Martín Bossi hace la revolución por la igualdad de la mano de Kinky Boots
Allá por 1999, en Inglaterra, una fábrica de zapatos estuvo a punto de cerrar debido a una crisis económica, pero se salvó de la ruina gracias a una idea bastante excéntrica para la época: producir botas de mujer para hombres. Esta sociedad entre el clásico mundo de los trabajadores de la fábrica y las fascinantes drag queens, dio mucho qué hablar (incluso hoy lo haría), pero logró hacerlos ver que -al final de cuentas- no eran tan distintos como pensaban. Sin embargo, ¿quién iba a decir que ese hecho real iba a inspirar a Geoff Deane y Tim Firth para escribir en 2005 la película Kinky Boots? Tampoco era de imaginarse que años después llegaría al teatro en formato musical, con canciones de –nada más y nada menos- Cyndi Lauper y libreto de Harvey Fierstein.
La producción original se estrenó en el Bank of America Theatre de Chicago, en octubre de 2012, con dirección y coreografía de Jerry Mitchell; y, al año siguiente, llegó al Teatro Al Hirschfeld de Broadway. Aunque en sus comienzos no fue muy bien recibida por la crítica teatral, obtuvo 13 nominaciones y 6 victorias en los premios Tony, incluyendo mejor musical , mejor actor por Billy Porter y mejor partitura para Lauper, convirtiéndola en la primera mujer en ganar sola en esa categoría, aún siendo su primera experiencia como compositora de Broadway. Luego de una gira nacional que comenzó en 2014, el musical se mantuvo en cartelera hasta abril del año pasado.
Hoy, cuando casi todos los días se leen noticias sobre identidad de género, deconstrucción del machismo y construcción de una sociedad donde la igualdad sea la base para todo, llega a la cartelera del porteño teatro Astral Kinky Boots para barrer con todos los prejuicios y romper estereotipos.
Todo esto comenzó unos años atrás, cuando Ricky Pashkus vio la obra en Broadway y su cabeza de director ya craneaba la adaptación de la puesta en escena, quién podía encarar tal o cual personaje, cómo podía montar tal escena; sin embargo, la producción que conlleva un musical como éste es bastante alta, por lo que decidió –en ese mismo instante– disfrutar de la obra como cualquier otro espectador y posponer su idea de traerla al país. "Sentí que no era el momento, me parecía una obra muy cara y yo no tenía ni productor, ni nadie en ese entonces. Además no era el momento social", argumenta Pashkus. Al aparecer Florencia Masri en su vida y conformar la productora Rimas, empezaron a tomar forma varias ideas que tenía archivadas. En el caso de Kinky Boots, se dio luego de un viaje a Nueva York que hicieron junto a los productores de Dabope (Pablo Prada, Ezequiel Corbo y Federico Hoppe) y Martín Bossi -quien por aquel entonces era el posible protagonista– para ver el musical y tomar la decisión final. "Ahí decidimos que había que traerla, teníamos el poder adquisitivo para poder hacerlo; así que las piezas del rompecabezas se fueron acomodando para que sea posible tanto por la plata, como por la temática que trata", explica el director.
Kinky aporteñada
Al comprar los derechos de la obra, Pashkus debe cumplir con algunos requisitos de la producción original. En todos los casos, respetar el argumento es lo innegociable, pero lo demás puede adaptarse. Con Kinky Boots, la escenografía, el vestuario, la coreografía y la puesta general son completamente diferentes a la producción de Broadway. Esta versión es de Fernando Mallorens y Federico González del Pino, la adaptación de las letras de las canciones al español las hizo Marcelo Kotliar y la producción es de Rimas y Dabope.
"Creo que es una de las pocas veces que la gente podrá ver Broadway en la calle Corrientes, pero de verdad. No una comedia musical de Broadway, sino Broadway en sí mismo, ni más ni menos. Con un nivel económico de producción elevadísimo para los tiempos que hoy corren, es una inversión enorme. Las coreografías son totalmente diferentes, en la versión original se mueven poco. Además, le dimos un dinamismo distinto, una lectura y una intelectualidad muy porteña", comenta Martín Bossi; a lo que Fernando Dente agrega: "Es una adaptación que está muy trabajada, la obra está más corta, no tiene intervalos, así que está adaptada a nuestro mercado".
