Tras 55 años de historia, cambios de integrantes, portazos y alegrías, el conjunto humorístico-musical anuncia su despedida definitiva para fin de año
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Les Luthiers decidió cerrar su último capítulo tras más de medio siglo de humor. Una vez terminadas sus funciones programadas en el teatro Ópera y la gira por distintos puntos del país y luego España, Costa Rica, Colombia, México, Chile y Uruguay, le pondrá punto final a su historia. Desde su inicio, en 1967, el conjunto se fue transformando. Sus integrantes fueron cambiando, pero su sello trascendió a las personas. Actualmente Carlos López Puccio y Jorge Maronna son los dos únicos integrantes originales y también los que decidieron que era momento de escribir su última página.
En los últimos años, el ensamble debió sobreponerse a las muertes de Daniel Rabinovich, en 2015; la de Marcos Mundstock, en 2020, y la de Lino Patalano, su histórico productor, quien falleció en 2021. Por su parte, Carlos Núñez Cortés, otro de los miembros fundadores, decidió dar un paso al costado en 2017. López Puccio, a sus 76 años, se mostró muy entusiasmado con el último estreno en Rosario y explicó hoy los motivos de la decisión en un correo electrónico a LA NACION.
“Se nos vio entusiasmados en el estreno en Rosario, porque lo estábamos. La paradoja es que ese entusiasmo, si bien no debería llamarse detonador, debe haber sido al mismo tiempo un permiso. El verdadero primer detonador lo sentimos con la muerte de nuestro querido Lino Patalano –afirma el músico–. La “marca” Les Luthiers no nos pertenece con exclusividad, es de una sociedad llamada Les Luthiers SRL, integrada por unas cuantas personas: nosotros entre ellas. En 2021 entre Jorge, Lino y yo constituimos una pequeña sociedad (a la sazón, denominada Ostinato) y negociamos con aquella SRL una licencia temporaria para explotar el nombre. Nosotros nos ocuparíamos de lo artístico, arriba o al costado del escenario, y Lino de todo lo relativo al funcionamiento de la empresa y la representación del grupo. Cuando murió Lino, inesperadamente, la parte empresarial, económica y de representación pasó bruscamente y por la fuerza a nosotros: a Jorge y a mí. Esto fue un golpe fatal, porque ninguno de los dos podía absorber esas tareas. Para funcionar con calidad, Les Luthiers requiere de una plantilla estable de mucha gente, muy especializada (a veces en un mismo año hemos presentado hasta tres espectáculos diferentes en distintas plazas y eso impide armar equipos de temporada, como suele hacerse en el mundo del espectáculo) y una planificación a largo plazo. Para todo eso nosotros no estábamos preparados. En esos días empezamos a rumiar el cierre. Pero al mismo tiempo teníamos por delante un gran desafío y un anhelo largamente demorado: comprobar si Mastropiezos de Mastropiero, primer espectáculo de Les Luthiers en quince años, el primer espectáculo que escribíamos solos y que nos costó tres años y medio de trabajo, era tan bueno como pensábamos o si nos habíamos equivocado. Y así fue, por paradójico que parezca: el éxito abrumador que tuvimos en las seis funciones de Rosario terminando todas con la audiencia de pie, sumado a las buenas críticas, nos autorizó a retirarnos en lo alto. Nos iremos, pero no por haber fracasado, sino con pleno éxito”.
¿Cómo se imagina Carlos López Puccio que será el último show de Les Luthiers? ¿Cómo cree que serán recordados por el público? “Les Luthiers es hoy parte, partecita, de la cultura nacional –explica vía mail–. Creo que, como todos los buenos artistas, tendremos un lugarcito en el corazón de muchísima gente. Eso nos pone muy orgullosos y esperamos que siga siendo así por mucho tiempo. Ese último show no tiene dónde ni cuándo por el momento. Y quizás no haya tal función final: Les Luthiers siempre fue pensado para la felicidad, no para las lágrimas. No querríamos aprovecharnos y hacer un ‘espectáculo’ del espectáculo.
A la hora de pensar en un futuro sin el grupo, López Puccio solo acepta fantasear en primera persona: “Esa pregunta exige respuesta personal. Me quedan muchos libros por leer. También acaricio la idea de volver a dirigir coros. Por qué no, tal vez escribir alguna cosa, seguramente humorística, que en este momento no tiene sino forma de nube borrosa”.
