Matilda y Casados con hijos ayudaron al teatro Gran Rex a lograr un récord histórico

En lo que hace a la magnífica historia del teatro Gran Rex, esa imponente sala racionalista de la avenida Corrientes al 800, todo indica que la temporada actual pasará a la historia. En sus 86 años de vida es la primera vez que hicieron temporada dos espectáculos teatrales que marcaron hitos en lo que se refiere a afluencia de público. El díptico compuesto por estos dos verdaderos tanques de la cartelera comercial porteña tuvo su primer mojón el 5 enero con el estreno de la versión teatral de Casados con hijos, que protagonizaron Guillermo Francella, Florencia Peña, Luisana Lopilato, Darío Lopilato, Marcelo De Bellis y Jorgelina Aruzzi. La historia de la familia Argento y sus vecinos había nacido bajo el formato de una sitcom que se emitió por la pantalla de Telefe en 2005, basada en la original norteamericana Married with Children. Con los años, esos personajes pasaron a formar parte de la memoria colectiva argenta. Como era de imaginar por la preventa (60.000 entradas antes de levantar el telón), la versión teatral fue un éxito que marcó un registro único en lo que hace a la historia de las temporadas teatrales de verano: superó cifras de Alberto Olmedo, en la temporada de 1986/7, en Mar del Plata;: o la del espectáculo de Flavio Mendoza, Stravaganza, en Villa Carlos Paz, de la temporada 2011/12.

Cuando bajó de cartel, la maravillosa sala del Gran Rex retomó su pulso normal de programación con recitales, presentaciones y funciones puntuales como es su norma. Pero hubo otro tranque que se apoderó de la sala antes de las vacaciones de inverno: el 1 de junio se estrenó Matilda, con un elenco de niñas y niños hermosamente revoltosos junto a artistas como Laura Fernández, Agustín “Soy Rada” Aristarán y José María Listorti. Si el formato original de Casados con hijos está ligado a la pantalla chica, la historia de esa heroína de la literatura infantil creada por Roald Dahl pasó a la pantalla grande bajo la batuta del actor y director Danny De Vito, en 1997. Tuvo se serie en Netflix y su versión musical para teatro que fue la que se adueñó del enorme escenario del Gran Rex. Como había sucedido con Casados…, lideró los rankings de público y recaudaciones de la escena comercial. La penúltima semana del musical revoltoso, casi al final de las vacaciones de invierno, logró la mejor semana en el mundo desde el estreno de la versión teatral de Matilda, en 2011, superando las marcas de las puestas que se presentaron en Londres y Nueva York, entre otras tantas ciudades. La última semana, aquella que llegó a hacer 14 funciones vistas casi por 30.000 personas, le ganó a su propio récord mundial que había establecido 7 días antes. Y como la leyenda continúa, el domingo de la despedida se anunció su segunda temporada para el verano del año próximo.

Entre ambas producciones convocaron la friolera de 335.000 espectadores (en otros términos: la capacidad de cuatro estadios de River cubiertos a tope). Desde la perspectiva de la histórica sala es un hito que dos obras teatrales hayan despertado tal grado de fanatismo. Y hay que dejar en claro que la historia del Gran Rex tiene lo suyo por los años de vida como implicancia en lo que se refiere al espectáculo en vivo en Buenos Aires.

En el libro Los Productores, que editó la cámara que reúne a productores y dueños de salas del circuito comercial, se cuenta algunos capítulos de la familia Cordero, los dueños de esta sala que marcó la identidad de la avenida Corrientes al 800 en donde están enfrentados el Ópera y el Gran Rex. El primer teatro de la Ópera (actual Ópera) se inauguró en 1872 por iniciativa del empresario teatral Antonio Pestalardo. Una de sus hijas, Soledad, era actriz y había conocido en España a otro actor llamado Andrés Cordero. Se enamoraron. A finales del siglo XIX pasaron por Buenos Aires en medio de una gira y se quedaron en la ciudad. Quien inició la dinastía Cordero gestionó varias salas de cine (caso similar al del productor Carlos Rottemberg, uno de los productores de Matilda y cuya familia es la que tiene mayor cantidad de salas teatrales del país). El primero de ellos, recuerda en diálogo con LA NACION su bisnieto, también llamado Andrés Cordero, fue El Princesa, que estaba en Suipacha entre Corrientes y Lavalle. Cuando su bisabuelo decide volver a Europa muere en el trayecto. Pero la marca de la familia Cordero vinculada con salas de cine y de teatro no se detuvo.

Cuando en 1936 llega el momento del ensanche de la avenida Corrientes, en el lote del viejo teatro Ópera el empresario Clemente Lococo decide construir el nuevo teatro Ópera de decido estilo art déco; sus mármoles, sus balcones cromados, estatuas clásicas y su hipnótico cielo en esa sala única. En ese momento es cuando el hijo de aquel Andrés Cordero se asocia con Pablo Cavallo y Alberto Lautaret, compran varios lotes de la vereda opuesta en donde se estaba construyendo el Ópera para levantar una gran sala: el Gran Rex. Los encargados del proyecto fueron el ingeniero Adolfo Moret y al arquitecto Alberto Prebisch. Lo hicieron en tiempo récord, apenas 7 meses, para dar vida a este majestuoso edificio racionalista de 3.262 butacas inspirado en el Radio City de Nueva York.