¿Quién es quién?
En un principio, cuando le llegó la propuesta, dudó; pero después de ver la obra en Nueva York, dijo que sí al instante. "Hacía 10 años que estaba haciendo teatro en calle Corrientes, pero había un gran problema: me sentía muy cómodo y necesitaba parar y cambiar. Es muy peligroso sentirse cómodo durante mucho tiempo, y Kinky Boots me llega en el momento adecuado para poder cambiar", cuenta Bossi, que se pondrá en la piel de Lola, la drag queen que le salvará la vida a la fábrica con sus diseños de excéntricas botas y, en consecuencia, logrará desestructurar mentes estructuradas.
En el caso de Dente, hubo algunas idas y vueltas, pero lograron coordinar. Cuando surgió la idea de hacer el musical en la Argentina, pensaron inmediatamente en él. "Me encanta la obra, la vi cuatro veces en Nueva York mientras vivía allá y dije que sí, por supuesto; pero cuando se concretó el proyecto y se sumó Martín yo en ese momento no iba a poder estar porque estaba haciendo unas cosas con Disney, pero al final todo se acomodó y ahí pude sumarme. Fue una gran alegría", dice Dente, que se pondrá en la piel de Charlie, el hijo del dueño de la fábrica de la cual deberá hacerse cargo luego de la muerte de su padre; y quien traerá a Lola para salir de la quiebra.
Por su parte, Sofi Morandi pasó por varias instancias de audiciones cerradas. Luego de dos callbacks, la llamaron a una reunión con la producción, Martín y Ricky, donde le hicieron una pequeña broma para contarle que había quedado seleccionada. "Ya había hecho audiciones cerradas cuando estuve en El mago de Oz, pero sentía que éste era un musical de Broadway, era distinta la experiencia", comenta Morandi, que interpretará a Lauren, una empleada de la fábrica "un poco intensa" –según su propia definición- que trabajará codo a codo con Charlie para sacar adelante la empresa.
En cuanto al elenco, Pashkus explica que las audiciones fueron bastante diferentes a las de otras obras, porque este ensamble requería de diferentes necesidades artísticas: "Fue una obra que necesitaba audiciones más largas porque las Drag Queens tenían que ser grandes bailarines, actores y cantantes; y, en cuanto a los operarios no necesitábamos tanto bailarín, sino grandes cantantes y actores, pero también diferentes edades, cuerpos, que tengan una veracidad expresiva de operarios y que la gente que en nuestro país sabe lo que es un operario, no vea a un bailarín". El resto del elenco está integrado por Gustavo Monje, Laura Montini, Lucre Orlando, Mariel Percossi, Mariano Magnífico, Pedro Velázquez, Walter Canella, Eugenia Gil Rodriguez, Nacho Mintz, Matías Prieto Peccia, Florencia Anca, Mario Angelomé, Évelyn Basile, Menelik Cambiaso, Fer Ibarra, Clara Lanzani, Nico Arosa, Nicolás Serraiti, Sofia Val, Bruno Coccia, Nicolás Di Pace y Nicolás Villalba.
En la metodología Pashkus el primer paso es leer el libreto, que todos entiendan qué sucede en la escena, cómo se cuenta la historia a través de la palabra y su entonación. Luego no adjetivar a los personajes, ir descubriéndolos en el camino. Y finalmente: interrumpir. "Yo voy interrumpiendo como un desgraciado, me odian –dice entre risas– y después de que interrumpí, la obra se transforma en puesta; ahí ya interrumpo un poquito menos y después nunca más, es de ellos. Es un proceso creativo que yo lo llamo ‘pintar un cuadro’. Creo que es la mirada de un coreógrafo sobre las escenas, marco la coreo, la habito, pero después la suelto. Cuando ya estamos en funciones solo corrijo cuando en algún momento noto que dejan de contar el cuento, sino no corrijo nada", argumenta el director.
