NUEVA YORK.– Pánico entre los invitados a la 72ª entrega de los Premios Tony , que distinguen a lo mejor del teatro de Broadway. Lloviznó durante buena parte del día. Y todos saben que la lluvia es el peor enemiga de estos eventos. Peinados que podrían perder la armonía, tacos aguja que se vuelven patines de hielo sobre las aceras de Manhattan, esmoquin que podrían arruinarse y sabemos que el barro atenta contra los zapatos de charol. Pero fue sólo eso, una molesta llovizna que duró buena parte del día e hizo que el lujo de vestidos despampanantes y tuxedos luzcan con paragüitas "salvalluvia" de esos que venden en la calle. Porque para ingresar a los Tony hay que estar invitado o pagar una entrada cuyo piso es de 500 dólares y el código de vestimenta es de estricta etiqueta para los hombres y vestidos de noche para las mujeres.
La industria del entretenimiento se mostró particularmente excitada con esta temporada de premios. Es que Broadway lleva un proceso de transformación tan constante como necesario. Ya pasaron aquellas épocas en las que la creatividad no se hacía presente, para encontrar un término medio en que el espectador puede reencontrarse con producciones enormes y millonarias, como Frozen o Harry Potter y el niño maldito (la obra más costosa en la historia de Broadway) y otras que apuestan por lo íntimo, por lo emotivo, como The Band’s Visit o Dear Evan Hansen.
Pero además, el teatro comercial en general en todo el mundo, y en particular en Broadway también persigue una meta: captar nuevos públicos, asegurarse futuros espectadores. No en vano un gran porcentaje de los musicales en cartel apunta a un público familiar, con un acento puesto en los niños y adolescentes. Hasta hace poco tiempo el encargado de esto era la factoría Disney, ahora ese espectro se amplió. Los ejemplos son muchos: a Wicked, Aladdin y El rey león se le sumaron Escuela de rock, Anastasia, Chicas pesadas, Bob Esponja, el musical e incluso Dear Evan Hansen. Ellos, los más jóvenes fueron los fanáticos más entusiastas que se vieron durante la previa a la ceremonia: el armado de la alfombra roja, sobre la Avenida de las Américas, y el ensayo general.
A su vez, productores de todo el mundo ponen sus ojos en esta entrega de premios que reafirma la tendencia. Basta afinar un poco los oídos para descubrir a productores de distintas nacionalidades departiendo sobre tendencias escénicas, en el lobby del Radio City.
¿Qué tienen de particular los Tony? No se trata de una entrega tradicional de premios, sino de un show en sí mismo. Por eso su televisación le da a CBS, en los Estados Unidos, un interesante puntaje de rating. Y en nuestra región es el evento por excelencia de la señal de cable Film&Arts, que tiene en los Tony un clásico de su programación desde hace 18 años. En este caso se emitió, como siempre en vivo, y este sábado, a las 21, tendrá su repetición con subtítulos. Lo que distingue a esta ceremonia de otras premiaciones es la gran cantidad de cuadros musicales que la contiene y la calidez que distingue a la comunidad teatral, bastante menos formal que la del cine, por ejemplo. Por los Tony pueden pasar desde figuras de Broadway como Bernadette Peters o Chita Rivera hasta actores famosos como Jeff Daniels, Glenda Jackson o Denzel Washington, que ponen pausa a sus compromisos cinematográficos para despuntar el vicio sobre el escenario. Y junto con ellos, desde glorias de la dramaturgia hasta directores de vanguardia.
De todos modos, particularmente esta 72ª ceremonia de los Premios Tony tuvo muchos puntos en común con los Grammy. Incluso sus dos conductores: Sara Bareilles y Josh Groban, ambos provenientes del mundo de la música, bromearon con ello.
