Inspirado en el Dante Alighieri, por estos días sube a escena con una comedia musical que describe un viaje desde el Paraíso de La divina lengua hasta el Infierno de los malhablados, donde encarna a la mismísima Real Academia Española personificada en una drag queen
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Ganador de Premios Hugo y Carlos a sus interpretaciones, Mariano Magnifico (sin tilde) se ha destacado en la escena teatral argentina como actor, cantante, y bailarín. Lo que muchos desconocen es que, además, es licenciado en lengua y literatura egresado de la Universidad de Buenos Aires, y que acaba de sacar un libro del cual se hizo un espectáculo: La divina lengua.
Acompañado por Ernesto Biasotti en piano, la obra, que el próximo 22 de junio se presentará en El Picadero, es un proyecto multimedial donde, por primera vez, Magnifico despliega en escena sus capacidades como licenciado en lengua y literatura a través de una reivindicación de la palabra. Desde el stand-up, el teatro musical, el music-hall, el varieté hasta la charla Ted, se trata de una comedia en un sentido amplio, entendida como un mapa gigante de la propia condición humana que busca ir a los límites de la palabra, a los límites de lo cómodo.
Al igual que hizo Dante Alighieri, la obra describe el viaje de Magnifico desde el Paraíso de La divina lengua hasta el Infierno de los malhablados. Unidos por un hilo autobiográfico, el espectáculo se compone por una serie de cuadros y números musicales que recorren distintos espacios en los que la lengua está en juego, como la infancia, la escuela, las redes sociales. En ese recorrido, aparecen personajes como el Padre Gracias, la seño Rita, Norma la directora, Evaristo el guapo, Emiliano el guacho y la mismísima Real Academia Española, personificada en una drag queen.
La polimatía de Magnifico
Si bien a muchos creen que su apellido es ficticio, casi teatral, artístico, Magnifico es su apellido real. Nacido en Ramos Mejía, en el seno de una familia docente de clase media de origen italiano, y luego de graduarse de la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires estudió la maestría en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural en la Universidad de San Martín (IDAES-UNSAM). También se graduó de la Tecnicatura en Música con orientación en Canto en el conservatorio Manuel de Falla, y por estos días está completando su Licenciatura en Filosofía (UBA).
“La polimatía siempre fue algo que me interesó. Siempre admiré, por ejemplo, a los humanistas, que escribían un tratado de pintura y otro de astronomía al mismo nivel de especificidad. De todas formas, creo que lo que yo hago básicamente es trabajar con el artificio, con la ficción en sus múltiples formas”, apunta el artista.
Y suma: “Soy artista, hago obras, escribo, concibo personajes, les pongo palabra y cuerpo. Creo que el arte nos trae al mundo otro mundo posible, el de la ficción, y esa búsqueda me interesa. Me es un tanto difícil concebir la música o la danza por fuera de una narración. A su vez, tengo una fuerte preocupación por hacer algo significativo y comunicable. Por eso también me dediqué siempre a la enseñanza y, en especial, a la enseñanza de la palabra como un valor”, señala el talentoso artista que, en este último tiempo, coprotagonizó Así vuelvo (2022) de Aníbal Pachano, recibió el Premio Carlos a “Revelación de la temporada” y fue nominado al Premio Hugo como “Mejor Actor de Music Hall”.
Por lo pronto, su presente está atravesado por La divina lengua, un proyecto amplio que comenzó con la publicación del libro homónimo editado por Galerna, y que conlleva el espectáculo teatral y la publicación de sus canciones en Spotify, mientras trabaja en un Podcast donde la palabra, el lenguaje y la cultura también son protagonistas, además de generar contenidos para sus redes sociales.
