Los años, la esperada nueva producción de Mariano Pensotti en la que convive el presente con el futuro de manera simultánea
En este nuevo espectáculo, que abre la programación local del Teatro San Martín y que forma parte del festival internacional de la ciudad, conviven dos historias de un mismo personaje que habita casas separadas por treinta años de historia
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Hoy comienza una nueva edición del Festival Internacional de Buenos Aires. La apertura formal será en el Centro Cultural 25 de Mayo, de Villa Urquiza, con By Heart, obra creada, actuada y dirigida por el portugués Tiago Rodrigues. Durante el encuentro que organiza el gobierno porteño se presentarán hasta el domingo 5 obras internacionales y locales en diversas salas de la ciudad y en espacios no tradicionales. Como es costumbre en este festival desde 1997, diversas instituciones suman a la grilla del FIBA sus producciones. Es el caso del Complejo Teatral de Buenos Aires que, esta vez, aportará al festival un esperado (y postergado) estreno que ya tuvo su debut en Europa.
Se trata de Los años, una nueva producción con texto y dirección del talentoso Mariano Pensotti que cuenta con las actuaciones de Mara Bestelli, Marcelo Subiotto, Bárbara Massó, Paco Gorriz y Julián Keck. Esta nueva aventura desmesurada, uno de sus tantos sellos, se estrenará mañana en el Teatro San Martín. Cuenta con música en escena de Diego Vainer, diseño del espacio escénico y vestuario de Mariana Tirantte y la producción artística de Florencia Wasser. Los cuatro son los integrantes del grupo La Marea, responsable de obras como El pasado es un animal grotesco, Cineastas, El público, Arde brillante en los bosques de la noche y La Marea, aquella descomunal maquinaria escénica que se instaló en el Pasaje Rivarola y llegó a tener doce versiones en Europa, Asia y América.
El viernes último, mientras el iluminador David Seldes trabaja en imperceptibles detalles de la puesta –es un ejercicio que ya conoce porque Los años ya se montó en diversas ciudades europeas– Pensotti se hace un tiempo por hablar con LA NACION. Extrañamente para un creador escénico de amplia trayectoria, es la primera vez que una producción suya fue programada en la sala Martín Coronado, la de mayor capacidad y peso simbólico del Complejo Teatral. “Para ser sinceros, no nos habíamos dado cuenta. Para nosotros, el Teatro Sarmiento, en donde sí trabajamos varias veces, es una sala que nos resulta natural, que queremos mucho; pero a 23 años de haber estrenado mi primera obra y casi veinte de haber creado el grupo La Marea, es raro que se trate de nuestro primer trabajo en el San Martín. Sí debo reconocer que está bueno estar en esta sala. Por un lado, porque es una propuesta que siempre habla de los restos del pasado en el presente y del presente en el futuro y, desde esa perspectiva, es interesante estar en una sala cargada de historias. Esta obra no funcionaría en un galpón impersonal”, apunta este creador cuyas obras se presentaron en festivales de Bélgica, Alemania, Francia, Irlanda, Letonia, Brasil, Canadá, Japón, Austria, España, Chile, Inglaterra, Dinamarca y Suiza.
Los años cuenta la historia de Manuel en dos momentos muy diferentes de su vida: cuando tiene treinta años, en 2020, y cuando tiene sesenta, en 2050. Los dos relatos se narran de manera simultánea en las dos casitas que están ya instaladas en la Martín Coronado, diseñadas por Mariana Tirantte, una figura clave en lo que hace a las inquietantes producciones de Pensotti. “La idea de trabajar con el futuro marca una diferencia en relación con los trabajos anteriores del grupo en los que rondaban algo de la invención de pasado, de cómo cambiamos nuestro pasado cada vez que lo narramos sobrevolando el legado de la generación de los 70 y los 80. Esta vez, nos fuimos hacia el futuro pero no como ejercicio de ciencia ficción, sino para imaginar lo que se va a recordar de este presente en el futuro”. Hay otra diferencia en relación con las obras anteriores: esta vez Buenos Aires no fue el punto de partida. Y aunque no se trate del estreno mundial y aunque Pensotti tenga una larga experiencia de presentar sus grandes producciones en otros escenarios del mundo, reconoce que anda con dolor de panza (en verdad, usa otra expresión).
El proceso de Los años tuvo sus bemoles. Por lo pronto, un “detalle” trastocó lo pensado: la pandemia. Y tanto modificó la cosa que la idea original de la obra era trabajar con el personaje central en la actualidad en paralelo con lo que le había sucedido hace 30 años. “Es un obra muy extraña en lo que se refiere a su génesis. Viene rebotando en el tiempo desde hace tiempo. La había escrito justo antes de la pandemia. El personaje del joven transcurría en los 90 y el del viejo, en la actualidad. La terminé de escribir y me pareció una pelotudez galáctica -admite-. Luego, vino la pandemia: dos años sin hacer obras, sin viajar y en medio de la incertidumbre. Estando encerrado en casa hice lo que no se podía hacer en ese momento: pensar en el futuro. A partir de ese volantazo, casi todo lo que tenía escrito ya no funcionaba. Sí se mantuvo la faceta del personaje central que, de joven, es un arquitecto que está haciendo un documental sobre edificios de Buenos Aires que son copias de originales destruidos por las guerras, tema que siempre me obsesionó. Esa faceta, como suele suceder en mis obras, me permite pensar a la ciudad como un doble de un original que ya no existe, la ciudad como escenografía teatral”.
