El Galpón de Guevara presenta un ciclo de streaming en vivo, que cruza la televisión con el teatro y la música
A Verme Platelminto se la anuncia como una "experiencia cuántica, emocional y musical". Promete ser un "show musical de pura evasión". Será, como le gusta afirmar, "estrimin" en vivo y en directo. Detrás y adelante y al costado de esta nueva propuesta que debuta el domingo hay gente talentosa que ha ganado premios, reconocimientos y verdaderos fanáticos. Lo dirige Gustavo Tarrío, cuenta con canciones de Carmen Baliero y, como conductores de este rompecabezas están Maruja Bustamante y Diego Velázquez. Dato colateral: vale aclarar que platelminto es un tipo de gusano aplanado. Dato troncal: el show musical de pura evasión forma parte del ciclo de música, danza y teatro Total interferencia, gestado por El Galpón de Guevara que tendrá su debut hoy, a las 21, con La verdadera historia de Corina Wilson; y que todas las noches de los viernes, sábados y domingos, durante dos meses, desplegará sus diversas formas desde la enorme sala de Chacarita a las pantallas de las casas.
Ahora es viernes, cinco de la tarde. Nota presencial, todo un dato en tiempos de pandemia, preservando protocolo y distanciamientos. En el escenario (o en el set televisivo, como se desee) hay unas gigantescas siluetas de una jirafa, un rinoceronte y un canguro. Por el lugar transita, como pancho por su casa, el perro de Tarrío sin barbijos ni nada de esas cuestiones. También hay un teclado, un títere llamado Harold, un cielo pintado y un gran espejo. En la trama, hay otro animal invertebrado fundante de todo eso: un simple gusano. Es el que irá zurciendo esta experiencia sumamente tentadora, lúdica, pop y creativa de esta fauna variopinta.
Maruja Bustamante dice al pasar que se siente como una secretaria de Sofovich. Diego Velázquez, quien decide desplazarse sobre unos patines con ruedita, le pasa alcohol en gel al micrófono que usará en unos minutos. "Si lo hacen en el Cantando... yo también lo hago", comenta al pasar. Alrededor suyo, en el set o en la escena, está el actor Marcos Krivocapich y el pianista Pablo Viotti, los que completan al elenco y quienes ya habían trabajado en otros recientes trabajos del director de este entramado.
A los poco minutos de iniciarse la primera pasada general se va desplegando un rompecabezas tan extraño como del orden de lo fantástico, de lo tierno en tiempos de durezas. Hay otro dato no menor que se suma a lo sensible: desde marzo toda esta gente que está acá (actores, músico, asistentes, gestores del ciclo, como el iluminador y productor Fernando Berreta) no pisaban un escenario. "El primer día que ensayamos en El Galpón me sentí rarísima. Me fui a las 8 de la noche, llegué a casa y me dormí. Estaba tan excitada que tuve la misma reacción de cuando sacás a pasear a un perrito y se pone tan contento que cuando llega se desploma en su cucha. Me pasó lo mismo", reconoce Maruja un rato después del ensayo.
Habían tenido varias reuniones por Zoom, pero no es lo mismo que sucede compartiendo el mismo espacio. "Veníamos de hablar mucho, de pensar cuando la ecuación de la creación escénica no se planifica tanto. En el mejor de lo sentidos, en este proceso fue todo muy raro y, en lo personal, fue encontrarme en escena con Maruja y con Marcos, con quienes nunca había trabajado. Es todo muy gratificante poder volver a conectarse con el otro, hacer algo juntos aunque ni sepamos qué es lo que vamos a hacer", apunta el talentoso actor de la escena y de la pantalla. Claro que más allá de este aquí y ahora, hay que reconocer que la historia de Verme Platelminto tiene su prehistoria.
Hace unos cinco años, Gustavo empezó a estudiar piano con Carmen Baliero. Fueron apenas dos meses de estudio, pero en ese proceso sacó dos conclusiones. La primera: quería hacer con ella una obra a partir del álbum El gusanito en persona, de 1968, una creación de Jorge de la Vega. El famoso artista visual formaba parte del grupo Nueva Figuración, junto a Luis Felipe Noé, Rómulo Macció y Ernesto Deira. Marcaron una época. Entre 1968 y 1970, De la Vega presentaba sus canciones en conciertos, generalmente en galerías de arte o café concerts, muchas veces rodeado de sus pinturas. Aquel mítico disco a cargo de un artista plástico fue revisitado por otros artistas de otros tiempos (desde Leo Maslíah a Francisco Garamona).. "El gusanito va paseando / y en el pastito / va dibujando un dibujito / que es igualito al gusanito. / (...) Y al mismo tiempo se va preguntando / si el mundo entero no es / un dibujito del revés", canta Diego en El Galpón de Guevara. Romero Brest y Manuel Mujica Láinez llegaron a afirmar que la canción "El gusanito" debía ser declarada como el himno de las bellas artes en la Argentina.
