Los 60 años del San Martín: de "elefante blanco" a emblema de las artes escénicas
El lunes el Teatro San Martín festeja sus 60 años. Será, como signos de estos tiempos, levantando los telones de las pantallas de celulares y computadoras. La celebración se produce luego del reciente festejo de los 50 años del Cultural San Martín, algo así como el hermano menor del edificio que da sobre la avenida Corrientes; a 20 años de la creación del Complejo Teatral de Buenos Aires, de quien depende el maravilloso espacio diseñado y proyectado por los arquitectos Mario Roberto Álvarez y Macedonio Ruiz. Y también a 6 años de que el 24 de mayo de 2014 realizara su última función el Teatro Presidente Alvear para encarar un plan integral de renovación edilicia que el gobierno porteño no concluyó como sí pudo finalizar, hace justo 3 años, la puesta en valor de la sala que está celebrando su 60° aniversario.
En tiempos de pandemia y de teatros cerrados la única actividad que se realiza puertas adentro del monumental edificio es la confección de tapabocas que está a cargo del departamento de vestuario. Eso tiene lugar en la sala Alfredo Alcón del Hall Central en donde desde hace unos años suelen desarrollarse actividades artíticas que no imaginaban nada del distanciamiento social. "El cumpleaños llega en medio de un escenario extremadamente raro que nos requiere ser más fuerte en la celebración", reconoce Jorge Telerman a La Nación.
El festejo en el organismo ubicado en Corrientes 1530 con sus tres salas de teatro, su cine, su FotoGalería no será como lo imaginaron a principios de año. La gran apuesta que Telerman promete ir profundizando a lo largo de los meses es la de abrir el archivo audiovisual de obras históricas algo que, en verdad, ya el organismo viene haciendo a lo largo de estos dos meses con diversos contenidos que ase subieron al Red y que tuvo un poco más de un millón de vistas. Entre una serie de actividades armadas en tiempos complejos de resolver desde el punto de vista de producción como presupuestario tendrá su punto de inicio al poner a disposición en la plataforma del Complejo el registro fílmico de la obra Copenhague, la pieza del británico Michael Frayn en la que se articulan el discurso de la ciencia, la política y la ética. De ese modo el lunes, a las 19.30, se abrirá el Ciclo de obras históricas TSM 60, con esta puesta dirigida por Carlos Gandolfo, que se estrenó en 2002 y contó con las actuaciones de Alberto Segade, Alicia Berdaxagar y Juan Carlos Gené. Fue un verdadero éxito que se repuso por otras tres temporadas. En perspectiva, el mismo elenco articula parte de la rica historia del San Martín. Los dos primeros actores fueron parte del elenco estable, que funcionó entre 1976 y 1989. Y Gené dirigió el teatro entre 1994 y 1996. Luego de Copenhague –disponible hasta el domingo 31 de mayo–, se presentará Mein Kampf, farsa, de George Tabori, con dirección de Jorge Lavelli y protagonizada por Alejandro Urdapilleta, Jorge Suárez, Vilanueva Cosse y Cecilia Rossetto; y el sábado 30 será el turno de Enrique IV, de Luigi Pirandello, dirigida por Rubén Szuchmacher, con Alfredo Alcón, Elena Tasisto, Osvaldo Bonet y elenco.
El mismo lunes, a las 19, Telerman conversará en vivo con Eleonora Wexler sobre los sesenta años del Teatro San Martín a través de la cuenta de Instagram del Complejo. Desde ese mismo día patrio, el Ballet Contemporáneo y el Grupo de Titiriteros –los elencos permanentes del Teatro San Martín– mostrarán videos con producciones artísticas realizadas en este nuevo contexto mientras en las redes del Complejo ya se subieron fotos históricas, mientras la Lugones prepara un ciclo con peliculas icónicas que pasaron por la sala.
La prehistoria de esta larga historia
Hay que reconocer que la inauguración de hace 60 años del mayor complejo escénico del país tuvo algo de sobreactuación. Preocupados por la demora en la apertura, diversos artistas de la escena crearon el Movimiento Pro Habilitación del Teatro. Estuvo conformado, entre otros, por figuras como Luisa Vehil, Lola Membrives y Luis Arata. El golpe de 1955 paró la obra y, según cuenta Telerman, el gobierno de facto deslizó otros destinos para el impactante edificio. Ya durante el gobierno del radical Arturo Frondizi las autoridades de la ciudad prometieron que lo terminarían en seis meses. Un año después, una ordenanza elevó la apuesta: las obras debían finalizarse en un plazo de 30 días. Otra vez los artistas coparon la calle para protestar por el incumplimiento. En enero de 1960 hubo una reunión en el hall del San Martín en la que el intendente estuvo acompañado por Lola Membrives, Mecha Ortiz, Luisa Vehil, Luis Arata y Francisco Petrone. Según la crónica periodística de la época se prometió un partida extraordinaria y se le puso fecha de apertura: el 25 de mayo. "Con el cambio de autoridades el proyecto sufrió toda clase de críticas y prejuicios: se lo llamó el ‘elefante blanco’, y la obra estuvo paralizada durante tres años y medio. Unos decían que no servía para nada, que era un lujo desproporcionado, demasiado grande, que había que regalárselo a la Unesco o convertirlo en la Biblioteca Nacional, que aún no se había concursado. Fue durante el gobierno de Fondizi que el intendente de entonces nos encargó la terminación de la obra", reconocía el ya muerto arquitecto Mario Roberto Álvarez, en un reportaje publicado en el libro que editó el teatro cuando cumplió sus 50 años.
