Los cambios en la vida de Mónica Ayos
Dejó completamente de lado a la vedette para consolidarse en la actuación
MAR DEL PLATA (De un enviado especial).- Poco queda de aquella "profe-sex" que trabajaba al lado de Jorge Rial. Sólo fue su trampolín. Mónica Ayos se preparó para ser actriz, pero su naturaleza obligó a que fuera contratada como vedette. Sin embargo, desde que Sebastián Ortega confió en ella al contratarla para componer un rol dramático en "Tiempo final", volvió a su esencia. Siguió ese camino en la televisión y quiso hacer lo mismo en el teatro. Hoy va por su segunda temporada en la comedia "Taxi", al lado de Carlos Andrés Calvo, Tristán, Fabián Gianola, Claudio Morgado y Daniel Roncoli.
"En alguna época, convertirme en una diva era una gran meta. Pero cambiaron mis valores. En una de mis temporadas en Villa Carlos Paz, me miré en el espejo, hice un clic y no me hallé. Había algo que no me cerraba y me hacía ruido. Es que, mientras me hacía artista, me hacía madre, y mi Federico, de 13 años, se hacía hijo. Me pregunté: ¿dónde está María Mónica? Rasqué un poquito y la encontré. No quería ser una diva. Con ser una buena actriz ya estaba hecha", confiesa.
Se crió en camarines, mientras esperaba que sus padres, Víctor y Mónica Ayos, terminasen sus rutinas en los shows y musicales en los que intervenían como bailarines. A su vez, mientras hacían una gira por Japón junto a Mariano Mores, su abuela Juanita le hacía descubrir las bondades de Mar del Plata, su segunda ciudad. "Es mi décima temporada aquí y me llena de felicidad. El nuevo año me dio la posibilidad de elegir estos dos desafíos: el teatro y la vuelta a Mar del Plata con todos los pros y los contras de una segunda temporada con la misma obra. Pero la boletería explota. Fue una buena jugada de Javier Faroni. El material de la actuación es grandioso para canalizar la miseria del ser humano. ¿Dónde pongo esas miserias? En un personaje. Es un juego maravilloso, pero la vida me ha dado estas curvas. Compuse a la vedette con mucho respeto, pero evolucioné, estoy preparada y nunca fui una improvisada", aclara.
Remerita suelta, jeans, zapatillas, nada de maquillaje, ningunos anteojos oscuros? Más sencilla imposible. Es la chica de barrio que, en el fondo, siempre quiso seguir siendo.
"No me fue difícil el cambio porque nunca me mezclé en escándalos. Siempre quise sobresalir por mi laburo y vi que eso se notaba en el medio y en el público. Necesitaba expresarme de otra manera y la evolución viene por dentro. Eso se manifiesta en una actitud. Si te dijera que soy estratega, mentiría. Me muevo por instinto y muy rara vez me he equivocado. Hice mi carrera sola y tocando de oído. La gente me fue llevando. Y ese cariño se fue traspasando también a los productores. Por fortuna, siempre salí ilesa del encasillamiento, me han respetado y halagaron mi laburo. Hubo cero prejuicios conmigo. Siento que soy una gran adoptada por este país. Me ven el barrio y la humildad, porque cualquiera puede llegar a mí. Por eso mi crecimiento como actriz. Lógicamente, sin desandar caminos, ya que llevo a la vedette con orgullo."
Y las críticas la rescataron tanto en su trabajo teatral como en su rol de actriz en programas como "Franco Buenaventura", "Chabonas" o "Los Felipe". Ahora fue contratada por Canal 13 para integrar el elenco de "Sos mi vida", la tira que encabezan Facundo Arana y Natalia Oreiro. "Hago de «la Turca», una chica que vive en el mismo conventillo de «la Monita». Tengo casi todas las escenas con Natalia y tuvimos una buena relación desde el minuto cero. Logramos una cosa muy compinche y las escenas salen muy graciosas", adelanta.
Esa doble labor la lleva a viajar de Buenos Aires a Mar del Plata durante toda la semana. Pero vale la pena. Muy cerca, la sostienen su esposo, Diego Olivera, y sus hijos, Federico y Victoria. En "Taxi" la premian con aplausos todas las noches. Afuera, aunque esté en jeans y remerita, la reconocen igual y le ofrecen su cariño. "Ese es mi alimento", concluye.