La otra conclusión de este rompecabezas (Rompecabezas fue el nombre de una muestra integral que De la Vega presentó en 1970 en una especie de "exposición-concert" que incluía shows periódicos con sus canciones) fue que Carmen Baliero le dijo a Tarrío que debía componer, que no tenía que tocar el piano. Como parte de ese desafío llevado a la escena estrenó Esta canción, elogiada propuesta con aires de los setenta en la que, como ahora, en el piano estaba Pablo Viotti. En este superposición de capas Carmen, creadora musical de múltiples capas, decidió abrir su bitácora y ahí fue cuando apareció su canción homenaje a "El gusanito", que compuso cuando tenía 19 años y ahora forma parte también de Verme Platelminto. En el ensayo de hace un rato, Harold, el títere, fue quien le puso cuerpo a la personal voz de esta exquisita compositora e investigadora. Originalmente la iba a cantar ella, pero no lo hace ahora por prevención.
"Con todos estos elementos nos dieron ganas de armar algo y terminó siendo esto", apunta Tarrío. Y acá están, desplegando el rompecabezas en el escenario de un enorme galpón.
Así como Jorge de la Vega presentó sus multifacética producción apelando a una denominación desconocida para la época, a Verme Platelminto se la puede entender como una obra de teatro musical o, simplemente, como un programa de televisión a cargo de artistas escénicos de enorme transcendencia en el mapa local. "Está bueno acompañar a este momento de incertidumbre con la incertidumbre de la creación. Claramente todo este proceso es un tránsito por la duda, por el no saber cómo puede resultar nuestro encuentro o no saber exáctamente qué hacemos, cómo llamarlo. Más allá de esas cuestiones es volver a elegir cosas que sean interesantes para uno y no hacer un streaming porque sí", apunta Diego Velázquez. Para Tarrío no hay dudas alrededor de la identidad de lo que están ensayando: "Platelminto es un programa de televisión. Es en vivo, es interactivo, se repiten cosas que van cambiando a partir de un material que nos parece hermoso".
En su propio recuerdo rescata los programas que veía cuando era chico: Este es mi mundo, La luna de Canela, los programas de Pipo Pescador que dibujaba en un vidrio o los ciclos de Andrés Percivale o Tato Bores de los domingos a la noche. "Esto es como rescatar algo de esa precariedad y del gesto amoroso televisivo perdido", cree él quien, durante este mes, también copará las pantallas de los domingos a la noche.
Si se entendiera como un programa de televisión habría que reconocer que está cargado de citas, de homenajes. Carmen revista a la producción de Jorge de la Vega. Como sucedía en Esta canción, Harold, el títere, tiene mucho de un personaje de Los Muppets en medio de una atmósfera de esas típicas canciones de protesta de los setenta y cierto aire pop. Y parte de la escenografía es la que rescató Velázquez de Hemos abandonado nuestra carrera de campeones, una obra que montó en 2017, junto a Eugenia Estévez. "También es cierto que tenemos cero producción y que decidimos hacer un programa de televisión con lo que tenemos: las canciones de Carmen como la escenografía de Diego. Yo creo que es todo un delirio y es un delirio que algo así no esté pasando en la televisión pública. No me entra en la cabeza que los teatros públicos no se hayan aliado con la televisión estatal para hacer algo de este estilo, para dar trabajo, para generar contenidos interesantes con artistas escénicos. Hay un divorcio que me cuesta comprender. La escena pública, el Complejo Teatral de Buenos Aires como el Teatro Nacional Cervantes, está contenta con generar situaciones paliativas con sueldos máximos de 60.000 pesos, pero ya llevamos siete meses de parate y se podría hacer algo superador. ", apunta el creador de obras como 3ex, La guiada, Decidí canción y Todo piola.
"Creo que todo esto que estamos armando es fruto de la desesperación. Por eso tiene un tono un tanto infantil como de contención y del mimo que necesita un paciente. En general el teatro se pone paródico frente a la televisión, lo señala como algo que es una mierda; yo me uno amorosamente con todo ese mundo. Y para mí la pantalla y el hecho escénico no son mundos diferenciados, y es lo que sí podemos hacer en estos tiempos -señala el egresado del Enerc que trabajó como camarógrafo, realizador y guionista de televisión desde 1991- La televisión es también el presente. Hay que pensar este momento como un tiempo de laboratorio, un laboratorio de supervivencia ".
En medio de las capas y las citas el ensayo continúa y aparecen pasajes verdaderamente delirantes. Por momentos Maruja Bustamante y Diego Velázquez tienen algo de los conductores de un Cantando en versión naif. En otras escenas estos conductores/cantantes/bailarines encaran un concurso. Una comisión científica y otra de ciencia ficción tuvo la idea de rescatar clonar a un argentino muerto. Entre los candidatos que elegirá el público aparecen Alicia Moreau de Justo, Ricardo Fort, Alejandro Urdapilleta, Romina Yan, Alberto Migré, Alfonsina Storni, Isabel Sarli, Evita, Batato Barea. En otro momento, mientras el gusano sigue su dibujo, aparece la historia de un venado tuerto de Venado Tuerto que dice haber trabajado en una película de Disney y que defiende su derecho a actuar. En otra escena, Velázquez hace su propia versión coreográfica de la película Castillos de hielo, trazando un particular puente entre Iowa y Chacarita.