Más Tropiezos de Mastropiero, el nuevo y ahora último show de Les Luthiers, que contará con instrumentos nuevos y vistosos, llegará el jueves 12 al teatro Ópera. En noviembre último, LA NACION dialogó con Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Tomás Mayer-Wolf, Martín O’Connor, Horacio “Tato” Turano y Roberto Antier en Rosario, en una pausa de las primeras funciones de la obra, sobre el camino del artista, el humor en los tiempos de la corrección política, la vigencia y el legado de Les Luthiers.
–Ustedes ocupan un lugar de “favoritos” en la escena local, ¿qué les produce animarse a un espectáculo nuevo? Después de tantos éxitos, ¿los presiona pensar en que tienen que mantener cierta vara?
Jorge Maronna: -Eso nos pasó siempre en cada estreno a lo largo de nuestra historia. Siempre teníamos que alcanzar por lo menos el nivel conocido. Además veníamos de un espectáculo muy pulido, muy probado ante el público con centenares de funciones, decenas de países, y eso lo hacía muy decantado. Entonces empezamos con nuevo show llenos de preguntas sobre cómo le va a ir, cómo funcionará…¡Es un sufrimiento! (risas).
Tomás Mayer-Wolf: -Yo veo que con esta obra Jorge y Carlos se sacaron una mochila. Porque después de 14 años en los que no se hacían obras nuevas y con una nueva formación, había mucha expectativa.
Martín O’Connor: -El miedo a perder el primer partido estaba. Está.
–Pero no lo perdieron…
[Al unísono y entre risas] –No….
Roberto Antier: -Esto se iba a estrenar en mayo de 2020. Agregale dos años de pandemia con toda la angustia que eso implica, donde nos encontramos semanalmente por Zoom siempre. El contacto con el material se mantuvo y en algún momento de repetirlo tanto ya no te dan gracia los chistes, y te preguntas_ “¿Qué va a a pasar?”
Carlos López Puccio: -Durante la pandemia escribimos muchísimo. Creo que el show que se iba a estrenar en mayo de 2020 era horrible al lado de este. El encierro nos sirvió para trabajar sobre este show. Trabajando quiere decir: ensayando todas las tardes, todas las semanas y probando cositas. Nunca ensayamos tanto tiempo.
Tato Turano: -Ensayamos este show hasta en España, durante una gira que duró dos meses.
Maronna: -Se quejan del éxito…(risas)
–A más años de trayectoria, pareciera que son más los ensayos en lugar de menos…
López Puccio: -Exactamente. Nos pasó toda la vida. Cada estreno era una angustia cada vez mayor porque por lo menos había que alcanzar el nivel del espectáculo anterior. Pero esta vez fue peor, porque era un estreno en el que ya no estaban tres de nuestros viejos compañeros, entonces al menos para nosotros que estábamos escribiendo (con Jorge) era un mochilón. Escribimos con perspectivas nuevas, con el mismo traje pero para distintos moldes. Con horizontes nuevos. Los “nuevos” -que a esta altura no lo son- nos daban nuevas posibilidades con sus características particulares. Eso fue muy lindo, abrió muchos lugares.
–En varios cuadros de este nuevo show juegan con la vejez, con la muerte. Pensaba si usaron ese humor para canalizar las pérdidas…
López Puccio: -No conscientemente.
Maronna: -El humor negro es un caso raro en Les Luthiers.
López Puccio: -De todas maneras me dejaste pensando, ¿tanta mención o referencias de la muerte hay?
[Nombran varios cuadros que mencionan esas temáticas...el ritmo de la charla se alenta...se quedan pensando].
López Puccio: De todos modos, Mastropiero siempre está vivo, es atemporal y está siempre presente, es su propio futuro.
–Antes de empezar la entrevista, varios de ustedes comentaban sentirse muy nerviosos antes del estreno, incluso sin poder dormir ¿Sigue intacta la emoción de cada estreno?
Antier: -Alcón, que era mi padrino, me decía: “El día que no sientas eso, retírate”. Estoy hablando de Alfredo Alcón, entonces, entendí que es lo normal.
Turano: -Al mismo tiempo te podríamos decir los seis que estábamos confiadísimos. Con mucha expectativa y cierto nervio pero también muy confiados. Sabíamos que el show iba a salir bien porque lo teníamos muy ensayado, pero nos faltaba la experiencia directa.
O’Connor: -¡Sí! Necesitábamos saber qué pasaba con el público. El show se completa con la gente el día del estreno. El humor se retroalimenta con lo que vuelve del público.
López Puccio: -Es una dinámica tremenda. Estrenas y por primera vez sabés si hay reacción o no. Es una incertidumbre muy grande para el artista.
