Nicolás Scarpino enamora a España con su primer unipersonal y acompañado por su marido
La cápsula es un sueño cumplido que hace realidad en Tenerife y en Madrid
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MADRID.– Es un viernes al mediodía en el barrio de Chamberí, pero no importa la hora ni el lugar. El tiempo se detiene. Nicolás Scarpino ensaya La cápsula, su debut teatral en España y en el complejo universo del unipersonal donde interpreta a dos criaturas, un padre y su hijo, donde narra una vida y un deseo, y donde emociona hasta las lágrimas. “Somos aves en espera/de un buen viento que algún día nos lleva/hacia donde nada duele/y si un día distraído me equivoco de camino/el perdón se suele sentar en la mesa de la libertad”, canta su personaje. El actor argentino fue convocado por el realizador Diego Casado Rubio para darle vida a este relato que se estrena en la Muestra Escénica Iberoamericana (MEI), en Tenerife, que luego se presentará en Alcalá de Henares y también elegido para presentarse en una sala del prestigioso complejo Teatros del Canal.
Algunos días después del ensayo Scarpino está sentado en un bar de La Moncloa junto con su marido Sergio Paglini, actor y asistente de dirección de La cápsula. La moza, argentina, lo reconoce cuando se saca el barbijo. Scarpino ha forjado una carrera profesional en TV, teatro y cine desde los 4 años, cuando fue hechizado por la magia de las luces y las cámaras en Cantaniño, donde entonaba “Canción para contarte cuál es mi papá”. Curioso puente del destino, Scarpino está embarcado en un proyecto, cuatro décadas después, también en una instancia donde se presenta ante un nuevo público, en un espectáculo donde un hijo, Hugo, intenta comprender y acompañar el deseo de su padre, Alfred.
2020 se perfilaba como una temporada hiperactiva para Scarpino. Después de haber trabajado durante el verano en Villa Carlos Paz, en Un estreno o un velorio, el espectáculo de Flavio Mendoza, donde además de actuar realizaba la dirección de actores, y de los planes de llevarla a la sala porteña del Broadway, se disponía a filmar Granizo, junto con Guillermo Francella, dirigida por Marcos Carnevale. Pero la pandemia obligó a cancelar todos los planes, a postergar la filmación, y a una parálisis laboral. Mientras tanto, había un sueño que no se detenía. Scarpino deseaba estar al frente de un unipersonal: “Me siento como un adolescente. Me veo atravesado por algo que deseaba tanto. Siempre amagaba por dónde ir. Yo soy de fluir y si no fluye, continúo por otro lado. Nunca llegaba ese material hasta que Diego Casado Rubio me envío La cápsula y me enamoré inmediatamente”.
Casado Rubio, el actor y realizador madrileño que vivió durante 16 años en Buenos Aires, el autor y director de Millones de segundos, ganadora entre otros tantos premios del ACE a mejor director y mejor espectáculo alternativo, había comenzado en 2017 a escribir un unipersonal con Scarpino en la cabeza. El creador de La mujer cama, Deseos imposibles, Es inevitable, Se alquila con una condición y Blanca, entre otras obras, quería contar esta historia que combina la fantasía, el vínculo entre un padre y un hijo, un viaje y un debate central en la sociedad europea actual, la eutanasia, aunque este último no es el tema central de la obra. “Para mí La cápsula, una comedia dramática, habla de la vida, del desapego. No llegamos a este mundo con un manual que nos enseñe a transitar las pérdidas y por acá te lleva esta obra, donde es imposible no sentirse identificado y donde además se genera un debate en el espectador”, opina sin develar giros y secretos de la trama. Scarpino se desdobla en dos personajes en esta obra, en un padre y un hijo: “Me inspiré… no lo sé. Quizá un poco en mi papá, pero Alfred no es mi papá. Sí siento que es un homenaje al mío y a los demás padres”, se emociona.
“Lo que Diego Casado Rubio propone y logra es teatro puro”, resume Scarpino quien aceptó de inmediato participar de este proyecto. El equipo no tardó en construirse: Juan Borraspardo como productor general, Sergio Paglini como asistente de dirección, la música original de Rafael Sucheras y el diseño de vestuario de Vessna Bebek. El objetivo era claro: el estreno de este unipersonal en la Muestra Escénica Iberoamericana (MEI) en Tenerife tras el voto de confianza del director del festival, José Luis Rivero. Durante cinco meses los ensayos se realizaron vía Zoom: Scarpino, en Buenos Aires, y Casado Rubio, en Madrid. Luego, continuaron presencialmente en la recta final hacia el estreno.
“Termino fusilado después de cada ensayo porque siento que esta obra es un tsunami. Tengo un gran equipo, pero también la responsabilidad de estar sosteniendo una obra solo durante 80 minutos”, dice entusiasmado Scarpino quien ya había trabajado en espectáculos donde componía a más de un personaje, como Los 39 escalones, un éxito que realizó más de mil funciones.
“En esta profesión nunca se llega”, decía en 2011 a LA NACION. Coherente con sus palabras, este actor tan querido en el medio, una década después sigue apostando, sigue creciendo y continúa un camino sin arrogancia, con esfuerzo y disciplina. Será por eso que tanto le gusta la idea de movimiento y aventura que propone La cápsula, a la que define como “un viaje unipersonal”. Scarpino vino a realizar algunas funciones en Tenerife y en Alcalá de Henares, la cuna de Miguel de Cervantes, pero ya en Madrid, y luego de que programadores vieran su trabajo, participará de un nuevo festival que se realizará en los Teatros del Canal. Las puertas se abren de este lado del Atlántico para el actor, quien, como canta su flamante personaje: “Es que al final yo vivo para volar/ es que al final yo vivo para jugar/ es que al final yo vivo para volar”.
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