Agatha Christie: la obra más longeva que está en cartel es la elegida para reabrir el Tabarís
La ratonera, de Agatha Christie, está en Londres desde hace 66 años y fue la pieza elegida para inaugurar el nuevo complejo teatral, con un rutilante elenco dirigido por Jorge Azurmendi
Hay un hall de hostería en las afueras de Londres que sobrevive al tiempo y, desde hace casi 66 años, cobija la misma historia día tras día. No importa si en la capital inglesa está soleado o llueve: allí, al exterior de esas paredes, siempre está nevando. Por más de seis décadas, cada noche, el matrimonio anfitrión recibe a los mismos huéspedes y una emisora radial anuncia siempre la noticia del mismo crimen. Es que, pase lo que pase allá afuera en el mundo, dentro de la posada de los Ralston la sombra del mismo asesino aterrorizará a todos otra vez... hasta que por fin caiga el telón y concluya una función más de La ratonera (The Mousetrap, su título original), la obra de teatro en cartel más longeva del mundo, que Agatha Christie estrenó en 1952 y que, desde entonces, se encuentra ininterrumpidamente en el circuito teatral londinense. Ni más ni menos que este histórico y exitoso policial fue la pieza elegida para un acontecimiento más que especial para el teatro porteño: el renacer del viejo Teatro Tabarís –de Corrientes 831– reconvertido en este nuevo Multitabarís Comafi, tras una remodelación que llevó nueve meses para reconvertirlo en tres salas. Con la producción de Javier Faroni y la dirección de Jorge Azurmendi, la obra de la prolífica escritora de culto inglesa estrenará el flamante espacio este miércoles, cuando suba al escenario un destacado elenco integrado por Hugo Arana, María Rosa Fugazot, Valentina Bassi, Gloria Carrá, Fabián Mazzei, Guillermo Pfening, Walter Quiroz y Daniel Miglioranza.
El teatro Saint Martin’s de la capital inglesa alberga desde 1974 la versión local y sexagenaria de La ratonera, un policial con el sello de la creadora de los entrañables Hércules Poirot y Miss Marple en el que sus protagonistas quedan aislados en una hostería recién inaugurada y la sospecha de un crimen ocurrido en la ciudad recae sobre todos ellos.
Antes de ingresar a la sala ubicada en el mítico West End, el barrio teatral del centro de Londres, un cartel de madera con una cifra de cinco dígitos contabiliza el número de función que los espectadores tendrán la dicha de ver, número que al día siguiente será otro, y luego otro, y así hasta quién sabe cuándo. La semana pasada, el cartel amaneció con un nuevo récord el día que se cumplieron 27.500 representaciones desde aquella primera función el 6 de octubre de 1952. Tan solo ocho meses antes de aquel estreno fue coronada Elizabeth Alexandra Mary Windsor, más conocida como Isabel II, la monarca británica que aún hoy ostenta la corona del Reino Unido? apenas algo más longeva en el trono que la pieza de Agatha Christie.
Al interior del Multitabarís, que brilla reluciente aun entre el polvillo de la puesta a punto final, también se hace sentir la densidad temporal de La ratonera. De los ocho actores que le darán vida a esta versión, cinco ni siquiera habían nacido al momento del histórico estreno en Londres. Solo Hugo Arana, María Rosa Fugazot y Daniel Miglioranza festejaron al menos tantos aniversarios como la histórica pieza teatral. Arana cursaba cuarto grado allá por 1952 y la actuación todavía no había sacudido su vida: aún no había conocido a Luis, aquel amigo que en la adolescencia lo llevaba al cine de sus padres, ni tampoco se había deslumbrado para siempre con La fuente de la doncella, de Ingmar Bergman.
María Rosa Fugazot tenía nueve cuando subió a escena La ratonera, pero atesora un recuerdo único de aquel año, preservado en un conmovido corazón de niña. "Por esa época yo iba a una escuelita a aprender folclore y el 25 de mayo de ese año fuimos a bailar el pericón a Plaza de Mayo por el acto oficial -rememora-. Eva salió con Perón a saludar a la gente, y esa fue una de sus últimas apariciones públicas porque al poco tiempo murió. Ya entonces casi no podía caminar? Con mi grupo estábamos al costado de la salida de la Casa de Gobierno y Perón la llevaba de la mano mientras salían, pero la soltó un momento para saludar a alguien y ella se nos cayó encima. La agarramos entre todos los pibes. Todavía recuerdo la imagen de su cara desencajada, con los ojitos perdidos, me produjo un gran dolor? A Perón lo odié por toda mi vida por haberla soltado. Y me acuerdo de que lloré mucho cuando ella se murió".
Las casi siete décadas que lleva La ratonera en cartel desde su estreno esconden la clave de su supervivencia en un sello que la escritora más leída del mundo le imprimió a cada una de sus 66 novelas. Una trama de misterio y desconfianza que crece hasta derribar cada una de las pocas certezas que creía tener el lector. Esa arquitectura de intriga perfectamente construida es, quizás, el principal desafío de llevar la escena del crimen a un escenario. "Uno actúa una situación, pero sabe que el público está viendo otra. Es necesaria una cintura que nunca antes había necesitado en teatro: normalmente uno juega la situación y espera que la gente entienda ese juego, pero en esta obra el público justamente no tiene que comprender esa verdad hasta un determinado momento. Hay que trabajar con el ocultamiento y las pistas? Ese desdoblarse es maravilloso", explica Valentina Bassi.
