El Cultural San Martín, faro de la cultura en los 80, celebra su medio siglo de vida con festejos virtuales
El Cultural San Martín celebra el viernes su medio siglo de vida. A principios de marzo, cuando nadie imaginaba el actual escenario pandémico, Diego Berardo, el director de ese espacio icónico de la cultura porteña, comentaba a LA NACION que buena parte de la programación iba a estar dedicada al festejo de la institución. Claro, todo cambió. Y, como signo de estos tiempos de coronavirus, parte de aquello imaginado para recordar los 50 años del complejo cultural de la calle Sarmiento se trasladará a Cultura en Casa, la página del Ministerio de Cultura de la Ciudad, de quien depende "el Cultural".
"Festejar un cumpleaños en cuarentena no es lo más divertido que uno puede esperar, pero nos tocó esta realidad que nos obliga a estar en casa. En función de esta realidad intentaremos celebrar los 50 años de este verdadero faro de la cultura argentina, que ilumina a toda la región, con los que pasaron alguna vez por el Cultural, para que puedan interactuar por las redes con nuestros artistas. Hemos invitado a gente de los medios, a políticos, a artistas de nuestro país y de América Latina, a que nos dejen mensajes que daremos a conocer el viernes. Nos hubiera gustado hacer una gran fiesta, pero será a través de las redes. Y a partir de ese día, iremos compartiendo contenidos de nuestro propio registro audiovisual. Hay que pensar que en este medio siglo, por el Cultural pasaron todos los artistas, todos los grandes intelectuales de este tiempo. Y así como al principio de esta cuarentena fue el Complejo Cultural de Buenos Aires el que fue subiendo espectáculos a la Red, en esta nueva etapa iremos subiendo obras que pasaron por el Cultural, por eso mismo estamos hablando con diversos colectivos para lograr el acuerdo con ellos y subir sus obras a nuestro canal de YouTube y a la página de Cultura en Casa", cuenta Berardo.
Ya está circulando en las redes un video, cuya primera imagen es de la vieja construcción que estaba en la esquina de Sarmiento y Paraná, que la por entonces Municipalidad de la Ciudad tiró abajo para dar lugar al Centro Cultural General San Martín que, a lo largo del tiempo, fue acortando su denominación hasta llegar a llamarse, a secas, el Cultural San Martín. A diferencia de cuando se abrió su hermano mayor, el Teatro San Martín, cuando comenzó a funcionar el centro no hubo una gran fiesta. El Cultural representó la segunda etapa de una plan de obra en esa manzana que se había iniciado con el San Martín, construido entre 1954 y 1960.
En 1953, las autoridades de la época contrataron a los arquitectos Mario Roberto Álvarez y Macedonio Ruiz, quienes se encararon el plan de ejecución de estos edificios. El costo total ascendía a 86.446.464 pesos. El bloque que da hacia la calle Sarmiento se proyectó originalmente para la Escuela de Arte Dramático, aunque terminó abriéndose como centro de conferencias y de difusiones culturales. En el proyecto original, la Municipalidad dispuso de dos lotes irregulares, que dan sobre la avenida Corrientes, y otro hacia Sarmiento. "Durante la construcción del Centro Cultural San Martín, Álvarez propuso la demolición de todos los demás edificios de la manzana, abriendo plazas públicas a los costados del complejo. La ambiciosa idea no fue aprobada, y sólo se demolieron tres edificios bajos dando lugar a la Plaza de las Américas (o la llamada plaza seca)" apunta la página Moderna Buenos Aires. Catalogado como una de las cinco obras más representativas de la arquitectura moderna en la Argentina, el edificio está compuesto por una torre vidriada de 12 pisos de altura, un cuerpo bajo de menor altura, donde se encuentra la sala A/B, el Patio de Esculturas –que oficia de acceso y desde donde se llega al Teatro San Martín– cinco subsuelos de estacionamiento y la mencionada Plaza de las Américas, situada en la esquina.
Esa verdadera mole de líneas puras y materiales nobles se abrió como espacio de conferencias, congresos y actividades culturales. Dentro de esa multiplicidad de funciones, El Cultural San Martín albergó, en 1971, el enfrentamiento entre el ajedrecista norteamericano Bobby Fischer y el soviético Tigran Petrosian, por la semifinal del campeonato mundial de ajedrez y en el contexto mundial de la Guerra Fría. Según los registros de la época el furor por presenciarlo fue tal que la multitud cortó el tránsito de la avenida Corrientes.
En la cambiante historia de este espacio, el período alfonsinista dejó una verdadera marca en la memoria colectiva. En esos años fue dirigido por el cineasta Javier Torre, hijo del director de cine Leopoldo Torre Nilsson, y su gestión marcó el pulso de lo que sucedía culturalmente en la ciudad. Según datos estadísticos, en 1985 llegaron a pasar por ahí casi 400.000 personas, una cifra que adquiere relevancia dado que, en esta última década, no se llegó a la mitad de esa concurrencia. "Hay enormes diferencias entre la realidad de 1983, con una ciudad en la que recién el Estado promovía a la cultura en un espacio de participación, a una metrópoli en la que tenemos más teatros y centros culturales que otras grandes ciudades –comentaba Berardo en marzo–. En los años 80, este espacio era el ícono cultural de la ciudad y fue un lugar fundacional de la democracia: acá se contaron los votos de la elección presidencial de 1983 y se reunió la Conadep".