Antier: -Les Luthiers estrena con media hora más de lo que va a ser el show por si no gusta alguna parte. Al día siguiente anotamos, opinamos y retiramos lo que no funcionó.
–En el show juegan con la corrección política y las formas correctas e incorrectas de hacer humor ¿Qué piensan sobre las exigencias que hay en torno al humor?
López Puccio: -Les Luthiers siempre ha tratado de no incomodar a nadie del público. Nunca trabajamos sobre alguien que se sintiera dolido o atacado. Eso por un lado, como norma que respetamos. Además creemos que somos humoristas y no ideólogos. Por otro lado, por mi parte yo valoro al que hace el humor que sea porque tiene el derecho de hacerlo. Creo firmemente que si sos militante de este metro cuadrado, que es la defensa de la ballena plateada y vas y decís, “¿Cómo van a hablar de la ballena plateada?” Sos un tonto extremista y estás muy cerca de Charlie Hebdo si le decís a alguien que no puede hacer humor con eso. Que se haga humor con lo que sea. Nosotros tratamos de hacer un humor amplio sin herir a nadie. Puede haber alguien al que no le guste un chiste pero no es nuestra idea.
Antier: -Una cosa es que no le gusté a un individuo y otra que esto suceda con toda una comunidad, con un grupo, con un colectivo. Eso es diferente. Que alguien aislado diga que le pareció tal o cual cosa es otro tema. Yo hacía un espectáculo en el que hacía humor con Carlos de Inglaterra y Diana. Yo decía: “¿No será que tus padres son primos, Carlos? Y alguien en una mesa se ofendió porque sospechaba que sus padres eran primos, bueno con eso no hay forma. El tema es si realmente es ofensivo a todo un grupo o si era simplemente un chiste.
López Puccio: -Hay que diferenciar el humor de la burla. Eso, muchas veces, el fanático no lo entiende.
Antier: -Es la intención que hay detrás: si la intención es hacer una broma o, por el contrario, lastimarte y humillarte.
Turano: -Al humor lo van limitando mucho y en algunas cosas hay que tener cuidado.
Mayer-Wolf: -La línea de la corrección política se va moviendo. Les Luthiers tiene 55 años y siempre ha mantenido una misma línea, con el límite de no ofender a nadie, pero esa línea se va corriendo y tenemos que estar atentos a eso.
–¿Cuando estaban escribiendo este último guion se largaron sin límite o fueron pensando lo que sí y lo que no?
López Puccio: -Límites tuvimos siempre, de hecho vivimos varias dictaduras y te jugabas la vida si un chiste no era correctamente político. Hemos tenido que sobrevivir todos los argentinos a eso ¡Es más! Tenemos libretos que tuvieron que pasar por Franco, nos controló la censura de Franco hace muchísimos años.
–Pasan los gobiernos, queda Les Luthiers….
López Puccio: (risas) -Sí, en ese sentido, diría que hubo corrección política siempre. Pero te diría que prefiero vivir ahora que en la época de la inquisición.
– Estrenaron su primer espectáculo en 1967 y el humor de Les Luthiers sigue vigente ¿A qué le atribuyen esa vigencia?
López Puccio: -Pienso que hay mucha gente que lo valora porque lo que hacemos es un producto muy escaso. Es un humor muy limpio y pensado, inteligente. Aunque suene un poco presuntuoso, lo es y está bien construido y tiene un ingrediente muy importante y constante que es la música, que está implícita en todo lo que se presenta. Es un producto bastante exclusivo. No tenemos mucha competencia y la gente lo valora y lo busca. Así que en ese sentido seguimos vigentes.
Antier: -Tardamos tres años en sacar un nuevo producto. Entonces cuando llega, es algo que se espero mucho, en este caso fueron catorce años.
Turano: -Parece forzado, pero no nos resulta así. A nosotros nos gusta esta forma este tipo de humor, que además es exclusivo porque a cualquiera de nosotros que entró después de la formación original, nos gustaba ya de antes. Siempre fue un sueño estar acá.
O’Connor: -Creo que el humor fue cambiando de direcciones pero Les Luthiers siempre mantuvo su carril. La gente valora el coraje de seguir siempre el mismo camino sin desviarse hacia lo actual. Y eso lleva mucho más trabajo.
Antier: -Sería impensable un programa semanal con sketch de Les Luthiers, porque lleva mucho tiempo y elaboración.
Mayer-Wolf: -Es un espectáculo teatral como pocos. Es muy musical, tiene muchos instrumentos, mucho despliegue. Está muy pulido, muy cuidado con una gran puesta de luces. Es un gran espectáculo y eso también lo hace vigente más allá de lo único de su humor.
