Las tribulaciones de Jane Bowles
Nada peor para una mujer con ínfulas de escritora que casarse con un colega famoso. Hay ejemplos en contrario: Elizabeth Barrett y Robert Browning, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares, Silvia Iparraguirre y Abelardo Castillo, Virginia y Leonard Woolf (si bien no cultivaron el mismo género: ella era narradora y él, sociólogo). Pero es más común lo que le ocurrió a Zelda, la desdichada esposa de Francis Scott Fitzgerald, o a Jane, la mujer de Paul Bowles. Esto es, que sus talentos narrativos no fueron reconocidos en vida, y siempre se los ubicó a la sombra de sus augustos maridos.
En una interesante biografía de Jane Bowles (Circe Bolsillo, Barcelona, 1998), se mencionan específicamente sus fallidos intentos como dramaturga. En realidad, Jane es autora de una sola obra representada, In a Summer House . Era una muchacha menuda, más bien feúcha, algo coja, desbordante de simpatía, humor y cultura literaria. De soltera se apellidaba Auer, nació en Nueva York, en 1917, y fue una niña rebelde y traviesa.
En 1937 conoció a Paul Bowles (neoyorquino, 1911), por entonces un músico talentoso y afortunado. Se casaron en febrero de 1938 y se amaron toda la vida, pero la convivencia les resultó siempre ardua, porque ambos eran bisexuales, con predominio del componente homo, y Jane era una neurótica incurable. Paul había comenzado a tener éxito también como escritor, y su mujer decidió competir. En 1940, vivían en una casa de departamentos en Brooklyn Heights y sus vecinos eran Gipsy Rose Lee, la famosa desnudista y autora de novelas policiales, el poeta W. H. Auden, el compositor Benjamín Britten y su amigo, el tenor Peter Pears, y Golo Mann, el hijo menor de Thomas.
Terminada la guerra en 1945, los Bowles se mudaron a Tánger. Era también el lugar donde un grupo internacional de millonarios, artistas y vividores, drogadictos y prostitutos de todos los sexos, daban libre rienda a sus demonios. Mientras Paul conquistaba el éxito internacional con su novela The Sheltering Sky (triunfalmente reciclada en cine por Bernardo Bertolucci, en los 90), Jane se enamoraba de una tunecina de mal genio, Chetifa, y procuraba terminar una obra de teatro, In a Summer House . Ambas, Chetifa y la obra, se convertirían en sus Némesis.
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Tennessee Williams, muy amigo de los Bowles (Paul escribió la música para Verano y humo ) y que sentía gran cariño por Jane, opinaba sobre In a Summer House : "No sólo es la obra más original que he leído, creo que es también la más extraña y divertida, y una de las más conmovedoras. Es una de esas raras obras que el teatro no pone a prueba, sino que ponen a prueba al teatro". El director Jasper Deeter pensaba lo mismo: le pareció "muy delicada, cómica y chejoviana", y le dio a Jane, a mediados de 1951, cien dólares de adelanto. Se estrenó en un teatrito de verano, en Pennsylvania, con Miriam Hopkins, estrella de cine (recordable como la eterna rival de Bette Davis en La solterona y Vieja amistad ) que volvía al teatro después de muchos años.
Las críticas fueron demoledoras, pero Jane aspiraba a triunfar en Broadway. Judith Anderson (inolvidable señora Danvers en Rebeca de Hitchcock) aceptaba representar In a Summer House en Nueva York. Tras sucesivas premières en Hartford, en Boston y en Washington, por fin llegó al Playhouse neoyorquino, el 29 de diciembre de 1953, dirigida por José Quintero. La crítica salvó a Anderson y a otra gran actriz, Mildred Dunnock, pero no a la obra. El temido Brooks Atkinson dijo: "La obra es original, exótica y audaz en todas sus escenas, y notable desde el punto de vista literario, pero cuando cae el telón apenas queda nada de todo ello [ ]. Termina dejando al espectador sumido en la confusión y con una sensación de monotonía". Jane nunca se repuso de este fracaso. Enloqueció años después y murió en un hospicio de Málaga, en 1973.
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