Luciano Castro, Gonzalo Heredia y Luciano Cáceres: cómo reconocer los cuerpos de sus parejas con los ojos vendados
Vienen de protagonizar dos de los programas más exitosos de 2019. Gonzalo Heredia y Luciano Cáceres fueron galán y antagonista en Argentina, tierra de amor y venganza, y Luciano Castro, uno de los referentes masculinos en Pequeña Victoria. Con ese background a su favor saldrán a probar suerte este verano en teatro con la obra Desnudos, basada en la película alemana del mismo nombre, de Doris Dörrie (¿Soy linda?, Nadie me quiere), sobre tres parejas que, luego de darse cuenta de lo poco que saben sobre las personas con las que conviven, se desafían a reconocer el cuerpo de sus partenaires con los ojos vendados. En el proyecto, que llegará el viernes 20 a la sala Neptuno de Mar del Plata, los acompañarán Brenda Gandini y Sabrina Rojas (parejas, respectivamente, de Heredia y Castro en la vida real) y Mercedes Scapola. Todos dirigidos por el prestigioso Alejandro Maci (En terapia, en TV; Los que aman, odian, en cine).
Si bien la película, y al parecer la versión teatral de Maci y Esther Feldman, se adentran en los variados conflictos de la generación X (que abarca a los que tienen entre 35 a 45 años), con un mayor o menor grado de profundidad a criterio de quien lo juzgue, es indudable que la escena pivote del espectáculo será la de los desnudos, que en el filme original son frontales. Pero según se desprende de la siguiente entrevista de La Nación con los actores, no es lo fundamental. "Esta es una comedia ácida y filosa", define Cáceres; "pero no una de puertas que se abren y se cierran, un vodevil, y tampoco habrá chistes mirando al público", agrega Castro. "El público podrá venir a vernos desnudos, pero se encontrará con una obra muy interesante, que los hará reflexionar, eso es lo verdaderamente importante", concluye Heredia.
-¿Cómo surgió el proyecto?
Gonzalo Heredia: -El proyecto empezó cuando nos llamó Javier Faroni (el productor) a Luciano Castro y a mí para hacer temporada teatral con una obra, un elenco y un director a elección nuestra. Al principio hubo un poco de resistencia porque ya no somos solos, estamos con familias a cuestas, esposa, hijos y demás. Luego él nos empezó a mandar diferentes obras hasta que yo recordé que hace como 10 años tuvimos un acercamiento con Alejandro Maci para hacer una obra llamada Desnudos. Entonces me contacté con él, le pregunté si aún tenía los derechos y le pedí volver a leerla. Y así se fue dando todo.
-¿Qué fue lo que más les interesó de la obra?
Heredia: -Que es un texto de vínculos. Ahora está de moda este tipo de textos, sobre parejas y amigos que se juntan, como la obra que hice el año pasado (Perfectos desconocidos). Así que creímos que este era el momento justo para hacerla. Y ahí surgió la idea de sumar a nuestras mujeres, Sabrina y Brenda, como para hacer algo más familiar, y los nombres del resto del elenco. Lo importante de todo esto es que es la primera vez que se hará la versión teatral de la película. Así que es un texto inédito, teatralmente hablando, y un estreno para Mar del Plata, una plaza con mucha oferta teatral pero pocos estrenos. Eso nos pareció muy tentador, junto con el tema que trata la obra. Lo bueno y diferente es que se trata de un texto artístico que, a la vez, tiene un gancho popular: la premisa de si podrías reconocer a tu pareja con los ojos vendados al simple tacto. Nos pareció que la obra reunía una serie de cualidades apropiadas para este momento.
-La historia gira alrededor de tres parejas: una que se acaba de separar, una que está en eso y otra que, aparentemente, no tiene problemas. ¿Cuál de esas parejas integra cada uno?
Luciano Cáceres: -La que se acaba de separar la integran Gonzalo con Mercedes Scapola, los otros dos están casados con sus particularidades de la vida en pareja, a mí me toca estar en pareja con Sabrina y a Luciano con Brenda.
-O sea que ni Castro ni Heredia comparten parejas sobre el escenario con sus mujeres en la vida real.
Luciano Castro: -Tal cual. Esa fue una idea del director.
