La figura incandescente de Ingrid Bergman florece en una sala de Palermo
Está interpretada por Marina Munilla, ganadora del ACE por su trabajo en La furia del volcán, donde retrata a la diva sueca
"Querido Sr. Rossellini: he visto sus película Roma, ciudad abierta y Paisá, y las he disfrutado mucho. Si usted necesita una actriz sueca que habla muy bien inglés, que no ha olvidado su alemán, que no entiende mucho de francés y que en italiano solo puede decir 'ti amo', estoy lista para viajar y hacer un film con usted".
La carta, de fines de los cuarenta, la firma Ingrid Bergman y fue el inicio de un escándalo mediático -y como tal, moralista- que traspasó fronteras. Durante la filmación de Stromboli, en Italia, la diva de Casablanca, la ganadora del Oscar por Luz que agoniza, casada y madre de una hija, se enamora y queda embarazada del genio del neorrealismo. Hasta su regreso de hija pródiga a Hollywood, que le otorga su segundo Oscar por Anastasia, fueron más de diez años en los que la actriz sueca pasó de persona no grata en los Estados Unidos a la ovación de la Academia. En esa década de la Bergman está centrada La furia del volcán, obra que inicia su tercera temporada en la sala No Avestruz, después de que Marina Munilla, la protagonista y autora del proyecto junto con el director Gerardo Grillea, ganara el ACE Revelación 2017.
"Mi papá es fanático de las películas de la era dorada de Hollywood, desde siempre. Y, según él, me parecía a Ingrid Bergman. Una mirada de padre que tomé en cuenta porque encontré ciertos gestos, formas, el llanto, una sensibilidad en común; entonces, con Gerardo (Grillea) -dice- empezamos a ver cómo podíamos traer esta historia a la actualidad".
Basados en su autobiografía, ambos se metieron con el otro lado de la figura exitosa. "Fuimos por la mujer, por las cosas que le pasaron y siguen pasando. Sus decisiones le costaron mucho en aquella época, pero nuestra hipótesis es que hoy también las elecciones de una mujer tienen un alto costo", explica Munilla, que no mide el metro 75 de la inolvidable actriz ni tiene su contextura, pero logra que el público -en general, adultos mayores- le diga al salir que se parecía cada vez más. "La obra es un viaje, en especial para los que transitaron esa época y compran lo que ofrecemos. Traté de no caer en la imitación, ni siquiera volví a ver sus películas y me quedé con lo que recordaba. La interpreté de adentro hacia afuera y también con la devolución de los otros actores a los que dirigí. De ese intercambio fue saliendo Ingrid", cuenta sobre su papel y el resto del elenco, surgido de audiciones y con algunos cambios con respecto al de las temporadas pasadas: además de Munilla, actúan Patricia Giovetti, Gabriel Schapiro, Gabriela Granda, Pablo Tiscornia, Franco Freijomil, Sol Fragala, Gustavo Roza Pereyra y Mirella Calentino.
Dos años les llevó a Grillea y Munilla, compañeros en la carrera de dirección del UNA y pareja en la vida, escribir la historia, investigar, seleccionar las proyecciones, armar una puesta de película. Apostaron a su idea, confiaron en la autogestión y en la formación de una compañía "a la antigua usanza", donde todos colaboran y se comprometen. "Mi familia no entendía por qué tanto tiempo dedicado a este proyecto. Ahora están orgullosos. Hay que seguir tu intuición, perseverar en tu sueño. Porque si no, los actores nos pasamos haciendo los proyectos soñados por otros. Eso les digo a mis alumnos, tener convicción y no aflojar porque el medio te lava, te va igualando y se pierde individualidad. Es importante decir que no, hay actores que están en siete obras, pero ninguna propia. Si uno hace lo que quiere siempre a alguien le va a interesar", dice Munilla que contó, además de voluntad inquebrantable, con el apoyo de Proteatro y del Fondo Nacional de las Artes.
Formada en la danza, el canto, la actuación y dirección, también estudia Administración de Artes del Espectáculo en la UBA para saber más sobre gestión y producción. Pero en lo que cree a rajatabla es en los efectos del trabajo y la práctica. Los años con la compañía Oxo Teatro, dirigida por Claudio Chaffone, fueron su base y el mejor aprendizaje.
"No quisimos limitar la obra al público teatral de siempre, sino abrir a otros interesados en esta historia. Pero sin resignar nuestras propias decisiones; por eso, no aceptamos pasarnos al circuito comercial, aunque tuvimos propuestas porque el tema interesa. Es que creamos esto desde la nada y no queremos que otros lo manipulen", afirma la gestora que ya empezó a "cranear" otro proyecto: "Buscamos un personaje que luche por algo más que ella misma, que su objetivo sea mayor, lo colectivo, el pueblo. No es Eva Perón -dice con un guiño-, me encantaría, pero se hizo mucho. Será otra, vamos despacio, recién empezamos", avisa, paso a paso.
La furia del volcán
De M. Munilla y G. Grillea
No Avestruz, Humboldt 1857.
Sábados, a las 20, $250.
Temas
Más leídas de Espectáculos
“Deberías quedarte ahí”. Matthew McConaughey explicó cómo Hollywood lo “obligó” a mudarse a un rancho en Texas
"Pacto de sangre". Airbag: la banda que sobrevivió a estafas, sigue “al costado” de las modas y llena estadios
Polémica. Un panelista se cruzó con Carlos Ruckauf por Wanda Nara y abandonó el estudio