Marguerite Moreno: viejita pícara
En 1905 moría en París Marcel Schwob, un escritor admirable a quien Borges reconoce como el inspirador de su Historia universal de la infamia . Nacido en 1867, Schwob es uno de los mejores prosistas en lengua francesa, autor, entre otros títulos memorables, de Vidas imaginarias (el que inspiró a Borges), El libro de Monelle, La cruzada de los niños, El rey de la máscara de oro . Desde 1895, vivía Schwob (nacido en 1867) con la que sería la mujer de su vida, la célebre actriz Marguerite Moreno, a quien Ricardo Baeza, traductor insigne de Vidas imaginarias , describe así en su nota preliminar a la edición de Emecé, de 1944: "[ ] actriz de la Comédie Française, famosa por su arte inteligente y personal, su exótica belleza y su voz admirable". Cortés, no menciona Baeza la importante nariz de la Moreno, que sin duda otorgaba carácter a un rostro difícil de olvidar. Tal vez mis contemporáneos la recuerden en Las siete perlas de la corona , el film de Sacha Guitry, de 1937, en el que interpretaba a la emperatriz Eugenia en la ancianidad (fue una de esas actrices destinadas, como nuestra Milagros de la Vega, a hacer siempre de mujer mayor). Parece ser que Schwob "la amó enseguida con una pasión absoluta, siguiéndola a todas partes; lloraba escuchándola decir versos y todo en ella le parecía maravilloso".
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La "voz admirable" resonaría en Buenos Aires. Apenas muerto Schwob, Marguerite se embarcó con una compañía de teatro en una gira por estas tierras. La legendaria y efectiva riqueza de la Argentina, a comienzos del siglo XX, era un imán para los elencos europeos (italianos, españoles, franceses), que regresaban a sus lares cargados de oro. Los actores franceses eran particularmente apreciados por el público porteño: París es el indudable modelo platónico de Buenos Aires. Resolvió la Moreno quedarse aquí, donde encontró una veta rendidora: dar clases de dicción y declamación francesas a "damas y niñas de nuestra sociedad", como se decía entonces. Una de sus discípulas fue Victoria Ocampo, quien nunca olvidó a su maestra ilustre.
Sabido es que la más profunda vocación de Victoria fue el teatro. Así lo declara en su autobiografía, en la que también consigna la imposibilidad de concretar ese anhelo en su tiempo y en su medio. Para no provocar en sus padres un disgusto de consecuencias imprevisibles, se resignó a recibir lecciones de Marguerite Moreno. Se convino en que las clases se darían en casa de los Ocampo, cada quince días y en presencia de una persona de la familia, encargada de velar por la moral y las buenas costumbres. "Con estas francesas tan liberales, nunca se sabe", deben de haberse dicho aquellas señoras porteñas de entonces, tan severas.
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La discípula aprovechó con ventaja las lecciones. Victoria supo decir el verso francés con dicción ejemplar y honda expresividad. Hasta ciertos trémolos de su voz, característicos de la elocución de su familia, convenían a las múltiples inflexiones de la lengua francesa: mi amiga Gloria Alcorta, experta también en ese idioma (nació en Francia, de padres argentinos), me informa que en él hay catorce entonaciones distintas para la letra "a".
Moreno permaneció en la Argentina hasta 1913. De vuelta en su patria, siguió actuando con éxito creciente, en teatro y también en el cine. En un film de los años treinta, Detrás de la fachada , hacía el papel de una vieja celestina que defendía su actividad con orgullo: era su noble tarea la de facilitar "los placeres que la naturaleza nos procura". Lo decía con tal gracia, con un destello malicioso en la mirada y enarbolando la famosa nariz, que resultaba una delicia.
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Maestra y discípula mantuvieron siempre correspondencia, y en cada ida a París Victoria visitaba a Marguerite. La última vez fue en 1946, el primer viaje de Ocampo a Europa después de la guerra. En uno de sus "Testimonios", la fundadora de Sur lo evoca conmovida y aparece en una fotografía, retratada junto a la gran actriz, que ya era vieja de veras y lo parecía más aún, en la caracterización impresionante de Aurelia, La loca de Chaillot, de Giraudoux, que acababa de estrenar.
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