La vida es sueño: la vuelta de un hitazo clásico con elenco español y aire de vodevil
El texto de Calderón de la Barca, que ya protagonizaron Joaquín Furriel y Muriel Santa Ana como Blanca Portillo, llega ahora con puesta de Declan Donnellan y la Compañía Nacional de Teatro Clásico
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El monólogo de Segismundo (aquel de “que toda la vida es sueño/y los sueños, sueños son”) es un lugar común en la estanterías de versos aprendidos en el colegio secundario. En cierto sentido es una especie de hit del teatro al que se puede recurrir en una charla matizada por asociaciones libres. Pertenece a La vida es sueño, el texto de Pedro Calderón de la Barca estrenado en 1635. Este clásico del Siglo de Oro español volvió a escena para hacer una corta temporada en el Teatro Regio, sala del Complejo Teatral de Buenos Aires, en una versión dirigida por el británico Declan Donnellan quien estará al frente del elenco de la Compañía Nacional de Teatro Clásico de España (CNTC), que comanda Lluís Homar.
No es la primera vez que este clásico entre los clásicos llega a Buenos Aires con un elenco español ni la primera vez que el reconocido puestista muestra un trabajo suyo. De hecho, en 1994, Declan Donnellan presentó en el San Martín una irreverente y original versión de Medida por medida, de Shakespeare y volvió en 2005, con una compañía rusa, para una versión de Noche de reyes, en el marco del Festival Internacional de Buenos Aires.
En el pasado cercano, en 2010, se presentó en el escenario del San Martín la puesta del catalán Calixto Bieito que protagonizaron Joaquín Furriel y Muriel Santa Ana. Furriel hacía de Segismundo, el ser encerrado en una torre desde donde funde su tremenda realidad con el sueño y el miedo. Muriel hacía de Rosaura, la que ilumina el viaje interior de Segismundo.
En el mismo escenario del San Martín hubo varias puestas basadas en textos de Calderón de la Barca. Una de ellos fue La hija del aire, con la gran actriz española Blanca Portillo y que dirigió Jorge Lavelli, fallecido el mes pasado, durante la temporada de 2004. Portillo, quien luego protagonizó la película Volver, de Pedro Almodóvar; era ovacionada cada noche. En verdad, nada extraño para esta señora de enorme talento y de una exquisita sensibilidad. Ella también protagonizó La vida es sueño, esa obra tan poética y filosófica sobre la sujeción al poder y los límites de la libertad. La dirigió la española Helena Pimenta, quien estaba a cargo de la Compañía de Teatro Clásico. Hizo unas pocas funciones en el Teatro San Martín. “¿Quién escribe nuestras vidas? ¿Quién escribe nuestros sueños?”, se preguntaba la directora cuando tuvo un encuentro con la prensa local en 2013.
En aquella puesta, Portillo hacía de Segismundo en el medio de una perfecta maquinaria teatral al servicio de la emoción, de la reflexión. El crítico del diario El País Marcos Ordóñez, fue uno de los que escribió sobre su trabajo. Lo hizo en estos términos: “Su poder de convicción es tan rotundo que se diría que consigue detener tu respiración y hacer luego que respires el verso a su ritmo, como en un encantamiento. Yo creo que si te cortan un dedo mientras recita Blanca Portillo, no sangras hasta que acaba”.
La misma actriz, entrevistada en Barcelona después de recibir una ovación en el Teatre Lliure, decía a LA NACION lo siguiente: “Aunque la obra esté escrita en verso, habla de algo muy cercano a todos que pasa por el ahora, y no por el ayer, y que tendrá que ver con el mañana (...). Ahora mismo me acaba de saludar un padre que me ha dicho que ya vio la obra hace unos días y que salió tan conmovido que hoy trajo a su hijo. Que un chavalito de 17 años en un rato se pase dos horas y media con Calderón debe querer decir algo… no hay dudas de eso”.
¿De thriller filosófico a vodevil político?
A años de aquellas puestas, La vida es sueño, este verdadero hitazo, vuelve a un escenario porteño. En esta oportunidad, al Teatro Regio. “Un príncipe encadenado en una montaña. Una joven disfrazada de hombre en busca de venganza. Revolución, amor, asesinato… ¿Es lo real verdaderamente real? ¿O es todo un sueño? -se pregunta el director inglés encargado de esta puesta que cuenta con escenografía y vestuario de Nick Ormerod, ambos fundadores de la compañía Cheek by Jowl-. Los clásicos perduran porque siempre tratan del ahora: hace 400 años u hoy. Trabajamos sobre ellos porque siguen compartiendo vida a través del tiempo”.
