Llegan “Las presidentas”
Con la actuación de Thelma Biral, María Rosa Fugazot y Graciela Araujo, y dirección de Iedvabni
“Fui hijo de padre desconocido y de una mujer muy católica, estricta madre soltera, que se ganaba la vida limpiando. Un mujer que, cuando volvía a casa borracho, me echaba agua bendita”, confesó alguna vez el austríaco Werner Schwab. Podría decirse que esa situación violenta y descarnada se transformó en su materia prima. Será por eso que entre ese relato y algunos pasajes de la obra “Las presidentas”, que se estrena el sábado, en Teatro Del Nudo, no hay tantas diferencias.
Al mejor estilo de nuestro Copi, el británico Steven Berkoff o los franceses Bernard Marie-Koltès y Olivier Py, este austríaco nacido en la paqueta ciudad de Graz, en 1958, se transformó en un niño maldito entre los nueva camada de dramaturgos europeos. Un enfant terrible que en medio de los festejos del 31 de diciembre de 1993, y con apenas 35 años, murió a raíz de una borrachera que le impidió saber que su obra se convertiría para muchos en un objeto de culto.
En “Las presidentas”, una de las actrices dice a otra: “Mi hija se fue hace nueve años a Australia pero poco antes, como una gallinita, se hizo quitar los ovarios y no sé qué más, todo eso que se necesita para hacer nietos. En nueve años, una sola postal. «He llegado bien y me van bien las cosas», me escribió hace ocho años y medio. Y ahora sólo me queda la Lydia, mi perrita”. Así son las situaciones que retrata Schwab, plenas de un humor negro que alude quebrantamiento de las instituciones sociales.
Thelma Biral conoció ese texto el año último, en Uruguay, y se convirtió en el alma máter de este espectáculo, dirigido por Manuel Iedvabni y que, por elevación, se convertirá en la carta de presentación de este transgresor casi desconocido en nuestras tierras. “Leí la obra de un tirón, lo cual es la mejor señal”, reconoce la actriz en un alto del ensayo, que comparte junto a Graciela Araujo y María Rosa Fugazot.
“Las presidentas” se estrenó en Viena en 1990 y muchos interpretaron que se trataba de una patada contra el teatro bienpensante de Europa Central. Una patada que le valió el premio como mejor autor de teatro en 1992, otorgado por la Unión de Críticos Europeos.
Después de esa pieza, en 1991, se estrenó en Munich “La exterminación del pueblo” que de alguna manera significó el comienzo de su carrera como autor teatral, dejando casi de lado su trabajo como artista plástico. A ese montaje le siguieron cuatro “dramas fecales” (los llamó así por lo sórdido de los personajes), y diez obras más en sólo tres años, los últimos de su vida.
“Las presidentas” es una pieza más de ese estilo, cuyo otro mojón es “Una santa cena europea”, que se estrenó en Barcelona en enero de este año, bajo la dirección de Lourde Barba. Ella fue la misma que años atrás había estrenado en España “Las presidentas”, montaje por el cual obtuvo varias distinciones. “Schwab no se calla ni se ahorra nada. Es terriblemente lúcido. A veces yo también necesito escupir sobre esta pátina de diseño que tapa tanta porquería", confesaba la directora al diario El País. En la obra los personajes deben pasar por el purgatorio, degradarse física y moralmente para conseguir su redención. Probablemente los mismos márgenes que transitó este artista en su vida personal.
"Apenas conocí el texto me puse a buscar datos del autor. Schwab dio vuelta el lenguaje de los dramaturgistas de su edad. Era un disconforme, un tipo que llevaba las cosas al extremo. Hasta en los collages que hacía usaba vísceras humanas y excrementos para mostrar al mundo lo caníbales que somos", interpreta Thelma Biral.
