Ligia Piro: "Hay una corriente de mujeres que está en contra de todo"
Un poco en broma y, probablemente mucho en serio, antes de que comience la charla formal, Ligia Piro dice que ya le parece hora de que le dejen de preguntar por sus padres Susana Rinaldi y Osvaldo Piro. Y sin dudas habrá que coincidir con ella que hace tiempo que dejó de ser "la hija de" para convertirse en una artista independiente, con una carrera -sobre todo centrada en el jazz- muy sólida y con mucho para decir desde su propio lugar. De todos modos, en la entrevista que tiene como puntos de partida su último disco, Love, y su próxima serie de conciertos en El Picadero, el asunto familiar y el tango, la otra pata de su herencia sanguínea, se colarán en la conversación.
-¿Este álbum es un retorno definitivo al jazz después de tu experiencia con Las flores buenas, más ligado al folclore?
Love es un disco de canciones de amor. Es jazzero, pero también con cosas que no son del jazz. Y sí, finalmente, es lo que más me llama. Es cierto que con Las flores buenas me había corrido hacia otro estilo. De todos modos, no me considero "una cantante de jazz". Es lo que me acompañó mucho tiempo, es la música con la que me di a conocer, pero hace bastante que me veo más como una intérprete. Un álbum, en general, es algo más conceptual, pero cuando armo un espectáculo, paso por varios lugares; por supuesto que por el jazz, pero también por la música en castellano, y eso tiene distintas aristas, folclore, bolero, algún infantil. En definitiva, todo tiene que ver con la música que elegía para escuchar cuando era chica, y a partir de ahí considero que toda esa música puede entrar en el repertorio de un artista.
-¿Cómo te llevás con la modalidad más moderna de presentar las canciones de manera independiente y no en formato conceptual de álbum?
-Yo no soy moderna. Para los discos sigo pensando en los términos de álbum. A sugerencia de mi productora, en este caso, subimos tres temas en Spotify antes de que saliera el disco, un mes antes. Para mí eso todavía es loco. Y paradójicamente, como contraparte, Love también va a salir en vinilo.
-¿Cómo imaginás tu futuro en términos de repertorios?
-Me gustaría grabar un disco de un autor u otro con temas inéditos; aunque esto es más difícil, por supuesto. De todos modos, mi cabeza cambió desde que tuve hijos, y pienso más en el aquí y ahora que en planes a largo plazo.
-Hace poco, un grupo de mujeres cantantes pidió más presencia femenina en los conciertos. ¿Cómo te plantás frente a eso?
-Me gusta que el artista acompañe el momento en el que vive; eso me parece muy bien y es necesario, tenga que ver con el movimiento feminista o con todo lo demás. Lo que no me gusta es cuando eso empieza a ocupar más tiempo que el que se dedica al arte; ahí me hace ruido. En ese sentido, estoy de acuerdo con muchas de las posturas de los movimientos en defensa de las mujeres, sean o no cantantes. Pero siguen gustándome los halagos que vienen de un hombre, claro que no las guarangadas. Hay una corriente de mujeres que está en contra de todo y eso no me representa. A veces, las redes le ponen un condimento a esto y la ignorancia puede llegar a extremos que son un horror. No puede ser que uno en su cuenta no pueda postear lo que quiera sin que pueda ser pasible de insultos. Sé que tengo que llevarme bien con las redes por una cuestión de trabajo, y con algunas, como Instagram, me llevo mejor porque me divierto. Pero a veces confunden un poco algunas discusiones.
-Siempre volvés a El Picadero...
-Ese lugar es como mi casa. El dueño, Sebastián Blutrach, mi amigo, es un empresario que es mucho más que un productor; es un hacedor de arte. Me gusta rodearme de gente que tiene buena vibra. Después de que pasé los 40 años empecé a ver la vida de otra manera, me saqué a gente nefasta de encima. Quiero sentir que todo está en armonía. Y sí, en principio haremos los jueves de octubre y noviembre, y después veremos cómo seguimos.