La alfombra roja este año se restringió a unos cuantos metros menos y eso impidió que muchos medios pudieran estar ahí presentes. Y tras las vallas que rodean a ese gran templo del espectáculo –con capacidad para más de 6000 personas–, se agrupan muchos curiosos que tratan de ver a sus artistas favoritos o de ver de cerca cómo son estos rituales. Entre ellos, un nutrido grupo de estudiantes de la carrera de actuación de la UADE, casa de estudios que los llevó en viaje educativo a Broadway.
La cita siempre es dos horas antes de la ceremonia, ya que los controles de seguridad son muchos y, previo al evento, suele haber un cocktail reservado para los nominados y aquellos que subirán al escenario a presentar algún bloque o a actuar. El resto de los mortales se queda haciendo sociales en parte del subsuelo y hall principal del Radio City.
Luego, a las 19 (hora local), comienza la primera parte de la ceremonia, la que no se televisa. Religiosamente todo el mundo está en punto en sus butacas y, a diferencia de las entregas de premio argentinas, nadie se va durante el evento. Durante esa primera parte, siempre conducida por dos actores de Broadway –en este caso la simpatiquísima Marissa Jarek Winokur, protagonista original de Hairpray, y Brandon Dixon, de Hamilton y El color púrpura, entre otras– que dan comienzo a la ceremonia con la advertencia de que cada ganador sólo tendrá estrictos 19 segundos para agradecer su premio. En este tramo se entregan algunos premios especiales a la trayectoria, a la educación teatral y musical y algunos rubros como vestuario, escenografía de musical, diseño escénico de obra de texto y de musical. Durante ese segmento recibieron emotivos premios a la trayectoria dos íconos del teatro musical: el compositor británico Andrew Lloyd Webber y la gran intérprete Chita Rivera. Ambos recibieron ovaciones con todo el Radio City de pie.
Ya por comenzar la preceremonia en el @radiocitymusichall @filmandarts.tv @lanacioncom
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Del mismo modo, fue premiado el actor colombiano John Leguizamo por su contribución al teatro norteamericano. "Soy un inmigrante, no soy un animal", dijo con lágrimas en los ojos, en el primer discurso contra la discriminación. Porque si algo hubo en común en las alocuciones de los Tony fueron los mensajes sobre la diversidad y la igualdad. Esta primera parte que el espectador televisivo no puede ver en su totalidad (sólo se hacen pequeños resúmenes durante el programa) es la más emotiva. Por allí pasan personajes como Melody Herzfeld, docente de actuación de una secundaria de Parkland (Florida), que protegió a sus alumnos en un placard durante la peor masacre escolar de los Estados Unidos, en la que murieron 17 personas. Fue ovacionada de pie y dio el discurso más sabio que haya escuchado este cronista alguna vez. Dijo, por ejemplo, que en las escuelas debería existir una materia que enseñe a los niños a ser buena gente, solidarios y respetuosos cuando crezcan. Otro testimonio emocionante fue el de Nick Scandalios por su labor en torno a la visibilidad de las familias LGBT.
También recibió un premio honorífico el teatro experimental La MaMa, vital durante la vanguardia de los años 60 y 70; y Bruce Springsteen, porque su show Springsteen on Broadway, que estuvo en cartel durante casi dos meses, agotó sus localidades inmediatamente y ningún jurado de los Tony pudo asistir.
La ceremonia televisada comienza a las 20 (hora local), casi sin pausas, ya que en las tandas publicitarias se entregan premios que, luego, se muestran en un resumen.
Sara Bareilles y Josh Groban comenzaron la obertura a dos pianos, interpretando una canción alusiva al mundo de Broadway, el glamour y los famosos, en un tono muy pop y bromeando con la similitud con los Grammy. Los acompañaron un representan del ensamble de cada musical, pero en un cuadro casi carente de coreografía. De hecho, a pesar de un humor muy sutil (y hasta naif por momentos) impuesto en cada participación, la impronta "formal" de ambos dio un volantazo al estilo de showman/showwoman que le dieron a esta entrega otros conductores como Whoopi Goldberg, Hugh Jackman, Neil Patrick Harris, Sean Hayes, James Corden o el mismísimo Kevin Spacey.