Los ensayos comenzaron a principios de diciembre y son siete horas diarias de lunes a sábados, en una sala equipada con parte de la escenografía original que utilizarán en el teatro. Y, además de firmar horario de entrada y salida, los viernes tienen "Dog and pony" que es una pasada general de la obra para toda la producción, incluyendo el área de vestuario, maquillaje y otras cuestiones técnicas. "Todos los que son parte de la producción, que son como 40, se sientan a ver lo que hicimos esa semana. Está bueno porque tenemos como una suerte de público con el que vamos probando si se ríen o no, si es por ahí o no", explica Morandi.
En cuanto a la preparación de cada uno, es completamente diferente por las necesidades que cada personaje requiere; pero si hay algo en lo que todos coincidieron es que la mejor manera de estar preparado para afrontar este desafío es estudiando. Para Dente es un rol muy demandante porque está prácticamente el 95% de la obra en escena, ya que de alguna manera es el que va llevando la historia, es el hilo. "Tuve mucha preparación porque es muy exigente vocalmente, tiene canciones muy hermosas de un estilo rock-pop y es una manera de cantar bastante visceral, con cierta sangre; así que estoy hace varios meses entrenándome para hacerlo de una manera saludable y que pueda resistir toda el running", cuenta Dente. Es que la gente del musical suele hablar con muchas palabras en inglés.
Bossi lleva nueve meses de preparación para construir a Lola, no sólo en la búsqueda del look, sino también en la adaptación al taco y en clases de canto y baile. "El teatro musical maneja un código completamente distinto, por eso me fui a estudiar un mes y medio a Nueva York y me consiguieron los mejores profesores de comedia musical, de canto, incluso un especialista en femme style para que me ayude con el manejo de los tacos. Además tuve que bajar 4 cm de cintura para moldearme más y marcar los brazos. Fue un trabajo muy duro", comenta. La parte fácil del proceso fue el maquillaje. Acostumbrado a ponerse máscaras de látex, lentes de contactos y cambiar el color de pelo en 30 segundos; para Bossi, Lola es "un caramelo" porque es sólo maquillaje sobre su cara y una peluca. "Yo siento que me parezco a Lola porque a esa mujer yo la vi, la construí viendo drag queens, mujeres latinas. Me fijé mucho en Beyoncé, en su forma de pararse y de moverse. Tengo el cuerpo, la cabeza y el alma preparados para ser lo que quiero ser, porque el teatro se trata de eso: ser o no ser... yo puedo ser y sentirlo, pero tengo que hacer buenas elecciones, y con Lola fui eligiendo", confiesa.
Tuve que bajar 4 cm de cintura para moldearme más y marcar los brazos. Fue un trabajo muy duro
"Ningún musical que haya visto habla de estos temas y, además, todos juntos: la crisis económica, la identidad de género, el mandato de un padre, pero sobre todo con la alegría que los tratan… tiene cero solemnidad. No es casual que Fierstein y Lauper hayan escrito esto, no creo que siempre hayan sido aceptados porque son personas que entendieron muy bien el tema de la obra", dice Pashkus, quien viene de dirigir una elogiada versión de Chorus Line.
Para Bossi, este musical se define con la palabra deconstrucción, porque todo lo que se vive en el musical es "la deconstrucción misma"; para Dente es corazón, porque "habla de lo más entrañable que tenemos todos como humanidad que es la identidad, es ser quien uno es y eso está arraigado y ligado 100% con el corazón; para Morandi es "ser", como quieras y donde sea, sin ningún prejuicio; y para Pashkus es "un viaje", por todo lo que implicó para él concretar esta obra y por el profundo mensaje que intentan dar al público. Sin lugar a dudas, la percepción de cada espectador será diferente, pero si de algo están seguros los integrantes de Kinky Boots es que todos van a salir del teatro con un cambio de percepción del otro, más empáticos y menos indiferentes. Claramente necesitamos una sociedad mucho más "kinky" y menos prejuiciosa.
PARA AGENDAR
Kinky boots. Dirigida por Ricky Pashkus De miércoles a viernes, a las 21; sábados, a las 20.30 y a las 23; y domingos, a las 20.30. Teatro Astral, Corrientes 1639.
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