La oscuridad de la razón

"Hamelin" , de Juan Mayorga por el grupo Animalario. Con Roberto Alamo, Nieve De Medina, Javier Gutiérrez, Andrés Lima, Nathalie Poza, Alberto San Juan, Guillermo Toledo. Escenografía y vestuario: Beatriz San Juan. Diseño de iluminación: Pedro Yague. Música original y sonido: Nick Powel. Dirección: Andrés Lima. En el teatro Broadway.
Nuestra opinión: muy bueno

Había una vez un flautista que con su música logró sacar las ratas de la ciudad de Hamelin pero que, como la reina no le pagó por su labor, la castigó encerrando a los niños de la ciudad en una cueva. De aquel famoso cuento, "Hamelin", el trabajo que el grupo español Animalario acaba de estrenar en Buenos Aires, toma su raíz perversa para transformarla en una obra de 17 actos escrita por Juan Mayorga y dirigida por Andrés Lima, de quienes aquí conocimos "El traductor de Blumberg" según puesta del español (casi argentino) Guillermo Heras.

Durante la seguidilla de actos, se desmenuza una acusación de abuso sexual infantil de un tal Rivas (¿monstruo o salvador?) sobre un tal José Mari. Un juez se hace cargo del caso siguiendo los patrones de un Estado protector que aparece para cuidar del niño cuando su familia, aparentemente, ya no puede hacerlo. Pero como en el reciente caso de la niña de 12 años que se fue de su casa con un albañil de más de 30, nada es como indicaba la primera foto, la primera noticia que se tuvo del caso, el primer acto de la trama.

En la obra, a medida que avanza la acción, los personajes van desnudando sus miserias, sus incapacidades, sus intenciones ocultas. Y nada será blanco sobre negro. Y todo tendrá el valor de lo relativo. Si el mismo juez que se hace cargo del niño y enarbola las mejores banderas del pensamiento progre, en la intimidad de su casa no se puede enfrentar a su hijo.

Así, cada uno de ellos, se ve enredado en medio de palabras huecas, bien pensantes, emotivas, de verdades a media y de un lenguaje -social e individual- enfermo. Ante cada vuelta de timón, "Hamelin" crece, la trama se afianza, pega en la actualidad.

Hay más. "Hamelin" es pura tensión. Es que su resolución escénica le imprime un ritmo que pocas veces decae aunque dure (¿innecesariamente?) dos horas. Andrés Lima, el director, está todo el tiempo en escena. El es el director, pero también el que acota, el que da las entradas de la música, el que manipula quirúrgicamente los hilos de una trama que cambia según la perspectiva del narrador y que tendrá como telón de fondo a la culpa colectiva.

Caja vacía

En "Hamelin", todo sucede en medio de un escenario vacío. No hay más artilugios que lo actoral, que el texto mismo y un engranaje escénico aceitado hasta en los más mínimos detalles. Dentro de ese esquema, Roberto Alamo, Nieve De Medina, Javier Gutiérrez, Andrés Lima, Nathalie Poza, Alberto San Juan y Guillermo Toledo (conocido aquí por la película "El crimen ferpecto") se convierten en las precisas criaturas que dan vida a esta trama que tiene algo de thriller policial o de esas películas norteamericanas basadas en casos judiciales. Hasta se permite reflexionar sobre el hecho teatral como subrayando la artificialidad de todo.

Por su resolución escénica y el estupendo nivel interpretativo, se la puede emparentar con los montajes que pueblan la escena alternativa porteña. Quizás en relación a este último aspecto, llama la atención que este notable espectáculo se presente en una sala tan comercial. Pero así son las cosas.

Desde otra perspectiva, "Hamelin" viene a renovar el intercambio entre la escena española y la porteña. Un intercambio que desde hace años venía apostando a ciertos nombres ya conocidos y que, en esta oportunidad, se jugó con un grupo renovador de la escena ibérica. Y como en este caso puntual el intercambio es más que una palabra, desde el 20 de este mes un elenco argentino se hará cargo de articular este preciso mecanismo dialéctico ante la mirada absorta de un niño al cual, seguramente, le habían contando un cuento con un final feliz que nada tiene que ver con su realidad. Así ocurrió en Hamelin y ocurre en Madrid y Buenos Aires.

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