"Es un milagro y un misterio la perdurabilidad de esta obra, pero creo que tiene que ver con que uno sabe qué va a ver cuando se encuentra con Agatha Christie. Salvando las distancias, sucede algo parecido con la tragedia griega: uno ya sabe el mito y va a verlo representado. Acá también se conoce la fórmula: todos sabemos que habrá una muerte, un asesino, un detective que atará los cabos y una presunción de que todos son culpables, pero es eso lo que vamos a buscar en el universo de esta autora", explica Jorge Azurmendi, quien el año pasado ganó el Premio María Guerrero por su labor como director.
Walter Quiroz sonríe con la mirada traviesa que lo caracteriza mientras recuerda que cerró el Tabarís y ahora le toca abrirlo. Es cierto: el primer domingo de julio del año pasado, el elenco de Como el culo -obra de la que formaba parte entonces- tuvo el honor de vivir la última función en el teatro inaugurado en 1924 antes de su cierre para la remodelación. Y con una rareza que convierte a Quiroz en una pieza peculiar dentro de esta historia: en aquella comedia, una delirante compañía teatral se frustraba en cada paso durante su preparación para el estreno de una obra de tipo policial. ¿Adivinan cuál? Sí, La ratonera. "Ese era un Agatha Christie mal hecho y me quedé con ganas de hacer uno bien", suelta entre risas el actor, que bajó el telón del Tabarís y ahora lo sube, de algún modo, con la misma pieza. Creer o reventar.
Lo cierto es que, más allá del entrampado crimen o de la identidad del asesino que desde hace 66 años guardan bajo llave los millones de espectadores que han disfrutado de La ratonera, quizás el secreto de su vigencia se encuentre más allá de la esencia del intrigante género. Quiroz, que desde chico se reconoce cariñoso admirador de la autora inglesa, ha cavado profundo en su trama para desentrañarlo: "Detrás de Agatha Christie no está solo quién mató a quién: hay un fuerte trasfondo filosófico. Mi personaje dice algo así como que ?uno nunca termina de saber cómo es el otro y mucho menos lo que piensa'. Acá todos los personajes están enmascarados de sí mismos y en un momento comienzan a descubrirse; por eso, esta obra es una invitación a conocerse a sí mismo. Y también a darnos cuenta de que nunca sabemos cómo piensa el otro porque ni siquiera sabemos qué pensamos de nosotros mismos. El revólver o el cuchillo encubren, en realidad, un gran tema filosófico que tiene que ver con la libertad, la justicia y la parcialidad? Y qué mayor justicia que saber quién uno es, ¿no?"
Antecesoras locales
Si bien La Ratonera es conocida mundialmente por su inclaudicable presencia en Inglaterra, la historia teatral argentina también ha representado esta pieza y hasta se aventuró a competirle con un récord. Durante 33 años y en un hecho histórico para América Latina, la compañía marplatense del director Francisco Rinaldi representó continuamente la obra, entre 1979 y 2012, que se convirtió en una de las puestas más buscadas de La Feliz.
En Buenos Aires y curiosamente el mismo año, se estrenó en la década del 70 quizás el único antecedente de esta obra que recuerden los teatreros más memoriosos: en el Teatro de la Comedia y con un elenco de lujo integrado entre otros por Tina Helba, Ariel Keller, Emilio Comte, Boy Olmi, Nora Caleca y Daniel Lago, el emblemático Julio Baccaro dirigió una versión del clásico de Agatha Christie.
Pasaron casi 40 años, pero Boy Olmi recuerda aquella experiencia en diálogo con la nacion, desde el cerro Uritorco, en Córdoba, donde se encuentra filmando El día del pez, película de Pablo César que protagoniza y se encuentra en pleno rodaje. "Recuerdo todo porque fue una experiencia fabulosa: Nora y yo interpretábamos al matrimonio dueño de la hostería y teníamos una puesta con mucho realismo, en la que se reproducía esta mansión inglesa en la que ocurre el crimen, en medio de una tormenta de nieve que hacíamos con unos efectos bastante rudimentarios que volvían todo muy divertido para nosotros", detalla Olmi. "Estamos más bien acostumbrados a ver el policial en cine o a leerlo en las novelas de Agatha Christie, pero en teatro siempre es una apuesta original y ojalá a esta nueva versión le vaya muy bien. Aunque pase el tiempo, las obras de misterio son piezas de relojería que no se oxidan y su esencia, justamente, está en una trama que resiste inalterable el paso del tiempo".
La ratonera, de Agatha Christie
- Dirigida por Jorge Azurmendi
- Multitabarís Comafi, Corrientes 831
- De miércoles a viernes,a las 20, sábados, a las 19.30 y a las 22; y domingos, a las 19.30
Números de La Ratonera
- 66 años en cartel en Londres
- 92 países la estrenaron
- 61 millones de personas la vieron
- 119.000 funciones en el mundo
- 27.500 representaciones en Londres
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