La historia de un teatro glorioso, el Regina
Luego de tres meses de intensas obras, abrió nuevamente sus puertas la mítica sala de la avenida Santa Fe, con un show de Nacha Guevara y la presencia estelar de Mirtha Legrand
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Al evidente regreso del público a las salas (por el retroceso de la pandemia y la descomunal oferta de espectáculos de calidad), producido en el último mes, la comunidad teatral porteña tuvo esta semana otros dos motivos de alegría. El lunes fue la reapertura del teatro Astros, con el estreno de Las irresponsables, la comedia de Javier Daulte; y el martes, la reapertura del teatro Regina, que incluye también la puesta en valor del espacio y la remodelación íntegra del acceso de ingreso a la sala –conservando al máximo la construcción original de 1936–, a cargo de Ariel Aidelman, arquitecto especializado en conservación de teatros. Si la primera reapertura había contado con la nutrida asistencia de actores y gente del medio, ésta tuvo como epicentro la rutilante presencia de Mirtha Legrand (ungida, a los 95 años, madrina de la renovada sala) y un breve pero emotivo show de Nacha Guevara.
Cabe recordar que el Regina está ubicado en el segundo piso del edificio donde funciona la Casa del Teatro, en Santa Fe 1235, y fue utilizado desde un principio como espacio teatral, no como otras construcciones de su época que empezaron funcionando como cines. Su nombre es un homenaje a la soprano y dama benefactora Regina Pacini, la esposa del presidente Marcelo Torcuato de Alvear, y fue construido, al igual que todo el edificio, por el arquitecto Alejandro Virasolo. La sala fue inaugurada dos años después de su habilitación, en 1938, con un festival artístico. Al año siguiente se llevaron a cabo allí diferentes actos culturales gratuitos y, hasta 1943, fue alquilada para diversos festivales y funciones especiales. En 1944 realizó allí una temporada de tres meses la prestigiosa actriz francesa María Falconetti (más conocida como Madame Falconetti, que había protagonizado el film mudo La pasión de Juana de Arco, de Carl Theodor Dreyer, en 1928, y que había elegido Buenos Aires para escapar de los horrores de la Segunda Guerra Mundial). En 1949 fue alquilada por la Subsecretaría de la Nación, y de 1952 a 1962, al grupo teatral independiente La Farsa. En 1963, y luego de múltiples reformas, fue ocupada temporalmente por la Comedia Nacional debido al incendio ocurrido en el Teatro Nacional Cervantes.
A partir de 1964, cuando la sala fue arrendada por la dramaturga María Luz Regás, el actor Enrique Fava y el director Luis Mottura, el Regina empezó a vivir su mejor momento, con estrenos de la talla de ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, de Edward Albee, que dirigió el propio Mottura y protagonizaron Myriam de Urquijo, Ignacio Quirós, Emilio Alfaro y Selva Alemán. Debido a su suceso, la obra se reestrenó 10 años después allí mismo, aquella vez dirigida por David Stivel y con Cipe Lincovsky, Juan Carlos Gené, Ana María Picchio y Adrián Ghio. Antes, en 1968, María Elena Walsh había debutado en el music hall con Juguemos en el mundo; y más tarde, en 1975, la popularidad de la sala se acrecentó como nunca antes con la presentación de El gran deschave, la pieza de Armando Chulak y Sergio De Cecco, que dirigió Carlos Gandolfo, tuvo por protagonistas a Federico Luppi y Haydeé Padilla y agotó entradas noche tras noche. También fueron éxitos rotundos las puestas de Convivencia, de Oscar Viale, con Luis Brandoni, Federico Luppi, Rubén Stella y Betiana Blum, dirigidos por Roberto Durán; Los japoneses no esperan, de Ricardo Talesnik, con Bárbara Mujica, Soledad Silveyra y Víctor Laplace, dirigidos por David Stivel; y el unipersonal Emily, a cargo de China Zorrilla, por nombrar sólo algunos títulos.
