La nueva dupla creativa goleadora del teatro musical local
Marcelo Caballero y Juan Pablo Schapira, creadores de Lo quiero ya, multipremiado éxito del off, formaron una sociedad artística que se extiende a otros proyectos: ya con tres obras en cartel
Uno viene de Rosario, aunque nació en Córdoba; el otro, de General Roca, Río Negro. Uno, director; otro, músico; y ambos, por distintos caminos desde 2008, encontraron su lugar en el mundo teatral de Buenos Aires. Hasta que un día, alrededor de una mesa, los presentaron.
"Marcelo Caballero, vas a ocuparte de la dirección, y vos, Juan Pablo Schapira, de la música. Nos gusta lo que hacen y por eso los llamamos", dijeron Nahuel Quimey Villarreal y Lucien Gilabert, los voceros de la primera camada de egresados de CAST, el Centro Artístico de Selección de Talentos de Telefe, con ganas de llevar a cabo un proyecto musical con la impronta de artistas que admiraban. La única consigna era que hablara de la ansiedad y la locura cotidiana por "llegar".
"A nuestro juego nos llamaron, somos enfermos de ansiedad, no podemos parar", dicen Caballero y Schapira al recordar aquel inicio inesperado que dio comienzo a Lo quiero ya, el musical estrenado en 2017 y que sigue, ya en tercera temporada, siempre en El Galpón de Guevara, después de ganar el año pasado los premios Hugo a mejor musical off y mejor dirección en musical off. Y el éxito de público que conoce de memoria a la docena de personajes y sube a Instagram videos en la calle cantando "No quiero estar acá, me sigo metiendo con cosas que no voy a continuar/, no quiero estar acá, preferiría estar muriendo lentamente atropellada por un tren pero no acá, ¿me entendés?/ Seguro a vos te pasa lo mismo", el himno de protesta millennial que esta dupla creativa supo encontrar en una forma de trabajo común.
"Lo quiero ya habla de nosotros, de lo que nos pasa, es el grito de '¡todo está mal!' que sentimos ante la vida. Pusimos adelante a las personas que cada vez están más solas, con sus celulares, pero como perdidas", dice Caballero quien reconoce que, después de pasar por budismo, yoga y variadas terapias alternativas, fue en el teatro donde descubrió no las respuestas pero si el modo de "descansar en las preguntas". Para "Chapa", como lo llaman todos, uno siempre vuelve adonde se siente bien. "Y los ensayos son un momento de creatividad al tope donde hay propuestas de los actores, del director, de los músicos, de cada parte y se prueba y de ahí sale, es un rompecabezas en el que cada pieza se va acomodando al todo", explica el pianista que vive -igual que el director- en estado de ebullición: "Escribimos en la calle. Te juro que la letra de 'No quiero estar acá' me salió de un tirón, por la calle, llegué y la probé en el piano. Cuando algo te baja así, tenés que confiar en esa versión, siempre es la que queda".
Aunque la anécdota ya la contaron varias veces, todavía a Caballero le sorprende acordarse de que cuando vio el primer ensayo general, temió que nadie entendiera nada, un miedo que se borró muy pronto. "También yo tengo miedo. Cada vez que Marcelo me pide una canción, me muero de miedo", dice el músico y la respuesta no tarda en llegar: "Chapa siempre propone y, como también es actor, sabe qué ritmo es necesario. Y es tan teatral para escribir que ha pasado que sus canciones crearon escenas, es decir, trae algo y a partir de eso surge la acción. El libro nunca es la autoridad, trabajamos por partes y a partir de distintas iniciativas".
Pero se consolidaron como dupla creativa. Además de continuar con Lo quiero ya (del elenco original quedan solo cinco nombres: Schapira, Gilabert, Quimey, Vicky Cáceres y Macarena Forrester), estrenaron el unipersonal Piano blanco, interpretado por Gimena González como Marilyn Monroe. "Empezamos Gimena y yo, coincidimos en el interés por Marilyn, y lo sumé a Chapa que rápidamente comprendió al personaje para componer la música y canciones", dice el director y Schapira agrega: "Usamos nuestras experiencias personales para las letras, tuvimos mucha empatía con el mundo interior de esta mujer".
Si bien ambos reconocen influencias comunes, no recorrieron los mismos caminos. Schapira cursó Comunicación Social en la UBA mientras que estudió música y actuación con distintos profesores desde chico: "Era una especie de Alejandro Lerner, un baladista romántico, siempre se me dio por ahí. Me gusta experimentar con los instrumentos como si fueran juguetes". Por otro lado, Caballero se formó en comedia musical en Rosario, estudió un tiempo en Berlín (donde, dice, cambió su visión de las artes escénicas) y ya en Buenos Aires, consiguió su primer trabajo como actor en Barbie live!, con Liz Solari, en el Ópera. A partir de ahí, se sucedieron varios papeles en el teatro comercial pero no en escena sino como director de actores y asistente de dirección: "Ariel del Mastro, con quien trabajé en Aladin y American Idiot, es un maestro para mí, alguien que me obliga, en el buen sentido, a entender el juego". En paralelo a este rumbo, su otra pasión es el teatro clásico. Su versión musical de Bodas de sangre estuvo tres años en cartel en El Método Kairós.
A su vez, Schapira pasó por dos Bienales de Arte joven, ambas con otro socio creativo, el autor Ignacio Olivera, con quien hizo Caso de éxito (premio Hugo a mejor musical off 2016) y Mamá está más chiquita, ambas dirigidas por Marcelo Albamonte (aún en cartel). Además de muchos otros trabajos como la dirección musical de Hotel Neurotik, dirigida por Gonzalo Castagnino.
"No creo en las diferencias entre musical y teatro de texto con música. Es teatro y punto y depende del lenguaje de cada director. La música es un actor más", dice Caballero y advierte que en Lo quiero ya no todos cantan: "Hay cuatro actores que no tienen formación musical pero se acoplaron a los ensayos y entendieron el código. En el caos, surge un orden".
La otra tarea del dúo, junto con Martín Goldber, es la dirección, desde el año pasado, de "Elenco original", un taller que integra el Laboratorio creativo de teatro musical, coordinado por Caballero en El Galpón de Guevara desde hace diez años. De esa usina surgieron, por ahora, dos obras armadas de principio a fin por el grupo: La población, que se estrenó en el Cultural Freire, y El herrero y el diablo, a partir de diciembre en El Galpón.
"Este es un gran momento del musical en el país. Hay que profundizar la mirada hacia adentro, ver nuestros problemas, nuestra manera de decir, tenemos las herramientas", dicen ambos, ansiosos, inquietos, sin techo para imaginar cuerpos que cuentan con letra y música.
Lo quiero ya
De Marcelo Caballero, Juan Pablo Schapira y Martín Goldber.
El Galpón de Guevara, Guevara 326.
Domingos, a las 19. $ 400.
Piano blanco
De Caballero, Gimena González y Schapira.
El Método Kairós, El Salvador 4530. Viernes, a las 23. $ 350.
La población
De Caballero, Goldber y Schapira. Cultural Freire, Freire 1090.
Sábados, a las 21. $ 300.
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