El Gran Rex se inauguró en 1937, un año antes de que Prebisch diseñara y presentara a la sociedad el Obelisco porteño (otro hito urbano como la misma sala). En sus inicios la sala poseía un bar que ocupaba tres pisos, un bowling y billares en el subsuelo (en donde está la cochera para 200 autos). “Obra capital de la arquitectura del movimiento moderno en la Argentina, esta gran sala cinematográfica y teatral de 1937 impacta por dos cosas: por su sencillez y por su magnífica resolución estructural”, reflexiona el arquitecto Federico Ortiz en la página Moderna Buenos Aires.

Durante años, el Gran Rex fue una sala exclusivamente de cine. Desde 1990, la espectacular caja teatral con sus 3.262 butacas distribuidas en 3 niveles se le sumó recitales de música, espectáculos infantiles, obras de teatro o funciones de ballet. Allí, antes de que estos dos tanques teatrales desembarquen en la sala, habían colmado la imponente sala artistas o grupos como Soda Stereo, Sandro, Joan Manuel Serrat, Piñón Fijo, Mambrú, Mayumaná o Les Luthiers que, vaya paradoja, se despidió de los escenarios locales en el Ópera, el eterno rival del Gran Rex. A la lista de aquellas propuestas que rompieron marcas hay que sumarle, en materia teatral, las diversas creaciones que llevaron la firma de Cris Morena, muchas de ellas gestionadas por Gustavo Yankelevich, el mismo productor de Casados..., que fueron verdaderos fenómenos de público juvenil en base a propuestas que habían pasado por la televisión local.

El incompleto listado abarca a títulos como Chiquititas, que protagonizó Romina Yan en base a la tira que se emitió por Telefe; Floricienta, que de la pantalla de Canal 13 llegó a hacer 55 funciones en el Gran Rex; Casi ángeles, Rebelde Way o Violetta, la serie de Disney Channel que en la temporada 2013 llenó las 60 funciones que se realizaron en el teatro. Claro que en estos casos se presentaban generalmente en tiempos de vacaciones de invierno durante las tardes (a veces, hasta con tres funciones) lo que permitía a la sala programar otra producción en horario nocturno. Cosa que este año no sucedió.

“Para la historia del Gran Rex es un hito haber programado dos temporadas de espectáculos teatrales un mismo año. Matilda debe ser el musical en una sala teatral más visto desde que se tienen registros de público. Ambos títulos fueron una apuesta fuerte tanto para los productores como para nosotros, porque para obras de este tipo no podés programar otra por temas de montaje y desmontaje de escenografía. En este negocio uno tiene que tener fe en los productores. Casados con hijos, con el rating que había logrado, era un desafío llevarlo al teatro. Sumado a eso, recordemos que vino la pandemia que imposibilitó estrenar en el momento previsto, tuvimos que devolver todas las entradas de la preventa y, luego, Yankelevich tuvo que volver a reunir al elenco para, por fin, estrenar. Matilda fue otro gran desafío para todos, fue una jugada importante y fue la única vez en la historia de la sala que las marquesinas del teatro anunciaron un único espectáculo”. apunta Andrés Cordero, el Señor del Gran Rex, bisnieto de aquel adelantado de mismo nombre.

Aunque Casados con hijos no figure en los distintos rubros nominados a los premios ACE y Matilda solamente aparezca en tres ternas, sus respectivas audiencias marcan otra realidad. Ambas, desde su momento del estreno hasta que bajaron de cartel, lideraron los rankings de recaudación y cantidad de espectadores que todas las semanas elabora Aadet, la cámara que empresarios y productores comerciales. A lo largo de 95 funciones, Casados con hijos convocó a 195.000 espectadores que pagaron entre 7000 y 12.000 pesos para ver a los 6 intérpretes en escena. A lo largo de 80 funciones, Matilda fue vista por 140.000 espectadores que pagaron entre 4000 y 12.000 pesos para ver a los 30 intérpretes en escena.

De paso, como siempre señala Rottemberg, estos niveles de público contradicen el imaginario de que el centro teatral de la avenida Corrientes es la franja comprendida entre Callao y el Obelisco. “Todos los años, el 78 por ciento del público va a las salas ubicadas entre el Obelisco y el Bajo”, apunta el señor que tiene a 282 metros del monumento diseñado por Prebisch de 67 metros de altura, dos de sus salas: el Multiteatro Comafi, antes de cruzar al Obelisco; y el Multitabarís Comafi, vecina al Gran Rex.

Y como la leyenda de la revoltosa de Matilda continúa, los productores acordaron con Andrés Cordero, el señor del Gran Rex que aparece en el video promocional, volver a la gran sala en enero en donde, seguramente, seguirán rompiendo récords de público a un año del estreno de Casados con hijos. Más allá de incertidumbres políticas, elecciones y crisis económicas, algunas funciones de la segunda temporada ya están a la venta y todo indica que los 140.000 espectadores ya es un número que quedó corto.

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