López Puccio: -Un buen musical o una buena ópera suele tener un despliegue brutal y Les Luthiers paradójicamente es menos espectáculo en ese sentido pero al mismo tiempo es una condensación. Es un gran espectáculo con mucha contención de formas y de elementos. Usamos el mínimo de utilería, vestimos siempre los mismos esmóquines.
Antier: -Hay mucha gente que cree que conoce el humor de Les Luthiers porque le llegó algo en un Tik Tok, pero la verdad es que cuando te sentás en un teatro ves una cosa con un nivel de detalle y profesionalismo. Indudablemente ves algo de calidad. Nos pelamos el hombro ensayando y probando.
López Puccio: -Trabajamos mucho con la verificación del error. Siempre probamos cada parte del espectáculo. Este empezó el 19. Probamos dónde se ríen, cuándo se ríen lo devolvemos a la fábrica, se modifica, se ensaya y se vuelve a meter.
–Que hoy, después de 55 años de funciones, sigan teniendo buena recepción del público habla no solo de la calidad del contenido que ustedes ofrecen sino también de la valoración de un proceso de creación largo necesario para la calidad…
López Puccio: -Hay que ver qué pasa con eso. Yo tengo mis dudas sobre qué pasa con las nuevas generaciones y el humor de Les Luthiers. No porque el humor sea distinto para ellos, sino simplemente porque no tienen contacto o todavía no lo han generado. Tengo dudas en ese sentido con el futuro de nuestro grupo, vamos a ver qué pasa en las funciones del Ópera y demás.
Antier: -A mí, mis hijas me pasan cosas de los compañeros de secundaria relacionadas con Les Luthiers. Pero creo que es más por herencia de sus padres, no es un grupo mayoritario pero en esa edad pega mucho y por ahí por contigüidad se van acercando. En una clase de literatura habían hablado de Edipo en Tebas y se mandaron con la Cantanta de Edipo o La epistemología, y les causa mucha gracia.
O’Connor: -En el regreso en La Plata después de la pandemia me sorprendió gratamente la cantidad de chicos de 12, 13 años ¡Muchísimos! El otro día una señora me dice, “¿Te sacas una foto con mi hijo es súperfan, que tiene 14 años?”, y dije: “¡Guau! Tenemos público nuevo!” porque los amigos de ese chico también son fanáticos.
–¿Después de tantos años dentro de la escena nacional e internacional qué le ven de especial al público argentino?
Maronna: -Es muy efusivo, muy ruidoso, muy expresivo.
López Puccio: -Nuestro humor surgió en la Argentina y es acá donde está más acalado. Seguramente hay cosas de las que nosotros ni siquiera somos conscientes, que tendrá que ver con algún inconsciente colectivo, que prenden más acá. Siempre que viajamos hay una pizca de pérdida. Hacemos adaptaciones para cada país, incluso cuando son todos de habla hispana.
Maronna: -El público americano en general es muy fácil para reírse, y para acompañarte. Con ligeras variaciones. En España el público es distinto, más respetuoso, un poco más contenido. Pero lo disfrutan igual, cuando el show termina lo aplauden y llenan todos los teatros.
Antier: -En un momento se decía mucho que Les Luthiers era humor inteligente pero eso no significa que sea un humor para élites, no tenes que tener un doctorado en Mozart para entenderlo. Por eso lo pueden disfrutar los niños. La inteligencia está en cómo está armado. Por ahí alguien cree que sabe por donde viene el remate, y ¡Pum! La puso en el otro ángulo.
Turano: -Para mí tiene que ver con que el público argentino es más rápido para entender la picardía, la ironía.
López Puccio: -Yo creo que tiene más que ver en cómo cada público manifiesta su reacción. La latinidad de América está en el ruido, el fervor y los españoles son más recatados en la expresión.
Maronna: -Yo creo que hay una sensibilidad distinta en torno a la ironía. La recepción de los chistes con doble sentido, las cargadas, son distintas porque son culturas distintas.
Antier: -Hay cargadas que en la Argentina están muy instaladas y que afuera pueden parecer agresivas. A veces retocamos cosas que sentimos que acá serían graciosas y allá suenan agresivas.
–¿Son conscientes de lo que quieren transmitir?
López Puccio: -Somos muy conscientes. Nuestra motivación principal es divertir al público y que la gente se ría que es diferente de una comedia. A nosotros nos gusta divertir con nuestras normas de limpieza.
Maronna: -Y además buscamos divertir a un público amplio y de muchos países, lo que a veces puede complicar. Hay un montón de tamices que hay que tener en cuenta.
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