La Pipetuá vuelve para soñar sobre el escenario en un nuevo espectáculo dirigido por Diego Reinhold
La compañía de clowns artesanales esta vez se mete en terrenos surrealistas, oníricos y mitológicos
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Los sueños trastocan la realidad en claves a veces enigmáticas, misteriosas. Y vuelven a hacerse presentes en la realidad en expresiones artísticas, mitologías, sortilegios y amuletos. La compañía de clowns artesanales La Pipetuá recorre este camino para poner en escena Ensueños, que se estrena este fin de semana en el complejo teatral La Plaza.
Sebastián Amor, Maximiliano Miranda y Fernando Selles –la actual formación de La Pipetuá– plantean una nueva temática y un nuevo ritmo escénico, de la mano de la dirección confiada en esta ocasión a Diego Reinhold.
“Apenas terminamos la temporada de Lunática, nuestro anterior espectáculo, vino Sebastián y dijo que ya tenía la idea para el próximo, le dijimos‚ ‘bajá un poco, dejanos respirar’“, rememora Maximiliano. “Pero ya quedó flotando, que sería buenísimo trabajar con los sueños“, acota Teresa Duggan coreógrafa del grupo desde sus inicios y directora de varias de sus puestas anteriores. Y surgieron las primeras ideas: camas verticales, aros de acrobacia convertidos en grandes atrapasueños, proyecciones surrealistas…
Presentaron durante la pandemia el proyecto a un concurso del Teatro San Martín y el Banco Ciudad para las Artes Escénicas y fueron seleccionados. Pero no les cerraban las condiciones, por lo que renunciaron al premio y siguieron adelante en forma independiente. En febrero de este año comenzó el trabajo de puesta en escena, para el que convocaron a Diego Reinhold, dando continuidad a la modalidad de La Pipetuá de buscar diferentes directores teatrales externos a la compañía para cada obra. Antes fueron Osqui Guzmán, para ¡A la obra!, y Daniel Casablanca, en Lunática.
“Los directores que fuimos convocando son referentes nuestros, que admiramos“, explica Maximiliano. “Siempre fue pensado desde el lugar en donde cada director le aporte al grupo su propio tinte, su propio color, su propia esencia. Osqui nos aportó mucho de los mecanismos de comedia física, Daniel Casablanca nos trajo mucha teatralidad. Y Diego Reinhold, la mezcla de la comedia musical, el humor y el juego con la proyección de imágenes. Cada director que va llegando va nutriendo a La Pipetuá en diversos aspectos“, explica Sebastián.
Lo toman agradecidos y con modestia clownesca: “Igual nunca aprendemos nada de ellos y se nota, por eso seguimos convocando, pero la culpa es nuestra, no de los directores“, se ríe Maximiliano.
“Pensamos la obra con muchas proyecciones, música y baile, teníamos todos esos condimentos y para eso Diego (Reinhold) era un gran referente, uno de los capos del mapping, de jugar con el video y meterse en las imágenes. Aparte de todo su camino como persona, porque como compañía elegimos gente que llega a formar parte del equipo, en lo profesional sobre el escenario, pero también en lo personal. Si no hay una comunión personal por fuera del escenario no podríamos trabajar juntos“, acota Sebastián.
La dirección de Reinhold le imprime a la obra, según los actores, un ritmo de mecanismo de relojería “al que no estábamos acostumbrados, que nos complejiza, pero nos ordena muchísimo“, explica Maximiliano.
Reinhold aporta una cuota de seriedad para explicar el rigor de los ensayos: “Al estar tan ordenado empieza a tener mucho más velocidad, mucho más ritmo y también aparece mucho más el humor.“
Cada personaje lleva otro tipo de sueño, uno más cercano a las pesadillas, otro inspirado en las imágenes pictóricas de Salvador Dalí, René Magritte o Edvard Munch, o en figuras de la mitología maya como el nahual, llevados a escena con habilidades circenses o con juegos de proyecciones, apelando a la tecnología en función de la teatralidad. En algún momento incluso para que uno de los personajes se meta dentro del sueño de otro.
“Desde los comienzos de La Pipetuá, siempre tuvimos la búsqueda en la tecnología, pero al servicio de la historia que queremos contar, no por meter tecnología por meterla nomás, siempre hicimos mucho hincapié en el mix de la tecnología con lo artesanal“, explica Sebastián. “Para este nuevo espectáculo Ensueños hay una tremenda máquina musical que inventó La Pipetuá, hay varios inventos más que no queremos espoilear, para que el público se sorprenda, pero siempre con la tecnología y lo artesanal jugando juntos para la escena.“
A eso se suma el rol siempre fundamental de la música en las propuestas de La Pipetuá, creada por Fernando Selles, ausente de la entrevista por estar grabando varios instrumentos que se alternarán con la música en vivo, ajustados al máximo al timing que pauta la puesta de Reinhold, según anticipan.
“La Pipetuá tiene una propuesta estética, un lenguaje y una manera de comunicar las cosas, que es a partir de lo que trabajo como director. Uno tiene que ver qué hace con eso, se va descubriendo a la medida en que se avanza. Aprendemos mutuamente unos de otros y ahí vemos qué se saca en común. En cierto punto se forma un nuevo grupo“, sintetiza Reinhold la interacción entre su labor de director y la impronta que ya trae la compañía.
Teresa Duggan agrega que esta vez se incorporan también nuevos ingredientes a nivel poético, con quitapenas y alebrijes, así como con una voz en off femenina que aporta algo de ternura para esa troupe de “chicos malos“. “Y la idea de los sueños da muchos permisos a la imaginación, a la irrealidad, a que no se precisa un relato tan lineal, sino que pueden aparecer cosas insólitas, eso le da una gran libertad a la obra“, agrega.
Los integrantes de La Pipetuá no dejan de soñar aún fuera del escenario. “Quisiera que con Ensueños pudiéramos volver a viajar a China y otros países asiáticos, como ya hicimos con varios espectáculos, además de recorrer toda la Argentina“, dice Sebastián. Y agrega: “Otro sueño que tenemos con La Pipetuá, no de ahora, sino de hace muchos años, es que el espectáculo, que es de una estética y un humor universal, pueda ser programado también por la noche y no sólo en la franja infantil de la tarde.“ Maximiliano y Teresa agregan a este deseo el de temporadas más extensas. “Trabajamos durante dos años para montar un espectáculo y tiene una temporada de tres meses“, explicita Maxi.
Diego Reinhold ya da por hecho que los sueños se cumplen: “¡Diez años vamos a estar! Y después de salir de gira por la Argentina y China nos vamos con Elon Musk a Marte también“. Con Lunática ya se vio que La Pipetuá es una compañía dispuesta para los viajes más increíbles. Y con Ensueños se prepara para transformar las fantasías oníricas en realidad escénica.
Para agendar
Ensueños, Sala Neruda, Paseo La Plaza, Av. Corrientes 1660, sábados, a las 15; domingos, a las 16. Entradas por Plateanet
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