En medio del gran escenario de la Martín Coronado hay dos casitas de dos pisos iguales entre sí en algo así como un “colmo del hiperrealismo teatral”. En algunas escenas, las casas hermanas tienen un leve giro que, en palabras de Pensotti, dan la idea “de un librito” que se abre y se cierra. “El espectador estará viendo dos historias simultáneamente pero, a la vez, son tres: aparece el hoy, lo que sucede en 2050 y lo que ese espectador imagine que pasó en esa elipsis. Son tres tiempos en juego en lo que estás viendo qué ganó o qué perdió esa persona en esos treinta años que no se están mostrando”, cuenta el arquitecto de esta estructura dramática desbordada, cargada de niveles de lectura y con sus personajes con los que es muy fácil empatizar.
En esta especie de rompecabezas, la parte de arriba de las dos casas, donde están los dormitorios, están tapadas con una especie de tul sobre el cual, en algunos momentos, se proyecta parte del documental que Manuel filmó sobre esos edificios. Una tarde, Manuel, en su versión joven, paseando por Constitución, se encuentra con un pibe que vive en un edificio abandonado al que intenta ayudar. Como este otro personaje es de Lugano, parte de las proyecciones de Los años incluyen imágenes de esa verdadera (otra) ciudad que empezó a construirse en la década del 70. En el viaje constante por el tiempo, el personaje del arquitecto/documentalista 30 años después vuelve a la Argentina intentando saber qué pasó con aquel joven.
Lo último que el grupo La Marea presentó en el San Martín fue en su sala de cine: la Lugones. Aquello se llamó El público y formó parte de la edición de 2020 del FIBA. En perspectiva, aquel montaje en el que el espectador transitaba por la avenida Corrientes, fue una especie de homenaje y reivindicación a ese público en vivo que dejó de existir a los pocos días, cuando se decretó la cuarentena. “Hicimos ciencia ficción sin saberlo”, reconoce Pensotti. Esa mismo trabajo cinematográfico de radical génesis teatral tuvo otras dos versiones en otros países. Pasaron los años y la maquinaria del grupo La Marea se volvió a poner en movimiento con Los años, espectáculo que fue programado por Jorge Telerman cuando era el director del Complejo Teatral. Recién pudo estrenarse a fines de 2021 en Alemania y luego anduvo de gira (el proceso inverso de las obras anteriores, cuyo estreno mundial fue siempre en Buenos Aires). Claro que antes de entrar en modo road movie, se había ensayado en una sala del San Martín cuando primaba la lógica de barbijos y todos los protocolos imaginables.
La próxima obra de La Marea se llamará La obra ya tiene previsto su debut internacional en Viena, a fin de año. “No entiendo qué perciben afuera de nuestras obras. Síi entiendo lo humanista de los personajes, pero estas obras son bastante complejas y hacen siempre referencia a temas locales”, reconoce este creador netamente porteño. Sin embargo, es uno de los contados creadores teatrales argentinos que tienen una verdadera inserción internacional siendo fieles a las pautas del circuito alternativo, en el que Pensotti se formó. “Desde que estrenamos La marea hasta el momento tuvimos la voluntad política de seguir con cierta tradición del circuito alternativo, pero sin quedarnos relegados a las posibilidades de las salitas de la ciudad. Todos los políticos y gestores se llenan la boca hablando maravillas de la escena alternativa porteña porque les resulta muy cómodo tenernos en esos lugares en los que no necesitan poner mucha plata, en donde nos autoexplotamos. Diría que lo nuestro fue como reclamar un tipo de teatro distinto”, señala.
— Apelando a la lógica temporal de la obra, ¿qué pasaba con vos hace 30 años, cuando todavía no habías estrenado ningún espectáculo?
— ¡Qué pregunta! Acabo de cumplir 50… A mis veinte me acababa de ir a vivir solo y no tenía idea de lo que iba a hacer. Vivía en un departamento del centro que, de hecho, apareció en la obra El pasado es un animal grotesco, que comenzaba en esa casa. Yo estaba en un momento de precarización económica absoluto, vendiendo cosas en los colectivos: revistas sobre el VIH, tijeras, linternas… Venía de abandonar el secundario, que no terminé y eso fue una tragedia familiar. Había estudiado cine, pero no pude continuar con eso por falta de plata. El teatro no estaba en mi horizonte.
— Pero siete años después estrenaste tu primera obra.
— Es cierto, si lo pienso ahora esos siete años no son nada, pero si me remonto a aquel período fue un montón de tiempo. Todo muy raro.
— ¿Y te imaginás a los 80 haciendo teatro?
— Opa… (se ríe). No lo sé. Contrariamente a los que pasa con esta obra pienso poco en el futuro. Soy malo planificando, lo cual le ha dado cierta particularidad al grupo del que soy parte. Todo va sucediendo. Pero sí, te firmo que a los 80 seguiré haciendo teatro. Claro, me imagino un futuro complejo. En la obra se dice que dentro de 30 años ganará un partido de derecha las elecciones proponiendo que la Argentina vuelva a ser parte de España.
— Bueno, salvando el “detalle” de volver a ser colonia, el resto quizás no esté tan alejado de la realidad…
— Totalmente. Cuando empecé a escribir esta obra, tres años atrás, el panorama era distinto. No había un Milei tal y como está instalado actualmente, y en Italia no había ganado el fascismo. Claro que para nivelar un poco la cosa, la obra imagina que en el futuro la forma dominante del arte es el teatro, porque ya nadie quiere más lo grabado y todo tiene que ser en vivo nuevamente.
Los años, de Mariano Pensotti. Funciones: de miércoles a domingos, a las 20.30, en el Teatro San Martín, Corrientes 1530. Entradas: desde 1300 pesos.
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