Parte de ese legado sigue vivo. De hecho, el ciclo Jazzología, creado en 1984 y por el cual pasaron Hernán Oliva, Enrique "Mono" Villegas, Javier Malosetti y tantos otros, sigue en actividad y parte de su contenido también se irá subiendo a las redes como parte del festejo.
En 1991, la sala A/B pasó de ser un espacio para convenciones a un nuevo escenario que se sumaba a las dos salas ya existentes: la Muiño y la Alberdi. En el enorme escenario de la A/B actuaron Mercedes Sosa, Atahulpa Yupanqui, Osvaldo Pugliese, María Elena Walsh, Domingo Cura, Ariel Ramírez, Horacio Salgán, Charly García, Los Chalchaleros, Víctor Heredia, Los Hermanos Ábalos y Roberto Goyeneche, entre tantos otros. El Cultural San Martín se había afianzado como un ámbito pluralista y multicultural, en el que convivían las artes visuales, las escénicas y la música. En 1994, se creó la Videoteca de Buenos Aires. En 1995 se creó la Sala ETC (Espacio Teatral del Centro), ubicada en el primer subsuelo, destinada a elencos de danza y teatro. Por sus diferentes espacios circularon Juan José Saer, Adolfo Bioy Casares, León Ferrari, Marta Minujín, Ernesto Sábato, Mario Benedetti, Antonio Skármeta y Luis Felipe Noé, entre otras tantas figuras claves del entramado cultural argentino, en medio de diversos encuentros de reflexión sobre los paradigmas del arte y la política.
En 2011 se inauguró la última obra de envergadura en este edificio noble, que merece ser sometido a una renovación integral como la que tuvo el Teatro San Martín. Con una inversión de 210 millones de pesos, se trabajó sobre los seis subsuelos ubicados debajo de la plaza seca, y se inauguraron dos salas de cines de arte y una sala multipropósito. Desde ese momento la actividad escénica pasó a ser una parte troncal del Cultural. Lola Arias, Lisandro Rodríguez, Romina Paula, Ciro Zorzoli, Juan Onofri Barbato, Alfredo Arias, Iván Haidar y el grupo Krapp presentaron allí sus montajes, como también lo hicieron obras extranjeras del arte circense más renovador como propuestas de neto corte experimental. En este último período se abrió el espacio Sótano Beat, dedicado tanto a figuras emergentes como consagradas de la creación musical.
Esta mole de 19.700 metros cuadrados ha vivido momentos expansivos y también de escasa relevancia en el entramada artístico porteño. Su programación 2020, anunciada en marzo, se irá redefiniendo cuando el panorama actual aclare su horizonte. No podrá tirar la casa por la ventana para celebrar sus 50 sino que el festejo se hará desde las casas, asomándose a la ventana del celular o de la computadora. Signos de estos tiempos.
El otro aniversario: los 60 años del Teatro San Martín
Mayo es un mes de relevancias en lo que hace a los organismos artísticos de la ciudad. Al festejo del Cultural San Martín, se le sumará, en pocos días (el 25 de mayo) los 60 años del Teatro San Martín. En verdad, esa fecha inaugural fue para la foto: a siete años del inicio de su construcción, y luego de promesas de apertura incumplidas, la sala Martín Coronado descorrió por primera vez su telón la noche de aquel día patrio de 1960. Se puso una placa, hubo palabras oficiales, la obra fue bendecida por autoridades religiosas. Pero, en verdad, fue simbólico. Recién quince meses después de aquel acto se presentó una obra de teatro. El título elegido para abrir el teatro fue La doncella prodigiosa, de Alberto de Zavalía, a cargo del elenco de la Comedia Nacional. Delia Garcés fue la actriz invitada y Fernando Labat lo dirigió. La primera producción propia del San Martín demoró un poco más: se estrenó el 11 de septiembre de 1961. Más de un siglo en el teatro argentino tenía a Osvaldo Bonet dirigiendo a Luisa Vehíl, Mecha Ortiz, José María Gutiérrez, Juan Carlos Gené, Eva Franco, Luis Medina Castro, Irma Córdoba, Luis Arata, Milagros de la Vega y Francisco Petrone.
Desde el Complejo Teatral de Buenos, de quien depende el Teatro San Martín, están preparando otro festejo (virtual, claro): un ciclo de obras clásicas de la sala, un segundo dedicado a las diez películas icónicas que se proyectaron en la sala Leopoldo Lugones, un video institucional que estará dirigido por Eva Halac y otro con los integrantes del Grupo de Titiriteros y del Ballet Contemporáneo, más una serie de fotos históricas del teatro que ya está circulando en las redes.
Cerrando este mes de fechas significativas se encuentra un hito de otro tenor: hace seis años, el 24 de mayo de 2014, se realizó en el Teatro Alvear la última función del espectáculo Mireya, un musical de tango, que dirigió Pepe Cibrián Campoy, con música de Ángel Mahler. Desde esa noche esa sala, también perteneciente al Complejo Teatral de Buenos Aires, está cerrada por obras de infraestructura y remodelación.
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