Cáceres: -Para completar lo que decía Gonzalo…si bien la temática de las parejas se viene tratando, creo que centrarlo en este juego de si uno reconocería o no a su pareja con los ojos vendados hace la diferencia, porque habla de eso: de poner al desnudo sus intimidades y sus miedos, las frustraciones y lo que son los vínculos sociales de este pequeño núcleo, estas tres parejas que van a generar en la platea identificación o al menos reconocimiento; si los espectadores no se sienten identificados, por lo menos, van a decir: ah, estos son mis primos o estos son mis amigos.
-¿Vieron la película?
Heredia: -No, y en estas instancias no queremos verla. Vimos un trailer y nada más.
-Asi que no podrán responder cuánto se asemeja o distancia la obra de la película, ¿no?
Heredia: -Tengo entendido que la versión de Maci y Esther Feldman parte de la premisa central de la película, el núcleo de la historia, pero aborda todo de otra manera. Y es entendible: porque nosotros, los argentinos, tenemos una idiosincrasia muy distinta a la de los europeos. Así que había que abordar sí o sí de otra forma lo que una artista alemana concibió para el público de su país, obviamente muy distinto al nuestro. Tenemos otra cabeza, somos mucho más viscerales. A partir de eso el desnudo representa otra cosa.
-La película tiene una clara mirada femenina sobre la relación de las parejas, y de hecho fue dirigida por una mujer. ¿Están de acuerdo con esa mirada? ¿La obra la mantiene?
Cáceres: -Si bien no vimos la película sabemos que todo el cine de Doris Dörrie es así, y en mi caso particular me gusta mucho. Pero creo que la versión de Feldman y Maci es bastante más abarcadora. Más allá de reflejar el cambio de paradigma que impulsan las mujeres en todo el mundo, se aborda la temática de la gente de 40 que transita distintos momentos económicos y diversas situaciones de pareja, aún sin hijos.
-Más allá de amor y sexo, la obra habla de los conflictos en general de la generación X. ¿Ustedes se sienten representados por los problemas de esa generación (sensación de vacío general, frustraciones económicas, exigencias de éxito desmedidas y problemas de género)?¿En qué específicamente?
Heredia: -La obra hace foco también en todo eso. Se habla mucho de la burguesía, de las clases sociales, de los que tienen menos y los que tienen más, de los nuevos ricos. Nosotros nos sentimos cercanos a todo eso, claro.
Cáceres: -Es muy interesante lo que ocurre en la pieza con la presentación de las parejas. Eso marca el tono de todo. La obra se divide en nueve escenas: tres de cada pareja, tres grupales y luego otras tres de cada una de las parejas. Y ya en la primera escena, en vez de presentarse la pareja en cuestión, está presentando a las otras: todo el tiempo ponemos la excusa de hablar de los otros, de lo mal que están, de todo lo que les sucede, para no hablar de lo realmente importante, de lo que nos pasa a nosotros. La exposición en lo social de ese caretaje, esa hipocresía o como lo quieras llamar se va empezando a comer la cola hasta que surge la idea del juego de intentar reconocer a tu pareja con los ojos vendados. Este juego genera una grieta, una hendidura enorme en la que todos se sienten obligados a verse y a reconocer al otro en toda su magnitud. Ahí empieza el mea culpa y descubren qué es lo importante, porque hasta ahí todos estaban detrás de una zanahoria, y encima la zanahoria que yo quiero la tiene el otro.
-¿Cómo definen a cada uno de sus personajes?
Castro: -Mi personaje es Federico y está todo el tiempo esperando un golpe de suerte que nunca le llega y eso lo frustra. Su amigo Julián (que interpreta Cáceres) sí lo tuvo y entonces le da trabajo, dinero y todos los aumentos que pide; entonces Federico se convierte en un obsecuente. Es también amigo de Martín (que encarna Heredia), al que le pide, de manera pusilánime, que trate muy bien a Julián, que le conteste los mensajes, que le diga a todo que sí. En definitiva Julián pretende lograr lo que quiso pero no pudo, o lo que la sociedad le impone.
