La geografía de un barrio, a través de una propuesta teatral: Zoraida
Te aleja de la zona de confort de una sala teatral, para convertirte en una espectadora/un espectador activos. En caminantes que toman las calles del Abasto, poseídos internamente por la voz de Zoraida, inmigrante colombiana, a la que se puede escuchar, mediante auriculares inalámbricos (sanitizados como lo exige el protocolo vigente en estos tiempos de Covid) que son provistos por la producción, de esta lúdica y muy entretenida performance teatral inmersiva. La propuesta, cuyo punto de partida y de llegada, es el teatro El extranjero (Valentín Gómez 3380), puede hacer que el espectador se emocione, derrame alguna lágrima, o baile, mientras escucha a Willie Colon y su tema de salsa “Idilio de amor”, en plena calle.
La obra que formó parte del Festival Teatro Bombón Vecinal, durante el Fiba 2019 y cuenta con el apoyo de BA Cultura y Abasto Cultural, tiene una duración de 30 minutos y no se suspende por lluvia, ya que además de auriculares, los organizadores, que tienen todo previsto, también proveen de paraguas. La historia es real. Zoraida a la que le gusta ponerse un vestido rojo en Navidad, luego de concurrir a misa en la Parroquia Tránsito de la Santísima Virgen, de Perón y Gallo, frente a la plazoleta de la Estación, vive y trabaja junto a sus dos hijos, en el barrio.
Mariano Stolkiner, autor de la propuesta y su compañía El Balcón de Mersault y Zoraida tienen una historia en común. Ella trabaja en su sala El Extranjero. Limpia, colabora en el bar y descubrió que le gustaba el teatro, cuando fue invitada a tomar clases de actuación. La idea de este audiodrama es de Stolkiner, junto con Eleonora Di Bello y el músico Rafael Sucheras. Los que en cada encuentro guían al público con una banderita en alto, que dice “Zoraida, la reina del Abasto” y se detienen en cada lugar que indica el relato.
El teatro de Stolkiner –director, autor, docente y gestor cultural- nunca deja indiferente al público. Las obras que elige redescubren los límites de sus protagonistas (como ocurre en la actual El año de Ricardo, de Angélica Liddell), esos costados no tan visibles, que te arrebatan la existencia. Zoraida…, refiere no sólo a anécdotas de esta mujer colombiana –cuya primer parada al salir de su país, era Chile y no pudo ser–, también despierta variadas reflexiones e interrogantes en el espectador. Como ocurría en Biolenta (2015), de Carolina Vergara Olivetti, puesta en escena por el director, Zoraida, también fue víctima de violencia de género.
La protagonista de este reality auditivo, que transcurre mientras se caminan unas doce cuadras, por el barrio del Abasto, representa la síntesis de infinidad de mujeres anónimas, inmigrantes, que son rechazadas, maltratadas, ignoradas e “invisibilizadas”. Muchas de ellas son madres solteras, se han enamorado jóvenes y su pareja las abandono y ellas se vieron obligadas a criar a sus hijos, la mayoría de las veces solas. Sin embargo Zoraida, además de contarnos su vida, de dolores y alegrías, nos recuerda que en lo más simple, está el sabor de la vida. Como en esas milanesas que ella aprendió a hacer en Buenos Aires y las cocinaba tan ricas, que cada vez tenía más clientes y también hacía comida colombiana para poder pagarse un lugar para vivir y reunir el dinero para traer a sus hijos, además de limpiar los baños del cine Arteplex.
Vivir y “vivirse”, a través de la acción y el hacer siempre, para preservar la propia existencia, en un mundo que es innegable, cada vez, se parece más a un despropósito, es la consigna de Zoraida Saldarriaga. Ella se enamoró y ‘desenamoró', pero siempre quiso tener un compañero a su lado. Hasta que uno de ellos, a lo largo del tiempo, le demostró que la engañaba y no estaba separado, seguía viendo a su ex mujer. Pero hasta que eso sucedió, Toño, que así se llama él y al que la protagonista conoce desde su infancia, le dedicó una salsa para su cumpleaños. La que él mismo interpretó, en el restaurante peruano Mochica, sobre la calle Agüero, enfrente al Shopping, que forma parte de la biografía geográfica de Zoraida. Del mismo modo que el supermercado Coto, lugar obligado de paseo de los domingos y encuentro con lo lúdico para ella, sus hijos y una de sus nueras, con sus carritos y sus innumerables artículos de colores, que les despertaban vivencias de la infancia.
Es el atardecer en el Abasto y esas lucecitas verdes, pequeñas, de los auriculares del público, parecen formar parte de un videojuego, con los que se entretienen los chicos en ese locutorio de Gallo y Corrientes, otra parada, en la que la mujer cuenta que conoció a Jorge. Él era un compatriota del que se enamoró. Al comienzo de la relación era muy cariñoso y comprensivo. Hasta que surgió lo inesperado. Luego de un tiempo de convivencia, comenzó a agredirla y hasta la amenazó de muerte a ella y sus hijos. Pero, como ella confiesa, volvió a encontrar en su creencia religiosa, las fuerzas para continuar. El final del trayecto guarda una muy agradable sorpresa para el público, que se despide preguntándose, cuánto de nuestra propia geografía emocional y física se relacionan con las anécdotas de Zoraida, o a cuántas mujeres como ella, o similares ignoramos a diario. La performance también invita a cuestionar nuestras subjetividades, a través de revisitar los espacios de la Ciudad, mediante una consigna determinada.
Para agendar:
“Zoraida, la reina del Abasto”
Funciones: sábados, a las 19, a las 20 y a las 21. Duración: 30 minutos. Los recorridos comienzan y terminan en la puerta del teatro El Extranjero, Valentín Gómez 3378. El máximo de participantes es de 15 por función.
Entradas $300.- Compra y reservas: www.teatroelextranjero.com o alternativateatral.com
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