de la calle 45, entre la 6ª y la 7ª Avenida, a metros del RiseNY, un museo dedicado a la historia de la ciudad. A diferencia de otros museos, permanece abierto hasta las 22 y la entrada cuesta 39 dólares (más los impuestos) para los adultos y niños mayores de 4 años.
Son cuatro pisos que reflejan la evolución del teatro a lo largo de las décadas, con un importante componente visual en el que se puede ver, por ejemplo, el vestuario y los accesorios de espectáculos como Wicked, Cabaret, Hair, El rey león, Amor sin barreras o Cabaret. Se trata de un recorrido que se propone dar cuenta de las obras teatrales fundamentales que transformaron el panorama de Broadway: los momentos que empujaron los límites creativos, desafiaron las normas sociales, modificaron para siempre las reglas establecidas y allanaron el camino para los que vendrían después a través de piezas como ShowBoat, Oklahoma!, Hair, The Ziegfeld Follies, Cabaret, Chicago, The Wiz y Rent, entre muchas más.
Son más de 500 producciones individuales que repasan el largo historial de Broadway, desde aquella primera obra de teatro representada en Nueva York en 1732 hasta la actualidad, albergadas en este museo de tres plantas, único en su tipo que se presenta como una experiencia teatral inmersiva e interactiva. Hay exposiciones temporales, por lo tanto, eso permite visitarlo más de una vez. Se dice que lleva una hora de recorrido para el visitante eventual y bastante más para aquel estudioso que necesite quedarse a recabar datos.
En 1893 no había teatros al norte de la calle 42 y el distrito Tenderloin que precedía a Broadway era sinónimo de establos y burdeles. Pero en 1901, las salas germinaron rápidamente a lo largo del distrito, y el ejecutivo de publicidad O. J. Gude llamó a Broadway el ”Gran camino blanco”, debido a la gran cantidad de luces eléctricas en las marquesinas de los teatros y en las vallas publicitarias. Un año después, Adolph S. Ochs, editor principal de The New York Times, mudó sus oficinas a esa área y creó el famoso Times Square, corazón del distrito teatral. El subterráneo llegó pronto, y Broadway reafirmó su estatus de capital norteamericana del espectáculo. Entre las calles 39 y la 45 estaba la mayor cantidad de salas y restaurantes, pero además, como el show business se convertía en un negocio millonario, el área se convirtió en hogar de un creciente número de editores musicales, agentes literarios, agencias de relaciones públicas y publicitarias. Precisamente esos comienzos de historia se pueden ver apenas se traspasa el portal de entrada. Y nombres como Florenz Ziegfeld, Ethel Merman, Irving Berlin, George M. Cohan, George Gershwin, Jerome Kern y Oscar Hammerstein pueden aparecer en esos primeros tramos, a través de paneles informativos plenos de información, nombres, títulos y hasta contexto social.
Los visitantes pueden recorrer la historia visual del mítico Broadway, a través de sus más destacados momentos, enlazados mediante exhibiciones que incluyen vestidos, accesorios, zapatos, trajes originales, sombreros, fotografías, decorados, afiches publicitarios y videos. De este modo, se puede estar en la plantación de maíz del musical Oklahoma! (de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II) o en alguno de los almacenes de Amor sin barreras (de Arthur Laurents, Leonard Bernstein y Stephen Sondheim), además de tener a pocos centímetros de distancia, los maravillosos vestuarios de El rey león y El fantasma de la ópera.
El museo también celebra el detrás de escena de esta deslumbrante forma de arte con la exhibición “Cómo se hizo un espectáculo de Broadway”, que honra a la comunidad de profesionales talentosos que trabajan tanto sobre como fuera del escenario, y que dan vida a las obras de texto y musicales de Broadway todos los días y noches. Como ya se dijo, la programación incluirá también exposiciones temporales, como la primera que ya acaba de inaugurar: “El teatro estadounidense visto por Hirschfeld”, curada por David Leopold, que lleva a los visitantes a través de nueve décadas de imágenes emblemáticas del teatro a través de 25 dibujos y grabados que van de 1928 a 2002. En los Estados Unidos, Hirschfeld es la persona que creó más afiches publicitarios de espectáculos.
The neon lights are bright and they're shining on history! Proud to join the @museumbroadway for its opening today. New York City is back...on Broadway! pic.twitter.com/VHBWHnKeLe
— Mayor Eric Adams (@NYCMayor) November 15, 2022
Hay una maqueta de 360 grados del musical Wicked, de Stephen Schwartz, donde se puede apreciar tanto a los espectadores ubicándose en la platea como todo lo que ocurre detrás de bambalinas. A su vez, hay muchísimos elementos vinculados a las producciones originales de El violinista en el tejado, Hair, El fantasma de la ópera, El rey y yo, Sunday in the Park with George, Funny Girl, Ragtime, La Bella y la Bestia y Hairspray, entre otras. También se destaca una galería de retratos de grandes figuras como Meryl Streep, Julie Andrews, Stephen Sondheim, Liza Minnelli, Harold Prince, Glenn Close y John Leguizamo, muchos de ellos autografiados; además de ilustraciones de artistas y diseñadores de todo el mundo, que han trabajado en escenografías de algunas de las obras teatrales.
El Museo de Broadway fue fundado por la empresaria y productora Julie Boardman, dos veces ganadora del premio Tony; y por Diane Nicoletti, la creadora de la agencia Rubik Marketing y es una gran opción para quienes visiten Nueva York. Es casi seguro que, luego, querrán correr a TKTS, en Times Square para sacar entradas para alguna de las tantas obras teatrales que allí suben a escena.
En Buenos Aires tenemos el excelente Centro de Documentación Teatral del Teatro San Martín, que el año próximo estará digitalizado; y el Museo del Teatro, en el Cervantes. Pero en ambos lugares hay muy poco, en particular, sobre la historia del teatro musical en la ciudad. Ojalá en algún momento se tome la determinación de crear un museo de esas características que reúna toda la rica historia del género en Buenos Aires.
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