Cáceres: -Básicamente los tres fueron compañeros en la secundaria y siguen con un vínculo en el tiempo, que los reúne para jugar a la pelota cada tanto. Los tres venimos del mismo lugar, pero un golpe de suerte puso a mi personaje, Julián, sobre los demás. Y él está muy pendiente de qué gastar y en qué, un nuevo rico, y se olvida de lo esencial. No reconoce ni las transformaciones físicas que está sufriendo su mujer, ocupado todo el tiempo de su celular, de la Bolsa y de hacer negocios. Pero está llegando a los 40 y no tiene hijos, como si viviera una adolescencia prolongada, y ahí algo empieza a pedir pista…
-En la película los actores protagonizan escenas con desnudos completos. ¿Y en la obra?
Heredia: -Ah... tenemos preparado algo re lindo…(risas). Tenemos una puesta de luces de Gonzalo Córdova, una escenografía de Mariana Tirantte… Habrá mucha contención artística, ¿y el desnudo? Va a suceder…
-Seamos un poco más claros. ¿Ustedes se van a desnudar o no?
Castro: -Sí, y este es un sí rotundo. Sin vueltas.
Heredia: -Pero nos gustaría que la gente no venga a ver la obra sólo por el desnudo. No quiero que piensen que esta es la obra donde los actores se ponen en bolas. En esta obra se desnudan otras cosas más importantes, es algo más poético.
-¿Ya han ensayado esa escena? ¿Cómo se sienten?
Heredia: -Hoy acabamos de pasar por esa escena… Uno primero necesita construir un buen grupo para que haya confianza y después, a partir de ahí, empezás a hacer lo que haya que hacer. Así que aquí no hubo ninguna escena temida.
-Hablando de escenas con desnudos, recientemente Nicolás Cabré pidió ser reemplazado por un doble en la serie Tu parte del trato. ¿Ustedes harían lo mismo o no tienen problema con la exhibición de su cuerpo?
Heredia: -Son decisiones…
Cáceres: -A mí nunca me dieron esa opción.
Castro: -La verdad es que mí nunca me generaron un inconveniente personal ese tipo de escenas.
Heredia: -Las escenas sexuales o eróticas son las más hinchapelotas de hacer porque son las más técnicas; además, hay que romper con los pudores. Aquí, en esta obra, también pasó eso, hubo que atravesar situaciones pudorosas; por eso tuvimos que construir la confianza y la contención necesaria para poder abordar este tipo de escenas.
-Es obvio que las reglas han cambiado en los últimos tiempos para las mujeres en general y las actrices en particular. ¿Ustedes son conscientes de eso? ¿Cómo manejan ahora las escenas que incluyen intimidad con sus compañeras de elenco, tanto en televisión como en el cine y el teatro? ¿De una manera distinta?
Cáceres: -Yo siempre me manejé igual.
Castro: -Yo siempre las manejé igual. Sobre todo en televisión, donde más escenas sexuales he transitado, y siempre la derecha la tuvo la mujer por una cuestión obvia. Yo puedo estar en cuero y no se me ve nada, a la mujer en cambio se le ven los pechos. Las mujeres tienen más cuidados y por eso son las que más hablan antes con el director, y yo me amoldo a eso. Yo siempre lo manejé igual, no ahora porque estemos en un cambio, para nada. Siempre fue así porque me enseñaron a trabajar de esa forma.
Heredia: -También pasa algo: si en este momento, en el que culturalmente estamos intentado tener un cambio, y en el que está en auge el feminismo, si ahora empezás a cuidarte de otra manera, te manejás de otra forma, delata mucho cómo fuiste, delataría que antes no eras así… Lo importante de este cambio cultural es que se está hablando del cuidado de otra persona, no importa si se trata de una mujer o de un hombre.
Cáceres: -Esto va más allá del género. A mí no me han tocado sólo escenas de intimidad con mujeres sino también con otros hombres. Y siempre el cuidado tiene que estar presente. Por eso es interesante lo que ocurre en este momento.
-Luciano Castro y Gonzalo Heredia: ¿cómo es la experiencia de convivir de día y trabajar de noche con sus mujeres? ¿Es enriquecedora o desgastante?
