La más querida: recuerdos de Silvina Bosco el día en que el Cervantes sube Miembro del jurado
Dice la directora Corina Fiorillo que la actuación de Silvina Bosco en Miembro del jurado es la más impresionante de su carrera. Once minutos, le gusta precisar al autor Roberto Perinelli, once minutos en escena para guardar en la memoria toda la vida.
"¿Viste como el final de Copenhague? Nunca me lo voy a olvidar. Bueno, así pasaba con Silvina en Miembro del jurado. Era unánime. La hicimos en el Cervantes, de gira por el país, en España, en el teatro del Pueblo, todo tipo de públicos, con todos era lo mismo. Eso sucede de vez en cuando", dice Fiorillo que la dirigió en varias obras: Tres, en calle Corrientes; El avaro, en el Regio; Jardín de invierno, en el Cultural San Martín; y por primera vez, en Miembro del jurado, estrenada en el Nacional Cervantes en 2013 y desde esta noche hasta el sábado, gratis, disponible en el Cervantes online: gran oportunidad de volver a la Bosco, la querida Silvina que murió el año pasado, el 30 de abril, por un cáncer maldito que nunca pudo robarle ese brillito en sus ojos cuando sonreía.
"Cuando salimos de gira a las provincias, las mujeres me esperaban a la salida y me abrazaban como si yo fuera la Difunta Correa. Un hombre también, un periodista, me contó sobre la pérdida de su hijo en un accidente. ‘Termino de purgar el duelo, liberé el dolor con ese grito que diste y yo no pude dar cuando lo vi muerto’, me dijo con lágrimas. La obra está más actual que nunca. Soy mamá de una nena, no tuve que hacer un esfuerzo para ponerme en esa piel, pero con lo que está pasando me duele más, por todas las chicas asesinadas, por todas esas familias rotas", decía la actriz a LA NACION hace un par de años, cuando la obra se repuso en el viejo teatro del Pueblo con el mismo elenco, sus amigos Ernesto Claudio y Roberto Vallejos, una vez por semana. "Antes era bravo hacerla tantos días –dijo-. Los actores tenemos técnicas para no llevarnos el personaje a casa. Pero en este caso es una piña al alma si de verdad estás conectada. Una vez por semana me resulta más llevadero. Me pasó que al despedirme, en un ensayo, apenas lo saludé a Roberto Vallejos, a quien adoro. ‘Silvina, soy yo’, me dijo. Y le pedí perdón. El material me tenía tomada".
Miembro del jurado se estrenó en 1979 en el Payró, dirigida por Carlos Catalano. En 1992, Julio Baccaro la hizo en Andamio 90, con producción del San Martín. Fue escrita durante la dictadura, inspirada en el clima de terror social y en un hecho particular, el nacimiento de Verónica, única hija de Perinelli. Aun en contra de sus intereses, el autor dice que hoy no volvería a hacerla con otro elenco. Y reconoce la enorme sorpresa que tuvo cuando vio los ensayos: "Había estado internado, muy mal, y todavía convaleciente fui a verla, invitado por la directora que siempre me sorprende con su talento. Recordaba la actuación de Susana Delgado, la actriz de la primera versión, que estaba estupenda también pero hacía otra cosa, muy distinta a lo de Silvina, una artista que combinaba la más alta profesionalidad con el espíritu inquieto, atrevido, arriesgado de una militante del teatro independiente".
Después de diez años, Simón (Vallejos) sale de la cárcel. Un desconocido, Mejía (Claudio) lo espera en la calle para ofrecerle un trabajo aparentemente delictivo. Aunque no quiere reincidir, Simón lo sigue a Mejía a su taller de cerrajería. Afuera, el carnaval. Adentro, la espera envuelta en humor mientras algo contenido late. La llegada de Esther (Bosco), la mujer de Mejía y mamá de una adolescente que ya no está, llevará el final al estallido. El equipo artístico se completa con la música original de Rony Keselman, la coreografía de Mecha Fernández y el vestuario y escenografía de Julieta Risso.
