Nito Artaza: "Más que un negocio, el autoteatro es una expresión de resistencia"
En medio de la pandemia, protocolos que varían, la permanente tensión sanitaria que no afloja y la crisis del sector del artístico paralizado desde fines de marzo, el mundo del espectáculo no para de intentar acomodarse a los tiempos actuales.
Como parte de esta realidad en constante transformación en varias ciudades del interior se rescató del casi olvidoal autocine; en Buenos Aires esta modalidad se adaptó al estadio Obras, mientras que la ciudad de San Salvador de Jujuy se prepara para la sexta edición del Festival de Cine de las Alturas que, esta vez, tendrá lugar en el predio del Colegio Nacional con capacidad para 130 vehículos por noche. A fines de mayo fue el turno del autocirco en Merlo, San Luis, con una experiencia a cargo de una compañía que había quedado varada en esa localidad. Este fin de semana, el cantautor Coti Sorokin ofreció un autoconcierto en San Isidro, mientras que Nito Artaza, Cecilia Milone y Gonzalo Costa estrenaron el sábado el espectáculo Mañana, el show bajo la modalidad de autoteatro, en el playón de estacionamiento del Maschwitz Mall, kilómetro 42 de la Panamericana. Fueron dos funciones a lleno que terminaron con sonoros bocinazos a modo de aplausos, con la asistencia de algunos famosos como Nora Cárpena, Luisa Albinoni y Federico Bal, entre otros.
En diálogo con LA NACION, Artaza dio precisiones sobre cómo fue la novedosa experiencia enmarcada en esta "nueva normalidad" impuesta por la pandemia de Covid-19.
-¿Cómo fue volver a un escenario?
-Por un lado fue emocionante porque el artista necesita el vivo, el contacto con el público; pero también te diría que fue extraño porque no teníamos la respuesta espontánea del público. De todos modos apareció algo nuevo: ante cada cosa que a la gente le gustaba, tocaban las bocinas o accionaban las luces. Algunos hasta tuvieron problemas con sus baterías [Risas]. Pero todo fue raro, terminamos y no hubo abrazos en el escenario ni nada de eso. Yo siento que este formato puede ser una oportunidad para los artistas, por eso mismo vamos a producir en todo el país espectáculos bajo este forma de representación. Por nuestra parte, el 12 de este mes presentaremos esta obra en Buenos Aires, en un lugar emblemático que estamos definiendo, y el 19 volvemos a Escobar.
-Durante el show, la comida se puede pedir por whatsapp para evitar la circulación. ¿Pero qué pasa si uno quiere ir al baño?
-Al entrar te bajás una aplicación y mediante esa plataforma avisás al personal que está con máscara y con equipo de protección, que son los que te acompañan hasta los baños químicos. Está todo muy cuidado, de hecho el predio había sido desinfectado por la gente de la Municipalidad de Escobar horas antes del show. En las dos funciones del sábado todo funcionó muy bien y mirá que estuvieron agotadas ambas. Ahora nos están llamando de varios municipios para que nos presentemos en diversos autocines.
-¿Habrá que entender a este tipo de experiencia como un posible paso previo para poder llegar a la temporada teatral de verano?
-Es a lo que aspiramos todos lo que vivimos de esto, los que amamos estar arriba de un escenario. Yo tengo el teatro Enrique Carreras en Mar del Plata y un proyecto para el Picadilly, de Buenos Aires; todos queremos que el teatro vuelva. Mientras tanto, esto le da un espacio de trabajo para los artistas de todo tipo. No es lo mismo que el streaming, que también es muy valioso, pero que únicamente beneficia a los consagrados, que son los que pueden vender entradas. Esto implica trabajo para el cantante, el músico, los artistas de variedades, el humorista, el bailarín... Lo que todos aspiramos es volver a disfrutar del vivo, de ese hecho irrepetible; supongo que eso se va a dar. En este tiempo, con Cecilia [Milone] pensamos mucho qué hacer. En el medio de la cuarentena yo me angustiaba un poco y ella siempre me decía que no era nuestro tiempo, que era el tiempo de los médicos, de los infectólogos y del personal sanitario, que ya iba a llegar el tiempo de los artistas para que divirtamos a ese público para sacarlo de la angustia. En parte creo que ya llegó, por eso la otra noche terminamos la función y con Cecilia nos abrazamos y lloramos.
- En medio de esta escalada de contagios y fallecidos, parece más imprecisa la vuelta de la actividad teatral...
-Eso dependerá del Gobierno nacional y de los gobiernos provinciales. Sí creo que en este contexto pandémico el autoteatro es una salida protegida para la gente que convive y que se traslada en su propio auto. Hay que cuidar mucho a los artistas del show, por eso armamos un estricto protocolo con lugares de desinfección y único espacio para la ropa que montamos en una camioneta. Ya va a venir el tiempo de los artistas cuando pase esto. Falta todavía, cosa que hablé con el Ministro de Cultura de la Nación, crear formatos en la televisión y en la radio públicos como privados que permitan, por fuera de los horarios centrales, crear programas al viejo estilo de ShowMatch que darían trabajo a unos 200 artistas semanales que cobrarían su bolo. Reconozco que he tenido un buen diálogo con el ministro Tristán Bauer, inclusive algunas de las cosas que he propuesto se trataron en la ley de ayuda para el sector turístico y cultural.
- La ley que se iba a tratar la semana pasada en Diputados no se trató, y no hay fecha precisa para que su sanción...
- Es cierto, no tiene fecha. Lo concreto, y eso lo digo como artista y productor teatral, que un 90 por ciento del sector artístico no está trabajando y eso es muy preocupante. También lo hablé con el Jefe de Gobierno porteño como con el ministro de Cultura de la Ciudad y he encontrado mucho eco solidario, como tiene que ser. Por mi parte ya estamos pensando en la temporada de Mar de Plata a donde llevaremos este espectáculo y otras obras bajo este formato.
- ¿Dan los costos de producción del autoteatro?
- Son altos. Hoy un escenario con pantalla, fundamental para las visuales, con circuito cerrado de filmación, es costoso. A eso hay que sumarle las dos torres de luz, los artistas, la seguridad... En escena somos 8 que vamos a porcentaje, más los dos técnicos y una vestidora. Los chicos ya vienen maquillados desde sus casas y yo me fui con mi smoking puesto. Si hago la ecuación diría que no es tanto un negocio, te diría que es una expresión de resistencia. Por protocolo, en Escobar entraban 75 autos a 1000 o 1200 pesos cada uno, y los números no cierran del todo. Por eso es importante asociarse con intendencias y con empresas para que se arme el círculo de trabajo que va desde el autor a la vestidora, pasando por los bailarines y los chicos que están en la playa de estacionamiento.
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