Heredia: -Todavía no lo sé porque no empezamos con las funciones. Esta es la primera vez que trabajamos con Brenda con esta estructura, con nuestra familia formada. Y la verdad es que Brenda es una compañera maravillosa, muy divertida, que me hace reír mucho. Esta experiencia me hace redescubrirla desde un lugar nuevo… ella es muy cómplice, me gusta mucho cómo trabaja, me parece que es una muy buena actriz de teatro. No sé si ella va a estar de acuerdo con esta definición, pero es lo que pienso. Supongo que con el correr de las funciones aflorará un cansancio que será lógico, que lo tendríamos igual si cada uno tuviera un trabajo diferente. En definitiva, me gusta mucho trabar con ella.
Castro: -A mí me pasa lo mismo. El simple hecho de romper la rutina, luego de tantos años de pareja, ya me resulta atractivo. Ver a Sabrina componiendo, trabajando con el director y con Luciano, es sólo placer. Y luego, en casa, sólo se habla del trabajo lo justo y necesario porque ahí nos esperan dos hijos para hacer la tarea, para comer y para contarnos cómo les fue durante el día. Es verdad que abarcar tanto tiempo juntos puede ser a veces agotador, pero tampoco estamos haciendo un esfuerzo supremo, trabajamos en lo que queremos y tenemos la suerte de estar en un espectáculo que nos gusta y con gente que conocemos y queremos.
-Ustedes, que ya llevan varios años en pareja, ¿reconocerían con los ojos vendados el cuerpo de sus mujeres?
Castro: -Supongo que sí.
Heredia: -Te voy a decir lo mismo que dice uno de los personajes: que habría que poner algunas premisas, por ejemplo poder comparar entre cuerpos de mujeres con contexturas similares a la de Brenda.
Cáceres: -Otra premisa a respetar sería hacerlo sólo tocando, reconociendo al tacto, sin hablar ni oler. Porque los perfumes deschavan.
Castro: -Tampoco te podés reír, es fundamental.
Heredia: -Creo que uno piensa que sí, que pifiarla sería imposible.
Cáceres: -Pero, bueno, habría que probarlo.
-Eso. ¿No les dio por probar? A los efectos de la obra, ¿no les da curiosidad pasar por la experiencia?
Heredia: -Bueno…justo a mi personaje en la obra no le toca reconocer el cuerpo de su mujer…
Castro: -A mí me pasa que cuando me toca cruzarme en la escena del desnudo con Sabri me manoseo un poco con ella y sé que es ella, la reconozco al toque, ¡es mi mujer como hace 20 años, la conozco de memoria! Así que en casa no ensayamos ni probamos nada, tenemos otras cosas que hacer.
-Vienen de participar en exitosos programas de televisión, ¿esta obra está destinada a los públicos de Argentina, tierra de amor y venganza y Pequeña Victoria o a otro tipo de audiencias?
Heredia: -No creo que esta obra sea para tal o cual público. Atraviesa diferentes tipos de público. La persona que sea parte de una relación seguro se va a sentir identificada con alguna de las parejas de la obra.
Cáceres: -Más allá del público veraniego, eventual, no olvidemos que Mar del Plata es una ciudad que cuenta con 800.000 habitantes y una larga tradición teatral, su población es consumidora de teatro durante todo el año, por eso comenzamos temprano, el 20 de diciembre, pensando en ellos. Luego, habrá muchos espectadores que seguramente irán a ver a los actores que reconocen de las tiras, sí, pero se encontrarán con una obra de teatro, hecha y derecha, con una autora, un director y un trabajo de arte potente. Y encima, como dijo Gonzalo, se podrán identificar con lo que les pasa a nuestros personajes.
Castro: -Por eso el desnudo no es lo más importante de la obra, sucede, sí, pero no es lo fundamental. Puede ser lo más atractivo, obviamente, somos actores populares, la gente nos conoce y por ahí compra una entrada para vernos en bolas. Pero la idea es que artísticamente podamos llevar al público hacia otro lado.
Heredia: -En todo caso está bueno que ese sea el gancho y que después se encuentren con una obra interesante y se vayan pensando en tal o cual cuestión.
-De todos modos me imagino que los desnudos no serán frontales, como en la película. ¿O me equivoco?
Heredia: -Mmm…no los pensamos de esa manera…habrá una puesta de luces, será algo estético, con música…
-Hace ya varias décadas, Mar del Plata se hizo famosa por presentar elencos con galanes de televisión. ¿Ustedes se perciben así? ¿Podrían ser la renovación de aquel fenómeno?