"Ninguna tormenta le quedaba grande", dice Fiorillo sobre su hermana de la vida, una mujer sabia de la que aprendió lo más importante, vivir con intensidad cada momento, dejar de lado las pavadas, simplemente amar. Durante los ensayos, la directora y los dos actores eran los únicos enterados de la noticia de su enfermedad. Fue un pacto, nunca salió de ahí. "Nadie se enteró, remarca Fiorillo, convivió con la enfermedad sin dramatismo, con naturalidad. Una titana." Tanto Roberto Vallejos, con quien se conocía desde el Conservatorio y la escuela de Agustín Alezzo, como Claudio (juntos fueron los padres de Susana Giménez en el sketch "Jennifer", en el programa de la diva) coinciden en el optimismo, la alegría de vivir, la energía luminosa de la Bosco. Y su entrega y confianza en todo el proceso creativo. Hay dos gritos que llegan hasta las tripas del público y de los que la acompañaban en el escenario; uno, hacia afuera, enardecido en dolor; el otro, en mudo. "Le dije que pensara en la imagen de La Piedad, ese desgarro femenino, el recorrido corporal de ese dolor desde la entrepierna, el vientre, la cara, como si volviera a tocar a su hija", cuenta la directora sobre la actuación que recibió el premio ACE. También ganó el Florencio Sánchez por Todos felices, dirigida por Oscar Martínez, en Tablas 2018 a la Trayectoria.
De la tragedia a la comedia, de lo comercial al off, programas de Cris Morena y operas primas de jóvenes realizadores, no hay opinión sobre la Bosco que no subraye su versatilidad, la capacidad de hacerlo todo. Bailaba y cantaba y lo hizo en algunas obras pero soñaba con actuar en un musical con Emiliano Dionisi a quien conoció en Ojos que no ven, en el Picadero, en 2015. "Crecimos viéndola en la televisión y el cine, de caradura la contacté y me dijo que sí, que quería trabajar con un director joven. Profesionalismo, excelencia y amorosidad. Planeábamos un musical, sí, los tres, con Fernando Albinarrate, y bueno, sí, la vida", dice Dionisi. Otra joven que se le acercó fue Paola Luttini, la directora de Ramona, de Mariela Asensio, que Bosco aceptó protagonizar en Microteatro. Poco después, se reencontraron en Madre Coraje, dirigida por José María Muscari, la última obra donde trabajó la actriz hasta los primeros días de marzo. Igual que en El avaro, a Silvina le tocó compartir el camarín con Iride Mockert, otra de sus entrañables: "El día que me contó que estaba enferma, volvíamos de una nota por Madre Coraje, en su auto. Me agarró la mano y me dijo que tenía que contarme algo, que no sabía si le quedaban días o meses. Y que había aprendido que la vida es el aquí y ahora, eso que trabajamos en la actuación. Sostuvo todo lo que pudo su presencia en la obra porque sabía que cuando se bajara del escenario se iba a deteriorar más. Era una hadita, alguien que busca lo mejor de todo".
Dos protagonistas consagrados, Antonio Grimau en El avaro, y Claudia Lapacó, en Madre Coraje, se emocionan al recordarla. Responden pronto los mensajes de la periodista, tienen ganas de decir que la admiraban y querían. "Nunca se victimizó, nunca se quejaba, arriba del escenario nadie notaba nada", dice una. "Era un gozo y una diversión absoluta trabajar con ella, un placer enorme de conocerla", dice el otro sobre su aplaudida Frosina.
Olivia es el nombre de la hija de Silvina, que tuvo con el actor Iván Espeche en 2005. A punto de parir, fue a ver un estreno, La omisión de la familia Coleman, en la entonces única sala de Timbre 4, la de Boedo, donde no era posible salir sin pasar por el escenario. Al finalizar, ella se acercó agarrándose la pollera medio mojada. "Claudito, me encantó pero me voy rápido, rompí bolsa. No quería interrumpir la función. Perdón que dejé mojada la silla". La anécdota la cuenta Tolcachir a quien Bosco había conocido en la filmación de Buenos Aires me mata, en la comedia televisiva Desesperadas por el aire y en la obra De rigurosa etiqueta, dirigida por Norma Aleandro. "Imposible no adorarla, imposible imaginarse que no esté, alguien tan luminoso, tan contagioso, me conmueve que tanta gente, de zoológicos distintos, la quiera y haya lamentado su partida. Vino con su hija, mucho después, a ver Los Coleman, fue muy emocionante", dice el artista y gestor de Timbre 4.
Por primera vez, Olivia, la que quería nacer en un teatro, verá Miembro del jurado. Conoce la obra porque la escuchaba desde el camarín donde esperaba a la madre pero recién ahora, a los catorce años y en su casa, va a verla con una sonrisa y el brillito en los ojos, como se festeja la vida.
Para agendar
Miembro del jurado, de Roberto Perinelli y dirección de Corina Fiorillo. A partir del miércoles 12 a las 20 hasta el sábado 15 inclusive, en el Cervantes online, gratis. También estarán disponible Detrás de escena y desde el viernes 14, las Conversaciones, con Perinelli, Fiorillo, Ernesto Claudio y Roberto Vallejos, dedicada a Silvina Bosco.
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