Nueva vida
Ahora, y después de varias gestiones con resultados mixtos, se acaba de hacer cargo de la sala el empresario Ariel Perrotti, CEO de Perrotti Producciones, empresa asociada desde hace años a las giras de espectáculos teatrales a lo largo y ancho del país. Para la puesta en valor de la sala y del hall invirtió 50 millones de pesos. El trabajo, que llevó tres meses de intensas obras (con jornadas laborales de 24 horas), no se redujo a reparar y pintar los espacios afectados por el paso del tiempo sino que consistió, también, en la renovación completa del escenario y el telón, en el retapizado de las 350 butacas, en una mayor separación de las filas y, lo que es más meritorio, en el aumento de la pendiente de la platea (que permite una excelente visión de lo que sucede en el escenario aún desde la última fila).
Asimismo, se han reparado los dos notables murales de Benito Quinquela Martín, pintados al óleo y cera, de 1928, Descargando carbón y En plena actividad, de tres metros por cinco cada uno, que enmarcan el hall, y hoy lucen como nuevos.
Aunque el empresario promete, a partir de ahora, una programación variada e inclusiva (con títulos propios del circuito comercial como del independiente), decidió abrir la temporada con espectáculos ligados al humor y al music hall. El puntapié inicial lo dará mañana Daddy Brieva con su Super Dady, el mago del tiempo; luego, el sábado, subirá a escena Aníbal Pachano con Así… vuelvo; y el domingo debutará Gabriela Acher con ¿Qué hace una chica como yo en un cuerpo como éste?
A tono con semejante emprendimiento fue el evento de reapertura llevado a cabo el martes por la noche. A la cita no sólo asistieron los artistas que trabajarán en la sala sino otros consustanciados con la Casa del Teatro y la historia del Regina, entre ellos: Thelma Biral, Virginia Lago, Héctor Giovine, Francisco Pesqueira, Florencia de la V y José María Muscari; y los empresarios Carlos Rottemberg, Sebastián Blutrach, Lino Patalano y Ezequiel Cobo; y el ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Enrique Avogadro. Luego de un cóctel esperaron sentados en sus butacas el ingreso a la sala de Mirtha Legrand, que fue recibida con aplausos y la música de sus míticos almuerzos televisivos. Desde el escenario, Teté Coustarot, que ofició de maestra de ceremonias, informó que la diva acababa de descubrir en el foyer la placa con la fecha de la reinauguración y su nombre, que ahora también es el de la sala.
Luego, la ceremonia continuó con unas palabras del empresario Perrotti, con otras de Rottemberg (en representación de Aadet), con unas de Esteban Parola, vicepresidente de la Casa del Teatro; y con las de la presidenta de esa entidad, la actriz Linda Peretz, quien, muy emocionada, sostuvo: “Mi objetivo fue siempre embellecer y empoderar la Casa del Teatro, y creo que con esta remodelación y puesta en valor del Teatro Regina, que el edificio alberga, lo hemos logrado”.
La noche cerró con un mini recital de Nacha Guevara, compuesto por cinco temas (“Se dice de mí”, “Él”, “La canción del odio”, “Que vengan los clowns” y “Mi ciudad”) y “la bendición de Mirtha Legrand”, al decir de Teté Coustarot. Fue entonces cuando la actriz y conductora, desde la platea y micrófono mediante, sostuvo pícaramente, a tono con su estilo sin vueltas: “Esta velada brillante nos tiene que poner a todos muy orgullosos, ya que la reapertura de este teatro también ayudará con sus ingresos a la Casa del Teatro pero, como presidenta honoraria de la institución, no puedo dejar de decir que me gustaría que mis colegas, los que ganan bien y tiene un buen pasar como yo, cada tanto aporten una cifra para mantener en pie esta maravilla de institución”. El aplauso cerrado a sus palabras fue el broche del evento.
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