Mucho más que el maestro y el coach de Javier Bardem
El argentino dirige un estudio de actuación en Madrid
En los últimos años surgió una nueva disciplina en el teatro que toma su nombre del deporte en inglés: coach . Este entrenador tiene la responsabilidad de trabajar de modo disciplinado con el actor, de acercar su talento a la técnica y de lograr un excelente desempeño en el campo de juego, que no es otro que el personaje que debe interpretar el artista. Algunos directores técnicos suelen ser deportistas frustrados, pero otros, sin embargo, tuvieron la gloria en el pasado y vuelcan su sabiduría a las nuevas generaciones. Este es el caso del argentino Juan Carlos Corazza, uno de los pioneros en este oficio.
En la primera entrevista que Javier Bardem brindó a los medios la misma noche que obtuvo el Oscar al mejor actor de reparto por su papel en Sin lugar para los débiles recordó a su maestro. Corazza trabajó con el español en este personaje, pero el coach no quiere revelar cómo fue el proceso de aquella composición: "Ese es justamente el misterio que hay que mantener", dijo a LA NACION, y con humildad rechaza que el Oscar sea, en cierto modo, también suyo.
"El proceso para aprender en el teatro es muy lento y exige mucha dedicación; en cambio, el coach tiene poco tiempo para ayudar a resolver un personaje y el actor que debe interpretarlo tiene muchas presiones que sobrellevar", comparó Corazza.
El argentino dirige en Madrid un prestigioso instituto de actuación que lleva su nombre y que cuenta con casi 300 alumnos. En aquella escuela se han graduado y han concurrido varios de los actores más reconocidos de España, como Leonor Watling, Silvia Abascal, Angela Molina y Bardem. Por allí también disertaron algunos de los teóricos más importantes del teatro actual: Joshi Oida, Bruce Meyers y Jean-Guy Lecat.
La frente nada marchita
A los 15 años, Corazza escribió y dirigió Algo más , una obra que montó con sus compañeros del colegio en Adelia María, provincia de Córdoba. Luego de realizar una gira con su promoción, estrenó el espectáculo en el Teatro Municipal de Río Cuarto. Hijo de campesinos, de quienes aprendió su amor al trabajo y a quienes considera su inspiración, Corazza nunca tuvo dudas sobre su vocación.
"Yo no tengo recuerdos en los que no jugara a ser otro", enfatizó su vínculo con el teatro. Incluso Betina, su esposa brasileña, fue una de las fundadoras en su país de Tana Rúa, un grupo de teatro callejero que busca estimular esta actividad entre las personas más humildes.
En Buenos Aires, el mismísimo Carlos Gandolfo, su maestro, le había confiado algunas clases de actuación en su escuela, cuando en 1990 Corazza sintió que necesitaba un cambio de rumbo. Aquí no le faltaban ofertas de trabajo y su nombre comenzaba a competir en las ligas mayores. En televisión había actuado en Contracara , de María Herminia Avellaneda, donde interpretaba al hermano de Soledad Silveyra, Leonor Manso y Jorge Marrale, y en cine, Alejandro Doria lo había dirigido en Darse cuenta , donde compartió cartel con Luis Brandoni, Lito Cruz, María Vaner y China Zorrilla.
Pero Corazza también tenía propuestas del exterior. Katrina Bayonas, la representante de actores (hoy tiene la responsabilidad de administrar la carrera de Penélope Cruz y de Héctor Alterio en España), lo convocó para que dictara un curso en el Viejo Continente. Al mismo tiempo, el Centro Andaluz de Teatro le ofreció dirigir en aquellas tablas.
Aunque incorporó el acento español, su vínculo con la Argentina se mantiene intacto. Dos veces por año regresa al país para visitar a su familia y amigos y ver el teatro de aquí "que tiene esa fuerza creativa que se abre a la búsqueda y es capaz de regenerarse".
Los unos y los otros
Desde su casa en Madrid, minutos antes de la medianoche, reflexiona sobre el modo en el que España y la Argentina, dos países que producen buen teatro, llevan a cabo sus producciones: "Aunque no tengan dinero, los actores de nuestro país se animan a hacer sus obras, nada los frena; en cambio aquí [en Madrid] hay más dependencia a la subvención".
En su larga experiencia como docente, Corazza sabe identificar a aquellos actores que se destacan del resto, que tienen madera, que saben entrar y salir rápido de los personajes, y que son dueños de un carisma único. Pero lamenta que también hay muchos talentos que consiguen pronto el éxito fácil "y eso los lleva a la destrucción".