La pulga en la oreja
Dos versiones de esta clásica comedia, siempre efectiva, de Feydeau
Antes de convertirse en una millonaria celosa e infiel, Julia Calvo ceba mate a sus compañeros de La pulga en la oreja. La avenida Corrientes recibe una nueva versión de este ya clásico vodevil escrito por Georges Feydeau en 1907. Alicia Zanca adaptó y dirige esta puesta ambientada en los años cuarenta, donde no falta el famoso teléfono blanco: "Quería contar la hipocresía de la sociedad que se comporta de una manera falsa, y cuando aparece una picadurita, algo que la descoloca, se caen las máscaras y se desintegran las apariencias".
Marcelo Mazzarello es el señor Coronado, un poderoso hombre de negocios cuya fidelidad es puesta en duda por su esposa, a cargo de Calvo, cuando ocurre un equívoco. Este será el primero de una larga serie de malentendidos que, en clave de comedia, mantendrán un ritmo frenético, de puertas que se abren y cierran donde desfilan, se esconden y se transforman los personajes.
Gastón Ricaud, Gabriela Sari, Marcelo Xicarts, Diego Sluvis y Nicolás Pérez Costa completan esta versión en la que cada uno compone dos o más personajes. "En una obra escrita para 16 actores, Zanca le agrega este código novedoso y original que hace cómplice al espectador, que festeja no sólo los equívocos, sino los papeles que casi en simultáneo, y sólo por segundos de diferencia llevamos a cabo", dice Mazzarello, quien también interpreta en Los únicos al novio de Griselda Siciliani. De millonario a mozo de un albergue transitorio, el actor oscila entre un copetudo y un peón con acento guaraní y baila tango en escena.
"Tengo actores talentosos y bellos; por eso les exigí no sólo en lo actoral", confiesa la directora. Calvo, quien brilló en Piaf, junto a Elena Roger, también se luce con dos canciones que interpreta entre cada acto, mientras la mansión se convierte en un hotel del Once para luego regresar a la residencia Coronado: "Soy una especie de Otelo, a quien se le despiertan los celos, pero que no está libre de pecado. Es infiel, pero no le gusta que lo sean con ella", dice la actriz.
Una puesta ágil
Zanca habla de la dificultad de montar esta puesta con tanto vértigo. "Hay una parafernalia necesaria propia de este género y de este texto en particular, tan ágil, en el que, además, los actores se están cruzando todo el tiempo. No quise dejar un momento vacío sobre el escenario", opina.
Marcelo Xicarts, quien tiene una larga trayectoria sobre los escenarios y en la comedia (pues es uno de los miembros fundadores de Los Macocos) agradece el humor genuino y el modo de festejarlo de Zanca, a quien le gusta sentarse durante la función de La pulga en la oreja en las butacas, como cualquier espectador. "A veces, la gente, si me reconoce, no entiende qué hago sentada ahí, pero a mí me gusta disfrutarla desde ese lugar", dice la realizadora, quien también dirige en El Vitral Los pequeños burgueses, de Máximo Gorki, y La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca.
Ricaud fue el último en incorporarse al elenco para darle vida a un guapo con aire de Isidoro Cañones: "Alicia nos pedía que arriesgáramos, que dejáramos todo sobre el escenario, y así lo hicimos". La directora destaca esta entrega y elogia que sus actores no son nada "remilgaditos".
Además, participan de la puesta Juan y Mariano, los hijos de Zanca, interpretando a dos matones, e incluso se animan a una medialuna en el saludo final. Ya habían participado en la puesta de Arlequín, servidor dos patrones. "Sí, somos una gran familia –bromea Mazzarello–, y Alicia es una madre muy presente."
SIETE AÑOS Y 400 FUNCIONES EN EL BAUEN
Desde hace 7 años, Daniel Godoy dirige una versión de La pulga en la oreja en el Bauen, los sábados a las 23.15. "Aquí hay 16 actores, todos protagónicos", explica Leandro Orowitz, quien le da vida al millonario (llamado Montalbán en esta puesta). Ambientada en los años 70, en clave de las comedias de Olmedo y Porcel, esta versión ya lleva más de 400 funciones (realiza varias a beneficio, como la del próximo 9 de julio) y ha convocado a más de 75.000 espectadores (en temporadas que van de febrero a noviembre). "Hacemos teatro independiente, no tenemos los mismos objetivos que el teatro comercial. Creo que la gente nos elige porque estamos todos locos, y el espectador festeja eso, se olvida de todo", opina Orowitz, quien ya firmó contrato para una nueva temporada en 2012.
PARA AGENDAR
La pulga en la oreja: de jueves a sábado, a las 21; domingos, a las 20.30. Teatro: Los Angeles Multiespacio (Corrientes 1764); $80.
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