Según afirman críticos europeos, la producción artística de este niño terrible sirvió para sacar a la luz la hipocresía de las democracias liberales. Claro que en estas democracias tan frágiles del Cono Sur la lectura puede ser distinta. Por lo pronto, para un argentino el simple título de "Las presidentas" remite casi inexorablemente a María Estela Martínez de Perón, tan conocida como Isabelita. "Pensamos mucho en eso y hasta nos daba un poco de miedo el título porque se podía pensar que se íbamos a aprovechar el escalofrío que da recordar ese nombre. Pero no hay nada de eso", apunta Biral, despejando toda duda de esas siempre sospechosas adaptaciones a tierras locales.
Mujeres del bajo fondo
¿A qué viene el nombre de la obra con relación a estos tres personajes? Contestan las actrices: "Las tres mujeres -apunta a Graciela Araujo- no aspiran a convertirse en presidentas, pero sí entablan una lucha por el poder, creo que la cosa viene por ese lado. Estas tres mujeres de clase baja se juntan en una especie de ceremonia y durante ese rito sacan a relucir sus fantasías y la lucha por el poder. De esta forma, la obra termina hablando sobre la violencia en estos tiempos". Toma la posta María Rosa Fugazot: "Diría que la obra es sobre el género humano, sobre la condición humana".
-¿Y cuál es la particularidad de esa lucha por el poder, tratándose de tres mujeres?
Biral: -El personaje de Graciela tiene una fantasía de poder social, el personaje de María tiende a lo político y el mío a lo religioso. Esos son los tres planteos, porque Schwab se mete con todo. Pero lo hace desde un lugar muy poético y, sobre todas las cosas, tiene un gran humor. Por eso la obra no lastima a nadie a pesar de meterse con estos aspectos de la vida, no hiere a nadie ni ofende a nadie.
Fugazot: -Es un material eminentemente sarcástico, de una enorme ironía.
Araujo: -Y es revulsivo, como era él. Es una obra escatológica, fuerte... Una cachetada.
Biral: -Por ejemplo, mi personaje, Marield, es una mística que hace una labor escatológica siempre al servicio de un ser superior.
Marield dixit: "Id a buscar la Marield, porque no hay retrete atascado que pueda resistirse a la Marield (...) La gente da vivas a la Marield. Viva, viva, viva, viva, grita la gente y llevan a la Marield en hombros hasta el retrete donde la espera el señor cura", dice en un pasaje la misma Marield hablando de sí misma.
"A mi personaje le atrae todo lo que es material, desde la comida hasta el sexo -señala Fugazot-. En relación con las otras dos mujeres, es una persona visceral que tiene adentro una revolución enorme. Lo maravilloso de la obra es que las tres mujeres son totalmente distintas."
En ese contrapunto también se basa "Las presidentas", en ese juego también está la riqueza de este texto representando en varias partes del mundo que ahora llega a Buenos Aires.
Y si en otras oportunidades los "dramaturgos malditos" fueron presentados aquí por nuevos directores y actores afianzados en esas búsquedas estéticas, el estreno local de esta obra presenta dos atractivos. Por un lado, el de dar a conocer una de las obras más conocidas de Werner Schwab en Buenos Aires y, por otra parte, ver cómo exponentes de otro tipo de la escena encuentran el tono de este atrapante y revulsivo material dramático. El desafío se revelará a partir del sábado, cuando estas tres señoras actrices se suban el pequeño escenario del Teatro Del Nudo.
Una vida turbulenta
- Schwab nació en Graz, en 1958, y murió a los 35 años, borracho, la noche del 31 de diciembre. En tan corto tiempo se convirtió en uno de los autores austríacos más célebres.
- Estudió en la Academia de Artes Plásticas. Como artista realizó collages en los que usaba desechos humanos.
- “Las presidentas” fue su primer texto dramático y forma parte de una serie de obras que llamó “dramas fecales”. Por ese texto, en 1992 la Unión de Críticos Europeos le entregó el premio al mejor autor.
- En sus piezas siempre está presente una crítica a las instituciones, no exenta de sarcarmos. Como le gustaba decir, “todo es gracioso cuando uno piensa en la vida”.
- A la serie inicial de sus dramas le siguieron otras diez obras. La mayoría de ellas llegó a la escena luego de su muerte.