Los Monólogos de la peste, de Caras y Caretas, se podrán ver desde hoy
La pandemia ha traído un sinfín de propuestas a la espera de que el público pueda volver a las salas. Una de ellas fue la lanzada por la sala teatral Caras y Caretas, hace ya un tiempo y con supervisión del maestro de la dramaturgia Mauricio Kartun, que consistía en un concurso para autores. Los textos debían ser breves, monólogos, tomando como punto de partida la pandemia actual y el humor como base de producción. Se seleccionaron 10 de entre 2.500 presentados. Los elegidos fueron registrados en formato audiovisual y desde este viernes, a las 21, y hasta el domingo, a las 2,3 pueden verse de forma gratuita a través del sitio Alternativa (http://www.alternativateatral.com.ar/). En unos 65 minutos pueden disfrutarse de estas diez joyas arrolladoramente actuales.
Estos micromonólogos sumaron a diez actores y actrices y a diez directores y le dieron forma a este nuevo ciclo llamado "Monólogos de la peste". Es un excelente material y registro de estos tiempos. Con el humor como aliado, estos diez micromonólogos inteligentes logran captar esos detalles pandémicos, esas conversaciones frecuentes que tanto pintan estos tiempos.
Desde las concretas peleas con madres que se rehúsan a utilizar el barbijo en el monólogo En casa, de Enrique Federman, interpretado por Gabo Correa; las historias de amor que resurgen luego del orden de la casa y ante el encuentro con objetos y libros olvidados en fondos de placards como la que protagoniza Agustín Rittano, que borra y borra audios hasta llegar al ideal; las problemáticas clases infantiles por Zoom contadas por un padre desesperado porque su hijo se ha vuelto un demonio (un texto espectacular de Mariano Saba actuado por Julián Lucero); los tremendos y habituales cumpleaños virtuales que esconden las verdaderas realidades de cada casa en Quince, de Paola Traczuk, con la brillante de Poli Dulitzky. Pero también hay monólogos que arrojan preguntas inquietantes como qué es un actor cuando no actúan en estos tiempos dramáticos para el sector en el texto de Patricio Abadi interpretado por Luis Campos y dirigido por Andrés Bazzalo; o la dificultad y la necesidad de seguir dando clases de teatro a distancia en una escena paródica (dirigida por Marcelo Melingo y escrita por Mariano González) en la que Gustavo Garzón asume el rol de profesor de teatro que dicta sus clases por teléfono. Pero también hay monólogos inquietantes, con cierto rose fantástico como el protagonizado por Claudio Da Passano. O las miles de peleas que puede provocar el encierro como en el texto La rata, de Bernardo Cappa, que tiene como actor a Luis Ziembrowski y a la directora de cine Paula Hernández a cargo de la puesta.
Todos comparten el tono cómico, la astucia de poder reírse con inteligencia de los problemas domésticos, familiares y parentales, y la escena despojada, con unos pocos objetos. Para terminar a las carcajadas, el último monólogo es Globalisiados: en el centro de la escena María Onetto, una de las mejores actrices de este tiempo, modulando palabra por palabra este texto de Sol Rodríguez Seoane y con la dirección a cargo de Juan Parodi. Brillante monólogo.
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