Los títeres del mundo, reunidos en Villa Ballester
Los títeres son personajes con vocación itinerante. Así es como llegan desde la India, desde Inglaterra, Italia, España y Brasil hasta el conurbano de Buenos Aires, más precisamente a Villa Ballester, junto con los titiriteros que dicen manipularlos. Quien los convoca es un titiritero local, Omar Álvarez, que tiró de los hilos de contactos agendados en sus propias giras, desde Singapur hasta Finlandia, desde Sudáfrica hasta Colombia. De esta conjunción surgió el festival Mundo Títere, que se desarrolla en el Centro Cultural Espacios y otras salas y espacios públicos de Villa Ballester hasta el domingo.
"Es una programación ecléctica, tratamos de abrir el abanico, de mostrar que hay opciones distintas, que se salen de los lugares comunes", dice Álvarez. Una incipiente red de festivales latinoamericanos ataja los costos, generando escalas con oportunidades de presentar sus espectáculos en los viajes largos de los artistas extranjeros. Se destaca en la programación la presentación del String Theatre de Inglaterra con La historia de un cuervo. Las bellas marionetas manipuladas por Stanley Spencer Middleton y la rosarina Soledad Zárate representan la historia altruista del cuervo, que fue a buscar el calor del sol para los demás animales, perdiendo el colorido de su plumaje.
Desde Italia llega Fellini Zirkus Boulevard, con una trompeta melancólica que sigue los sones creados por Nino Rota en un circo abandonado. La tradición milenaria india se personifica por su parte en Brakash Bhat, un marionetista que hereda veinte generaciones sucesivas de manejo del arte titiritero en su familia. "Apelamos a públicos diversos, tanto infantil como adulto, tanto al que concurre habitualmente a ver espectáculos como a la población de sectores vulnerables que no accede fácilmente a la oferta cultural". Talleres para niños, capacitaciones para docentes y proyecciones de films de animación complementan las funciones.
Beethoven, de Gabriela Marges; La casa dada vuelta, de Guadalupe Lombardozzi; y Tic Tac, el héroe del tiempo, del mismo Omar Álvarez, son algunas de las premiadas obras nacionales que participan del festival. Sombras de arena y Mirada del Quijote, de Alejandro Bustos, el pop-up de Popigami, por Carolina Erlich, y Alboroto en el cielo, de Ignacio Huang, aportan técnicas y estéticas sorprendentes. Desde Santa Fe se acercaron los Hermanos Arana con sus Marionetas de Salón, un espectáculo para adultos que clausura el festival (domingo a las 20, C. C. Espacios).
"Buscamos que la comunidad se sienta parte del evento, en los barrios nos conocemos todos", señala Álvarez, destacando la cooperación con el municipio local en la organización del evento, así como el aporte logístico y artístico de la vecina Universidad de San Martín (Unsam), semillero de artistas en diversos géneros escénicos, entre ellos, el de los titiriteros.
La descentralización de la cartelera de espectáculos es uno de los objetivos que persigue la curaduría del festival, a sabiendas de que la distancia de Villa Ballester a los circuitos teatrales porteños no se mide en kilómetros, sino en la pertenencia a una comunidad diferente, con la barrera simbólica de la avenida General Paz de por medio. De todos modos vale la pena cruzarla, en esta ocasión en sentido hacia el norte, para encontrarse con esta movida titiritera cosmopolita. La programación detallada de las funciones, todas de entrada libre, se encuentra en https://mundotitere.wordpress.com.
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