Este es el tercer ensayo que realizan en El Galpón de Guevara. Aunque se trate de un programa de televisión, hoy no están las tres cámaras. Recién aparecerán para los dos ensayos finales de esta semana hasta que esta fauna, este rompecabezas, despliegue su trazo el domingo, a las 21, en vivo frente a la diversidad de propuestas de falsos streaming que están siendo filmados bajo el protocolo de teatro. No es un dato mejor. "El vivo y el directo de la televisión es lo único en que todo esto se puede asociar con el teatro. Luego, del acto teatral, yo diria que no nos ha quedado casi nada", se ríe Velázquez en el día de su cumpleaños.
"El falso vivo es lo primero que salió como la gran solución, pero es algo antiteatral. Lo específico es el vivo. En El Picadero lo hicimos con El vestido de mamá, apelando al protocolo musical -recuerda el director-. Fue una mezcla de risas y llanto. Pero ya pasó mucho tiempo de eso y es muy raro cómo te parece que te vas acomodando a todo... De todas maneras, creo que hay estar preparados para volver ya. No me habilito a extrañar el encuentro físico. Me parece que hay que ubicarse en lo que podés. Es un momento para no forzar a nadie, para estar pendiente de las necesidad del otro. Es un momento para pensar el futuro".
En eso parecen andar ellos en este mismo momento. Parecen no forzarse, parecen estar pendientes de las necesidades del otro y de lo que pide el mismo gusano en un recorrido cargado de ironías y sutilezas que van dando forma a este rompecabezas que forma parte de otro gran rompecabezas: el del ciclo Total Interferencia, que comienza este viernes. Ya están programados los Axel Krygier, Sol Pereyra, Nico Gentile, Lucio Mantel y Proyecto Gómez, entre otros; una propuesta circense de Proyecto Migra; la obra de danza La verdadera historia de Corina Wilson y Molly Brown, con Cristina Banegas.
Cuando se estableció la cuarentena Maruja Bustamante estaba ensayando Reinas abolladas, que dirige Azul Lombardía, en el Cervantes. Estaban a 20 días del estreno. ¿Cómo se manda al freezer un estreno? "El otro día lo pensaba... Hacíamos de cordobesas y, durante un largo tiempo, me pasé estudiando eso. Ahora no sé en que quedó ese aprendizaje. Quizá me olvidé de todo... Supuestamente, adaptada al distanciamiento, la estrenaríamos a fines de enero; pero no sabemos...", cuenta Bustamante, quien también estaba escribiendo con Mariela Asencio una obra para estrenar en el Celcit. El confinamiento hizo que Velázquez tuviera que "freezar" un trípitico que vivía de una manera muy especial: estaba haciendo El escritor fracasado, donde lo dirigió Marilú Marini; Miedo, con Esteban Meloni; y le faltaba una semana para reestrenar Fantasmatic invocación Stanislavski, que montó Ciro Zorzoli. También tenía previsto grabar la serie Santa Evita. En este tiempo de suspenso estrenó El maestro, película que dirigió Cristina Tamagnini y Julian Dabien por la cual acaba de obtener un premio en el Festival Internacional de Cine de las Alturas, que se realizó en Jujuy.
-¿Qué es lo hace que el cuerpo no se adapte a estos tiempos pandémicos?
M.B: -Se me ocurren tantas cosas... lo más duro es la ansiedad, pero trato de no pensar en el futuro. Reconozco que absolutamente todo me pone un poco nerviosa. El límite me mata.
D.V: -Yo no lo sé... Soy muy amigo de la incertidumbre pero esta incertidumbre general también me angustia. También me angustia tener que transformar cosas que me gustan hacer y que no sé en qué se van a transformar o si es que se van transformar. Y, claro, el contacto con las personas. Desde hace 18 años, tres veces por semana, tomo clases de contact con la coreógrafa Ana Frenkel, te diría que lo que más extraño es el olor a chivo del otro.
M.B: -Ahora mismo salimos de realizar la primera pasada completa y no nos podemos ir a tomar algo. Y es el cumpleaños de Diego, pero casi no lo festejamos...
D.V: -Sí, todo un bajón; pero en el medio sucede Verme Platelminto que te da aire, que da otro marco para poder hacer aparecer algo que no existía.
"El gusanito va paseando y en el pastito va dibujando un dibujito que es igualito al gusanito", dice la canción de Jorge de la Vega. Desde el domingo, el gusanito copará las pantallas que se conecten a la página de El Galpón de Guevara en un streaming en vivo y en directo. Verme Platelminto forma parte del ciclo Total interferencia, que es curado y producido en forma asociativa por Marcos Krivocapich, Racu Sandoval, Paloma Lipovetzky y El Galpón de Guevara. Todos los artistas comparten sus ganancias como una forma de apostar a la coproducción colectiva y que, desde lo curatorial, pone sus fichas a la mezcla de géneros y públicos como una forma, tal vez, de hacer aparecer algo que no existía.
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