Esta vez, Declan Donnellan no vino a Buenos Aires, pero muchos de los que están el viernes al mediodía en el encuentro organizado por la Embajada de España hablaban de él, de su pasión por el público local. Uno de los que circula por el palacio es Alfredo Noval, el actor que interpreta a Segismundo. Sobre esta puesta que se presentará hasta el domingo 3, el portal El Diario, de España, sostuvo: “Lo primero destacable del montaje es la capacidad de Donnellan para entender que La vida es sueño es también una comedia, un juego teatral, con sus partes de enredo, donde las mujeres se visten de hombre y se juega al equívoco”. El diario el El País afirmó: “El director Declan Donnellan convierte la pieza de Calderón en un ajetreado vodevil de puertas sin quitarle un ápice de su grosor trágico, en una coproducción hispano-británica de la CNTC donde sobresalen el empuje y la elocuencia del Segismundo de Alfredo Noval”.
Nacido en la provincia de Valladolid. a lo largo de su extensa trayectoria Noval ha sido dirigido tanto por Helena Pimenta como por Blanca Portillo. Cinturón rojo en artes marciales y practicante del canto armónico, por su trabajo en esta obra fue nominado como mejor actor de los premios Marx, los más importantes de la escena española. Ahora, en uno de los salones de la embajada junto a funcionarios porteños y españoles y el resto del elenco; intenta lidiar con el jet lag ya que llegaron a Buenos Aires la noche anterior. Es, como reconoce en diálogo con LA NACION, la primera que cruza el charco y no ve la hora de toparse con esa ciudad tan teatral de la cual ha escuchado miles de cuentos.
Sobre su personaje tiene una radiografía muy precisa: “Es un tío que nace, al que encierran en un torre durante 25 años, luego lo sacan y lo ponen como príncipe de Polonia. Como se dice, es nuestro Hamlet, aunque hay que quitarse ese peso -reconoce-. Las preguntas que se hace Calderón traspasan al tiempo, son de una profundidad filosófica acojonante que nos hacemos todos los días. En los primeros ensayos el director me propuso pensar a Segismundo como un bebé al que le ha quedado pequeña la cuna. Esa visión es muy interesante porque Declan Donnellan ha ido directamente al texto y a sus preguntas. La carga tradicional de otros montajes, los famosos versos, las décimas del principio de la obra; tanto el director como Nick Ormerod tal vez no la tienen y fueron a la letra pura”.
Sobre aquellos comentarios que describen a esta puesta que ha girado por escenarios europeos como una especia de vodevil, cree que es la marca de las puestas de la compañía Cheek by Jowl. “Toman un clásico y lo llevan en el momento actual generando un canal de comunicación muy directo con el público. Se le quita la carga solemne que pueden tener estas obras. Y sobre la cuestión de vodevil con puertas que se abren y se cierran tal vez tenga que ver con pensar que todo es un sueño de Basilio, el padre de Segismundo. Desde esta perspectiva, es él el que tiene las llaves de la obra”.
Si bien Blanca Portillo lo dirigió en dos oportunidades, ni se le ocurrió hacerle alguna pregunta sobre Segismundo. “La suerte de haber trabajado con Blanca es que aprendes cosas muy variadas. Por ejemplo, si le hubiera consultado me habría dicho que este Segismundo me pertenece, que la pregunta está de más. Lo importante es qué le prestas tú al personaje y qué hay de Segismundo en tu interior”, apunta con indisimulable admiración por la actriz y directora.
Desde la perspectiva política, las aguas vienen turbulentas tanto en España como en nuestro país. La vida es sueño parece también dialogar con los titulares de los diarios y portales de noticia. “Uno de los momentos más importantes de la obra, por lo menos en esta versión, es cuando el pueblo pone a manejar el país a un tipo que nadie conoce y que ha vivido en una cueva durante tantos años -reflexiona-. Yo creo que, en lo político, es una versión arriesgada ya que permite hablar del populismo, sobre cómo es que esa gente elige a un tipo que vivió encerrado y que, ante la primera aparición que tiene, lanza a un tipo por la ventana”.
Para agendar
La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, dirigida por Declan Donnellan al frente del elenco de la Compañía Nacional de Teatro Clásico de España. En el Teatro Regio, Córdoba 6056. Funciones hasta el domingo 3, a las 20. Entradas: 6900 pesos.
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