“La propuesta vino por parte de Carolina di Bella, editora de Galerna. Tenía ganas de hacer ‘un libro similar a lo que hacía en Instagram’, una serie de videos humorísticos bajo el eslogan #hablabienforro para tomar conciencia de la importancia de las palabras, las normas, la escritura. Enseguida nos pusimos a pensar, y surgió esta idea de hacer una ‘Divina comedia invertida’ al modo del viaje dantesco. Casi por sorpresa, hice un viaje a Italia por seis meses donde escribí todo el libro. Un libro que alude al Dante hecho en la tierra del Dante. Así que, de cierto modo, además de ser una reflexión sobre la lengua, la ortografía, la palabra, etcétera, es un libro sobre mi propia experiencia en un lugar en el que yo no podía hablar la lengua, en el que yo hablaba mal”, sigue Magnífico que, por si fuera poco, paralelamente trabaja para el teatro San Martín en una obra sobre Quinquela Martín.
Ya añade: “El lenguaje es lo más inherentemente humano que tenemos. Y no existe palabra que “se la lleve el viento”. Al contrario, cada palabra dicha o no dicha es un acto que mueve el curso del mundo. No es lo mismo decir “sí” o decir “no” (¡puede cambiar muchas cosas!). Ni te digo un “sí, acepto” o “sí, quiero”. En la medida en que nos volvamos conscientes de la lengua y del uso que le damos en la oralidad y la escritura, es el gran paso a la libertad. La lengua es un elemento de unión o de común-unión. Hablamos como nos hablaron, hablamos como hablan nuestros vínculos, nuestra cultura, nuestro sistema ideológico. Entonces, acercarnos a esa lengua es fundamental y, diría, urgente”, reflexiona.
La lengua como estandarte de orgullo
Mariano Magnífico debutó en El club del hit de los hermanos Alejandro y Matías Ibarra, en 2013. Más tarde volvió a trabajar con los Ibarra en el varieté La logia del Pochoclo y Teresita: una vida de mierda, por la que ganó un Premio Hugo como mejor actor. También interpretó a Fosse en El gran final de Julio Panno, papel que le otorgaría otro Premio Hugo. También trabajó en obras de teatro comercial como Esperanza mía, en el Teatro Ópera, junto a Lali Espósito; y fue una de las drag-queens de Kinky Boots en el Teatro Astral, con dirección de Ricky Pashkus y protagónico de Martín Bossi. Además, participó en diferentes espectáculos infantiles y condujo las ceremonias de apertura y cierre de los Juegos Olímpicos de la Juventud (YOG), en 2018.
Pero volvamos a la obra: ¿De qué manera la lengua que usamos habla de quiénes somos? “Usar una ‘porción’ de lengua (porque sería imposible usar el sistema completo) nos obliga a posicionarnos en el mundo. Cada uno habla de una forma muy particular, y esa particularidad (ese ‘hablar como se nos canta’) da cuenta del universo concentrado que somos: nuestra clase social, nuestra formación académica, nuestros gustos, nuestra historia familiar, nuestras lecturas, nuestra música, nuestra cultura. ¿Cuántas veces nos pasa que decimos ‘Uy, esa frase es de mi viejo’ o ‘Ya estoy hablando como mi amiga X’? Por eso, la lengua siempre debe ser llevada como estandarte de orgullo, porque nunca puede reprimirse ni prohibirse un signo que dé cuenta tan íntimamente de quiénes somos, ¿no?”, plantea Magnifico.
¿De qué manera la lengua da cuenta de nuestra intimidad más profunda? “Lo íntimo es, en algún punto, lo conocido por cada uno y no por los ojos de todos. Con la lengua, esa personalidad silenciosa se nos escapa. Por eso, abrevo a una mirada más amorosa sobre la lengua, que no nos castigue por decir ‘Voy adonde mamá' sino que comprenda que esa frase da cuenta de todo un mundo íntimo debajo y que en ese momento se está haciendo evidente en la realidad, así, con su vulnerabilidad”, señala Magnífico.
Y concluye: “Vamos por seguir con La divina lengua hasta que se nos canse. Y voy a protagonizar una película, pero todavía no me convocó nadie”.
PARA AGENDAR
La divina lengua. Libro, letras y actuación: Mariano Magnifico
Piano y arreglos: Ernesto Biasotti. Jueves 22 de junio, a las 22, en El Picadero, Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857. Entradas, 4200 pesos (por Plateanet o en la boletería del teatro). Más info: www.marianomagnifico.com
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