La ópera contemporánea crece de manera casi secreta
Con obras líricas y sinfónicas, en teatros del under o en salas oficiales, la creación académica actual busca su destino y trata de llegar a nuevos públicos
La música contemporánea de la década 2.1 no tiene vectores, tendencias ni corrientes claramente identificadas que impongan un rumbo. Sin embargo, muestra rasgos que sí se pueden definir con claridad. Uno de ellos es el crecimiento casi exponencial de la música escénica (desde el teatro musical a la ópera de cámara o, incluso, para grandes escenarios); otro rasgo es la escasa delimitación de fronteras entre lo clásico y lo popular. Es decir: elementos de la música popular que se cuelan en los procedimientos compositivos de la música académica (a veces son lenguajes, otras son recursos o hasta temáticas).
Puede ser un dato para tomar de ejemplo el hecho que ésta semana coincidan una experiencia de ópera de cámara con un concierto sinfónico que se enfoca en las obras de grandes poetas de principios del siglo pasado (la vanguardia de Girondo y los versos de Carriego venerados por Borges y Manzi).
Pasado mañana, la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto (ONMA) ofrecerá un concierto con obras nuevas. A las 20, en el CCK, Sarmiento 151, con entrada gratuita. Con dirección de Natalia Salinas se escucharán obras de Pablo Mainetti, Andrés Gerszenson y María Laura Antonelli. Gerszenson presentará Cinco poemas de Oliverio Girondo, con la participación solista de Mercedes García Blesa y Patricia Andrada (sopranos) y Mattea Musso (mezzosoprano). Esa misma noche el bandoneonista Pablo Mainetti estrenará su trabajo escrito sobre textos de Evaristo Carriego, con la participación del Coro Nacional de Jóvenes. "Este encargo [de la ONMA] despertó un viejo deseo de trabajar con poesías de Evaristo Carriego. Ya había compuesto una pieza con uno de sus poemas, «En silencio», para voz, bandoneón y cuarteto de cuerdas. Ahora con coro y orquesta sinfónica se agranda la paleta tímbrica y sus múltiples combinaciones, sin perder los momentos de gran intimidad que, para mí, sugieren los textos de Carriego. También aparece la duda del lenguaje, si debe o no estar ligada al tango. En eso también Carriego se me representa como un claro antecedente de los poetas tangueros. Dentro de estas poesías está el origen. Contando con esta clara marca, me permito componer por momentos una pieza abstracta que complemente y dialogue con los poemas", explica Mainetti.
Por último, Infernadero, seis piezas para orquesta con piano y gritos olvidados, de María Laura Antonelli, que ella misma interpretará desde el piano y con medios electroacústicos, junto a la ONMA. "Cuando fui convocada a componer esta obra se me ocurrió que sería interesante pensarla como una maquinaria donde se pudieran explayar todos los colores de la instrumentación de la ONMA y no como una textura para acompañar un piano solista. Me entusiasmó mucho esa idea y además a eso sumarle electroacústica -adelantó Antonelli-. En cuanto a si es tango o no, creo que una de las cosas fundamentales del tango fue unir un instrumento alemán como el bandoneón con otros criollos y armar sonoridades típicas. Para que el tango no muera eso debe estar en movimiento. La identidad de nuestra música siempre está en construcción y me parece interesante que se pueda hacer un recorrido de las sonoridades sin entrar en las categorías de los géneros", completo.
En resumen, tres obras que cruzan lo popular con lo académico a partir de las creaciones de músicos de distintas extracciones. Tres días después se estrenará en El Extranjero, Valentín Gómez 3378, Las ratas, una ópera contemporánea de la Compañía Canción Nocturna del Caminante, definida como "tragedia sonora", con textos del brasileño Vinicius Soares y músicas del argentino Guillermo Vega Fischer.
Es una pieza teatral sonorizada donde los textos en realidad son una partitura, donde hay arias aunque no sean convencionales, donde existe un relato musical pero sin instrumentos formales. En algunos casos se procesa el sonido que percibe la escenografía de Pablo Archetti, microfoneada y amplificada. La historia que cuenta es la de una familia que vive encerrada en un sótano, recluida en ese espacio por el temor a una peste engendrada por el neoliberalismo. "Imaginé qué tortura sonora recibe el que vive en ese sótano encerrado", resume Vega Fischer, cuando habla del concepto estético de la obra.
La historia y, finalmente, la obra, surgen del encuentro de los cariocas Eduardo Mey (historiador), Vinicius Soares (dramaturgo) y Thiago Ramires (productor artístico) con los porteños Pablo Archetti y Guillermo Vega Fischer. Vale la pena contar la anécdota. Se pusieron a charlar en la fila para ingresar a la fábrica convertida en el espacio cultural IMPA, cuando allí se presentó, a mediados de esta década, una producción que Lírica Lado B hizo de la ópera Curlew River, de Britten. Varios años después terminaron haciendo una ópera de cámara, con características muy especiales, con textos en portugués traducidos al castellano y con varias funciones por delante en Buenos Aires y en el Teatro Solís de Montevideo.
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