La ruta propia de Paloma Contreras
La actriz, hija de Patricio Contreras y Leonor Manso, se destaca en Mateo, de Armando Discépolo
El primer recuerdo que tiene de sus padres en el teatro es éste: no tendría más de cinco años cuando los veía en el escenario mientras interpretaban la obra Made in Lanús . Ella se acuerda de un penetrante olor a cebolla que su madre freía en escena. Después, vino el berrinche. La nena caprichosa que lloraba sin parar cuando papá y mamá la dejaban al cuidado de su abuela porque tenían función a la noche.
Un día se dijo a sí misma que no iba a seguir los pasos de sus padres. Que lo mejor iba a ser estudiar algo completamente diferente: se inscribió en la carrera de ciencias políticas.
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Un par de años más tarde, la situación es ésta: ella arriba del escenario del Teatro Cervantes, interpretando a Lucía, la hija díscola de Miguel, el protagonista de Mateo , de Armando Discépolo. Sin más la "rebelión" terminó. "Por qué me iba a perder algo de lo que tengo ganas de hacer sólo porque mis padres se dedican a esto", reflexiona hoy Paloma Contreras, sobre la profesión de papá, Patricio Contreras, y de mamá, Leonor Manso.
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Principios de 2011. Suena el teléfono. Es Martín Seefeld, quien -junto con Pablo Echarri- está a punto de producir una tira con elementos sobrenaturales para Telefé que se llamará El elegido . El actor le propone el rol de Mariela, una trabajadora social que es además la hermana del protagonista. Sus padres también son convocados, para hacer justamente de sus padres. Ella acepta. Y se pregunta si el pudor de actuar con sus "viejos" le jugará en contra. Unos cuantos meses después, dirá que fue muy natural la experiencia de compartir las escenas con quienes la criaron.
Ya había actuado junto a su madre, en Tratame bien , el unitario que en 2009 emitió El Trece. En la ficción, Contreras interpretaba a una joven de un barrio marginal del conurbano que quedaba embarazada del hijo de la pareja protagónica (Martín Slipak): Cecilia Roth y Julio Chávez. Sin embargo, en el unitario, como dice, no había tanta interacción con su madre. "Las escenas más importantes se jugaban con Slipak", explica.
-¿Tus padres te dan consejos sobre actuación?
-No quiero llamar consejos a lo que me dicen. No por arrogancia. Hay un trato de igual a igual entre nosotros. A ellos también les interesa mi opinión sobre sus trabajos.
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Los viernes son días complicados para ella. No sólo tiene que actuar en Mateo , sino que más tarde, a las 23, debe ir a El Excéntrico del 18° a ponerse en la piel de una conferencista en La liga del suicidio , una obra que forma parte del ciclo de necrodramas, dedicado a reconstruir historias de muertes reales sobre el escenario.
A su padre el espectáculo lo irritó. "Lo que pasa es que esa obra no tiene una estructura teatral clásica. Sin embargo, lo que estuvo bueno es que mi papá me dijo que estaba bárbaro que pudiera transitar por dos experiencias tan distintas [ Mateo y La liga? ]", señala, a sus 29 años.
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¿Y ahora? Después de trabajar durante todo 2011, ¿se viene ése, su gran miedo, a la inestabilidad laboral que, a veces como mito y otras como una realidad marcada a fuego, caracteriza a su profesión? Desde hace unas semanas, todo indica que no. En este momento, en Cafayate, filma una película (una coproducción francoargentina) bajo las órdenes del director Edouard Deluc. En esta road movie , que tentativamente se llamará Voyage, voyage , Contreras encarna a Gabriela, una joven que interactúa con los dos protagonistas (Philippe Rebbot y Nicolas Devauchelle).
A partir del 9 de febrero próximo, seguirá en la piel de Lucía cuando se reponga Mateo en el Cervantes (el sábado será la última función).
Mientras tanto, el lunes próximo, por Canal 9, se la verá en uno de los episodios del unitario Decisiones de vida.
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Leonor Manso habla con su hija. A los ojos le reafirma el destino del que Paloma quiso -como un capricho de rebeldía adolescente- escapar: "No podrías haber sido otra cosa que actriz". Ahora, con la mirada que da el tiempo, se da cuenta de que su decisión se relaciona con lo que mamó en su infancia, con ese primer recuerdo de sus padres allá arriba, en el escenario.
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