Castro: -Bueno…yo soy hermoso (risas).
Cáceres: -Para mí el del galán no es más que un rol. Es lo que te toca. En la actualidad me tocan más los villanos, pero he transitado el rol del galán.…
Castro: -Por algo te convocan para los villanos…
Cáceres: -Sí, por algo será…
Castro: -El del galán es simplemente un rótulo. Justamente, de 30 años a esta parte, los denominados galanes -que solían hacer temporada en Mar del Plata-, supieron demostrar en tiempo y forma (algunos más, algunos menos) que podían hacer cualquier tipo de trabajos. Todos demostraron que pueden actuar y que pueden cubrir cualquier rol, más allá del de galán. Así que no me molesta que me llamen galán.
Heredia: -Que me digan galán llegando a los 40 es un elogio que agradezco. El tema es que acá no está asociado a un tipo de rol a interpretar sino a la belleza, como que el galán es simplemente el lindo.
Cáceres: -Pero el del galán en televisión es un rol muy importante, de muchísima responsabilidad. No es poca cosa encabezar un equipo y grabar todos los días, y ser el que recibe todos los golpes; por eso es un personaje complicado de transitar, porque generalmente los villanos y el resto, los característicos, son los que hacen, son los que operan, y el galán tiene que salir adelante, a batallar todo eso que le van haciendo, desde el amor, la bondad y la valentía.
-A propósito de la belleza, ¿se preparan de alguna manera especial para afrontar los desnudos?
Heredia: -Yo, la verdad que no. ¿Deberíamos? (risas).
Cáceres: -En el poco tiempo que nos queda no voy a hacer una gran cambio… Yo ya hice varios desnudos en cine y en teatro, es el cuerpo que tengo, soy una persona de 40 años y aquí estoy… Yo voy a hacer que la gente se identifique con los cuerpos más o menos reales (risas).
Heredia: -Si hubiéramos salido a matarnos en un gimnasio estaríamos contradiciendo lo que pretendemos que suceda con la obra, y poniendo el foco en el desnudo. La idea no es mostrar cuerpos entrenados y tallados sino exponerse desde otro lugar.
Castro: -Yo estaría igual así tuviera un rapipollo. Estoy así porque me gusta nadar, boxear y entrenar. No lo hago ni para esta obra ni para hacer de galán en una novela. Lo hago porque me gusta, si tuviera una cancha de paddle estaría igual.
-El año pasado la de Mar del Plata fue una temporada floja. ¿Qué expectativas tienen para la que se avecina y a qué están dispuestos a hacer para llenar el teatro? ¿Saldrían a volantear, a vender entradas o sacarse fotos con tal de atraer al público?
Cáceres: -Los dos últimos años hice teatro en Mar del Plata y me fue muy bien, pero con entradas económicas en un ámbito oficial. Y aún así, yo estaba siempre con volantes en la mano y si alguien me pedía una foto yo le decía: claro que sí, pero vení a ver la obra. Lo que sucedía con este teatro (el Auditorium), que además es inmenso, es que sólo tenía la cartelera ahí, junto a la boletería, y no es que había afiches por el resto de la ciudad. Así que había que pararse ahí y ponerle el cuerpo a la obra.
Heredia: -Nosotros vamos al teatro Neptuno, que es aún más grande (tiene una capacidad para 1100 espectadores). Así que si hay que arremangarse para llenarlo nos arremangaremos, sin dudas. Los tres fuimos educados de esa manera, a arremangarse, a salir, a hacer y a poner el cuerpo en lo que creemos. Y creemos mucho en nuestro proyecto. De todos modos creo que esta temporada va a ser completamente diferente a la anterior. El año pasado era un año de total incertidumbre y este es uno donde hubo elecciones y esto repercute en el bolsillo de la gente, más allá de que también hay incertidumbre por lo que puede venir. Pero creo que este cambio va a ir a favor de la temporada, como parte de lo que empieza a reactivarse a nivel nacional, sobre todo en la costa atlántica.
Castro: -En definitiva, haremos todo lo que haya que hacer. Acá estrellas no hay, somos todos trabajadores.
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