“Malicho” Vaca Valenzuela, el creador chileno vuelve al FIBA para presentar un potente trabajo
Reminiscencia fue una de las obras de streaming en vivo más elogiadas del festival anterior; ahora regresa para hacer funciones con público presencial como forma de romper su propio aislamiento
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Mauro “Malicho” Vaca Valenzuela es un cineasta, director teatral y actor chileno. Es el que, el año pasado, en el contexto de aquella edición del FIBA determinada a fuego por las experiencias en streaming en vivo presentó Reminiscencia, para muchos (en ese listado hay que incluir a quien escribe estas líneas) la mejor propuesta del festival del año pasado (es cierto que tampoco hubo tantas propuestas extranjeras de peso). Desde su casa ubicada en el barrio de Bellavista, Santiago, y a través de Zoom entabla un viaje por su poético y político por su historia personal, familiar y sobre los hechos más determinantes de las revueltas sociales en Chile, Apelando al archivo fotográfico personal, cámara en vivo y el Google Earth, generaba el efecto mágico de tomarle la mano al espectador ubicado del otro lado de la pantalla y llevarlo a pasear por la casa vecina de sus abuelos, un hospital abandonado, por una placas desparramadas por su ciudad y por las marcas de tensión social silenciadas por el poder político en un “un collage de memoria colectiva” abrumador, emotivo y de extrema lucidez. Todo lo hacía desde su casa valiéndose de tecnología casera. El efecto era envolvente, cuestionador, romántico, militante y de una extrema contundencia en el aquí, en el ahora.
En este otro aquí y ahora, Malicho está en un bar de Palermo dialogando con LA NACION. En esta oportunidad, del viernes al domingo hará una versión presencial de Reminiscencia y es uno de los actores de Granada, una propuesta de Paula Aros Gho. Había venido a Buenos Aires ya en dos oportunidades. La primera fue para una propuesta escénica para un único espectador que tuvo lugar en el Abasto. La segunda, con su madre en plan de vacaciones. Eso fue justo antes de la pandemia. Es más, se subieron en el último vuelo que partió hacia Santiago de Chile. “Llegamos y comenzó la cuarentena al tiro”, cuenta él. El período de estar guardado comenzó el mismo día de su llegada, el 16 de marzo. Por el lugar en donde vive en Santiago, la cuarentena duro hasta octubre. Pero la primavera duró poco porque, cercano a las Fiestas, hubo que encerrarse otra vez hasta hace muy poco. A esta realidad hay que sumar un tema no menor; el toque de queda establecido por el Gobierno a raíz del estallido social antes de comenzara la etapa pandémica.
Malicho tiene 34 años, la misma edad del futuro presidente chileno: Gabriel Boric, el candidato de izquierda que ganó el ballotage en diciembre. Ambos fueron compañeros en la universidad y vecinos hasta hace poco. “Su llegada a la Presidencia es un hecho esperanzador, pero también vertiginoso tanto cultural como políticamente. Necesitamos darle sustentabilidad a este nuevo Gobierno desde todas las áreas”, apunta el artista chileno comprometido con su tiempo que estudió actuación y, luego, cine. En Reminiscencia tanto el teatro como el cine se articulan a la perfección. “Lo audiovisual abre la posibilidad a otros artistas de encontrarse con otras narrativas, otros lugares de un país tan alejado, tan dividido. Yo creo que los artistas chilenos buscan en lo audiovisual una salida”, reflexiona.
Una salida que, en tiempos pandémicos, se convirtió casi en la única salida de la que él no fue la excepción. “Muchos artistas buscamos la forma de trabajar en algo que nos movilizara desde la precariedad. Pasó en todo el mundo, lo sé; pero tienes que recordar que nosotros estábamos en medio de un estallido social muy violento que hasta nos llevó a pensar si debíamos estar preparados a disparar. Ahora que lo pienso digo, ‘¡guau!, hasta dónde llegamos como país’”, apunta casi asombrado por lo que dice. De ese proceso de tensión política, reclamos, represión, violencia estatal, también se hace cargo Reminiscencia apelando a imágenes de esa Santiago amurallada, vigilada.
