Los desafíos de Diego Romay
El creador de "Tanguera" se anima a la dirección artística
Para Diego Romay, "Nativo" es una historia de desafíos. Por un lado, su intención es apartarse claramente de los espectáculos folklóricos para turistas ("sin ofender a nadie, esto no es «Opera Pampa»", dice). Por otro lado, el espectáculo que estrenará en la sala del ex "zar" de Canal 9 implica también el desafío personal de indagar en nuestra identidad como país.
El germen de este nuevo emprendimiento le picó a pocas semanas de estrenar "Tanguera", su última producción que sigue en cartel en el Astral. "Una vez estrenado ese espectáculo, el periodismo señaló que, entre otras cosas, la obra apuntaba a desentrañar las raíces de los argentinos, indagar en ese lugar común que dice que bajamos de los barcos. En ese momento me pregunté si ese dicho respondía de forma total a la pregunta de quiénes somos y de dónde venimos. Eso me remitió a hablar de los indígenas que habitaron este suelo que fue ultrajado por los conquistadores. Se dice que España es nuestra madre patria, pero habría que preguntarse de qué clase de madre estamos hablando. ¿Acaso no se trata de una madre apropiadora? No hay testigos de ese parto, pero sobran acontecimientos y hechos que tienen que ver con muerte, con saqueos y con la destrucción de nuestra identidad", dice, mientras su teléfono no para de sonar y abajo, en la sala, están en plena pasada técnica.
Diego Romay se embala. Para afirmar su discurso se apoya en un estudio reciente que indica que el 56 por ciento de la población argentina tiene al menos un gen aborigen. "Eso pone en duda la afirmación que sostiene que bajamos de los barcos", apunta.
-Si en "Tanguera" estabas parado en el barco, esta vez parece que decidiste pararte en la costa americana mirando llegar el barco.
-Exactamente. Así se comenzó a tejer la historia de Hilario, el personaje central de la obra que es un muchacho mestizo, un hijo de una aborigen violada por un conquistador. En definitiva, un hijo de un parto doloroso, como nuestro país. En él conviven el dolor y el tironeo existencial. A lo largo de la historia, Hilario busca su propia verdad.
De Broadway a la quebrada
Aparentemente, "Nativo" implica otros tironeos. Por lo pronto, el de montar un espectáculo folklórico apelando a un formato que viene de Broadway. "Pero no sé si el montaje guarda características tan de Broadway, un tipo de espectáculo que por otra parte no sé si sabemos hacerlo. Sin ir más lejos, cuando quise vender «Tanguera» a los norteamericanos no pude. Por eso me parece que tenemos que apostar a desarrollar nuestro propio código. Por eso, en vez de seguir comprando y pagando derechos a autores de habla inglesa nos preguntamos qué podemos hacer para contar y vender lo nuestro", destaca.
-¿No tenés temor de que los representantes de las comunidades indígenas planteen que no se sienten representados por tu obra?
-No. Desde el principio quise incluirlos. Por eso me relacioné con Juan Namuncurá, que forma parte del Instituto de Cultura Indígena Argentina, organismo que promueve la cultura y los derechos de los indios. Cuando hace tiempo lo invité a ver un ensayo, Juan me dijo algo que me conmovió: "Los indios salimos a cazar juntos". Así fue que nos juntamos para que "Nativo" funcionara para ambos.
-Todo hace suponer que vender un espectáculo de tango debe ser mucho más fácil que uno de folklore, expresión menos transitada en este formato y sin tanta inserción en el mercado.
-Puede ser, pero yo sueño con que "Nativo" sea el despertar en el exterior de algo nuevo. Cuando más verdadero es uno, más universal te hacés. De todos modos, todavía no tiene un circuito internacional asegurado.
A la lista de desafíos, hay que sumar otro: para Diego Romay será el debut como director. "Me considero un administrador de talentos", acota, como atajándose.
-¿Así vas a figurar en el programa de mano?
No; figuro como director artístico. Pero yo diría que coordino un equipo de talentos, que lo dirijo artísticamente. No soy el productor que pone la plata y viene al teatro una vez por semana. Estoy, participo; escribí el libro, me empapé en la historia. Dirijo el timón del barco.
-¿Andás con miedo?
-Si en el teatro no hay pánico, no es teatro.
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