La magnífica Iride Mockert
Turba
Nuestra opinión: muy buena
En escena, una mujer en situación de trata a quien le han quitado a su hija. Su desconsuelo es mucho mientras su vida transcurre bajo el sometimiento de unos hombres a los que su cuerpo acepta pero su mente rechaza. Valiente, aguerrida, ella solo piensa en escapar de ese mundo y recuperar a la niña que le arrebataron.
La narración es compleja. La dramaturga Laura Sbdar va dando a forma a situaciones siempre inquietantes que parecieran tener un débil hilván. Aunque cada tramo de su obra posee una contundencia notable y en la voz de la protagonista ese universo se profundiza y amplía. Un material que necesita una intérprete dispuesta a poner el cuerpo sin temores, provocando su imaginación al máximo, asumiendo riesgos y dosificando la furia que le provoca el lugar que ocupa y padece. Las palabras con las que va definiendo su historia no tienen valor si cada porción de ese cuerpo no puede darles el verdadero sentido que reclaman.
Bajo la segura y desenfadada dirección de Alejandra Flechner, la gran Iride Mockert da trascendencia a ese personaje de una manera inesperada. Se transforma en un animal desbocado que asume todos los riesgos que esa acción le reclama: seguir pautas de movimiento, cantar, tocar un instrumento musical, agitar un par de boleadoras. Y lo más intenso, ingresar en un submundo por momentos escalofriante donde el maltrato y el abuso son moneda corriente. Pero ella tiene un derrotero y da pelea.
Magnífica intérprete, Mockert se deja atravesar por ese texto y junto a Flechner logran reescribirlo en escena con una apasionada mirada femenina. Turba es una propuesta que sube a escena los lunes, a las 21, en El Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034).
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