Y así fue como se llegó al famoso día patrio. Esa noche se puso una placa, hubo palabras oficiales, una bendición por parte del cardenal y un recorrido por el edificio. No se presentó ninguna obra de teatro. Como broche de la velada se prometió que las actividades comenzarían en octubre. Pero tampoco. Recién a 15 meses de esta apertura para la foto, en la sala Martín Coronado, se estrenó La doncella prodigiosa, de Alberto de Zavalía, a cargo del elenco de la Comedia Nacional, con Delia Garcés como actriz invitada. La primer producción propia se estrenó en septiembre de 1961. Se llamó Más de un siglo en el teatro argentino y fue un collage que permitió usar todas las posibilidades escenotécnicas de la sala, dirigido por Osvaldo Bonet y en el cual actuaban Luisa Vehil, Mecha Ortiz, José María Gutiérrez, Juan Carlos Gené, Eva Franco, Luis Medina Castro, Irma Córdoba, Luis Arata y Milagros de la Vega.
A partir de ese kilómetro cero de esta fábrica de ficción que conoció momentos de esplendor como de fracasos pasaron las grandes figuras de la escena local en un listado casi imposible con nombres como Alfredo Alcón, Marilú Marini, Griselda Gambaro, Roberto Villanueva, Alejandro Urdapilleta,María Elena Walsh, Juana Hidalgo, Oscar Araiz, Walter Santa Ana, Joaquín Furriel, Hugo Midón, Jaime Kogan, Alberto Ure, Mauricio Wainrot, Ernesto Bianco, Mauricio Kartun, Elena Tasisto, Agustín Alezzo, Iris Scaccheri, Ariel Bufano, Jorge Lavelli, Ana Itelman, Mauricio Kartun, Mirta Busnelli, Augusto Fernandes, Jorge Petraglia, Laura Yusem, Ernesto Bianco, Muriel Santa Ana, Copi, Lautaro Murúa o La Organización Negra, entre tantos otros.
Por sus escenarios también pasaron grandes creadores de la escena mundial entre los que figuran Pina Bausch, Tadeusz Kantor, Dario Fo y Franca Rame, la compañía de Jennifer Muller, el Teatro Máximo Gorki de Leningrado, la Comèdie-Française, Mummenschanz, Marcel Marceau, la compañía de Philippe Genty, Kazuo Ohno, el Shakespeare Globe Theatre o la Compañía Nacional de Teatro Clásico de España. A ese otro listado incompleto habría que sumar las grandes compañías y directores que pasaron desde 1997 por las distintas ediciones del FIBA (Festival Internacional de Buenos Aires).
Durante una de las tantas gestiones de Kive Staiff, gestor vinculado íntimamente a la historia del San Martín, se creó el Grupo de Titiriteros y el Ballet Contemporáneo, con sus respectivos talleres de formación. Kive fue el que decidió en 1979 convertir la confitería que estaba en el tercer subsuelo (cuentan que no era muy glamoroso tomar algo tan cerca del túnel del subte), en la sala Cunill Cabanellas. Justamente en el extremo opuesto de ese sector, en el décimo piso, funciona la icónica sala de cine Leopoldo Lugones, espacio que empezó a funcionar en 1967. Los ciclos dedicados a Visconti, Fassbinder, Trufffaut, Herzog, Godard, Bergman, Chaplin la convirtieron en la sala de culto del cine arte. En 1985, el pasillo que une al Teatro con el Cultural San Martín se convirtió en la FotoGalería. Curada por Sara Facio la primera muestra fue una señal clara de lo que se vendría después: contó con trabajos de Annemarie Heinrich, Grete Stern, Horacio Coppola y Anatole Saderman.
Hace una década Alfredo Alcón escribió lo siguiente: "El hecho de que el San Martín cumpla 50 años es una fiesta para la cultura argentina. No es común en nuestro país que las cosas necesarias (porque creo que el San Martín es necesario para la Argentina) duren tanto tiempo. Y nos asombra que un hecho de la imaginación de un país, como es el Teatro San Martín, tenga esa resistencia".
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