Sobre la génesis de esta propuesta elegida por el Círculo de críticos de arte de Chile como la mejor obra de teatro on line, cuenta: “Lo que me movilizó a esta obra fue mi propio resentimiento. Veníamos de cambio social ante el cual nuestros actores y directores referentes mayores no se sumaron, seguían con la estructura jerárquica”, comenta. Lo primero que hizo fue ir acumulando información sobre unas placas desparramadas por la ciudad, sobre sus mensajes escondidos. Lo publicó en Instagram una noche a las 2 de la mañana y le respondió un profesor de folklore argentino de la Universidad Nacional de las Artes que se interesó por su proceso de trabajo. Le mostró esos ocho minutos que tenía sin ninguna intención. “En verdad, yo no estaba para hacer una obra, no estaba buscando estrenar algo. Estaba buscando un camino narrativo, una estética”, se sincera.
Así fue como comenzó a hacer funciones privadas, siempre por Zoom, de esos ocho minutos a cambio de tener una devolución, una opinión. Cuando ya llevaba unas 40 funciones se fue armando una red de público que fue desplegando sus formas como algo subterráneo, casi clandestino, como de un dealer artístico. Se atrevió a escribir a gente que admira del mundo, sin pudor, buscando ampliar su mundo de la habitación de su casa en una Santiago en modo cuarentena. En esa deriva, decidió presentar Reminiscencia en momentos claves de la política chilena a sabiendas que la obra la obra estaba, está en constante proceso. Sin pretender usar tecnología de punta ni nada de eso, su único deseo era “contar algo honestamente”. Lo logró.
En ese recorrido llegó a Federico Irazábal, director artístico del FIBA, quien lo programó el año pasado. Durante estos 12 meses, su obra se presentó en diversos encuentros internacionales. También en uno que tuvo lugar en La Plata organizado por el bailarín y coreógrafo Iván Haidar. Con el dinero ganado en este lapso reconstruyó la casa de veraneo de sus abuelos. Le pareció un acto de justicia. ”Mi inspiración nace de mis ancestros, de dos viejos analfabetos que me criaron en Santiago”. Ese trabajo de reconstrucción de la casa de los abuelos en el norte de Chile y de ciertas tensiones con una petrolera por el modo que usa unas tierras de valor patrimonial vecina será otro trabajo que, todavía, no tiene nombre.
En esto de las permanentes mutaciones, Reminiscencia tendrá por primera vez su función con público en vivo. “Nunca nadie me ha visto digitar las cosas, de estar cerca mío. En general, estoy con mi computadora solo”, apunta con un dejo de nerviosismo. El cambio lo perturba. “En el inicio de todo esto terminaba la función, yo agradecía y cerraba el Zoom para que la gente se quedara frente a su propia pantalla, sus propios recuerdos, su propio archivo. Al tiempo me empezó a generar cierto vacío, cierta angustia eso de cerrar todo y quedarme solo en casa. Entonces, comenzaron los conservatorios. Yo enlazo todo esto con mi abuelo, que está perdido, y con mi abuela, que anda en su mundo. Lo vinculo con la vida del adulto mayor en Chile que fue uno de los motivos de la revuelta social por la cantidad de gente de edad que se suicidaba porque no sabían qué hacer. Recuerda siempre que veníamos de toque de queda, que la noche no existía. Por eso ahora acá, en Buenos Aires, circulando por la calle sin mascarilla, tomando algo a la noche es para mi como un pasado, es recordar que lo que hacíamos”, cuenta este presente con los ojos iluminados.
De aquellas funciones de Reminiscencias de hace a un año a la del viernes se hará cargo del tiempo transcurrido. La de su propia historia de vida como la transformación de la Plaza de la Dignidad, epicentro de los reclamos políticos de la ciudad. El viernes se conectará con las cámaras urbanas para mostrar lo que sucede allí. Sabe que él mismo podría haber sido uno de los presos de aquellos tiempos, o uno de los tantos manifestantes que perdieron la vista durante la represión. De todo esto Mauro “Malicho” Vaca Valenzuela es consciente y en todos esos territorios en conflicto sienta la base de su potente propuesta.
Para agendar
Reminiscencia
Funciones: el viernes, sábado y domingo, en El Método Kairós, El Salvador 4530, y de manera virtual mediante la página del FIBA
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