El mejor de los cuadros musicales en los que ellos participaron fue una balada que hicieron quietísimos, y en la que se referían a la "dura" tarea del actor de Broadway, que incluye quejarse por las ocho funciones semanales que tiene que hacer o por interpretar al mismo personaje durante varias temporadas, o el lamento cuando concluye ese espectáculo y tiene que pasar por muchas audiciones o períodos largos de inactividad hasta encontrar un nuevo empleo. Durante el ensayo ambos compartieron una hermosa canción del musical Waitress, del que Bareilles es autora de las canciones, pero en la ceremonia se eliminó para dar lugar a un bellísimo momento en que niños estudiantes del colegio de Florida que, en febrero último sufrió el tiroteo mencionado anteriormente, interpretaron la canción "Ciclos de amor", del musical Rent. No sólo emocionaron a todos los asistentes sino que dejaron en claro la necesidad de aplicar una buena educación artística a temprana edad.
Esta fue una de las ceremonias con mejores cuadros musicales. Se presentaron 15 en total, incluyendo la obertura y la siguiente participación de los conductores, además de un breve cuadro musical multimedia en homenaje a Chita Rivera y Lloyd Webber, y la despedida. Tuvieron participación las obras nominadas como mejor musical y mejor revival de musical: Mi bella dama (My Fair Lady), Chicas pesadas (Mean Girls), Bob Esponja, el musical (SpongeBob Squarepants, the musical), Carousel, Frozen, Once on this Island y La visita de la banda (The Band’s Visit). Las más aplaudidas por despliegue y talento fueron el popurrí de Mi bella dama, con la talentosa Lauren Ambrose (sí, la de Six Feet Under) y el carismático Norbert Leo Butz; el cuadro de tap de Bob Esponja con el gran Gavin Lee dándose revancha (su personaje de Bert en Mary Poppins durante tanto tiempo no le dio muchas más oportunidades); la destreza de la coreografía de Justin Peck (ganador) para Carousel; la espectacularidad de Frozen con esa mágica "Libre soy" ("Let it Go"); y el estruendo de creatividad que dejó el elenco de Once on This Island.
A esos momentos musicales se sumó un cuadro del musical de Donna Summer, que convirtió al Radio City en una disco de los años 80 por unos minutos; la participación del elenco de Dear Evan Hansen (musical ganador del año pasado) en el homenaje a los artistas fallecidos durante esta temporada; y la íntima, sentida y testimonial participación de Bruce Springsteen.
No hubo muchos discursos políticos. Pero sonó como un estruendo la frase de Robert De Niro, previa a presentar a Bruce Springsteen: "Fuck Trump". De inmediato le cortaron el audio, por si el astro hubiera tenido intenciones de seguir. Sin embargo, fue muy aplaudido por sus colegas. Nathan Lane también se refirió a la "actual política enferma" pero siguió con un agradecimiento emocionante a su esposo, el dramaturgo Devlin Elliott, con quien comparte su vida desde hace 18 años. El actor ganó como Mejor actor de reparto por su trabajo en Ángeles en América, de Tony Kushner.
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Durante los días previos siempre circulan favoritos. Ninguno de ellos ganó, salvo Glenda Jackson, quien se llevó el premio a Mejor Actriz en obra de texto, por su trabajo en Tres mujeres altas, de Edward Albee. Pero ni Denzel Washington, ni Diana Rigg (ex Emma Pheel de Los vengadores, que estaba nominada como Mejor actriz de reparto en musical sin entonar una nota en Mi bella dama), ni Tom Hollander o Amy Schumer se llevaron el adorado trofeo.
En el género musical arrasaron los artistas de La banda visita, todos con emotivos discursos referentes a la temática de la obra: una banda de músicos de la policía egipcia, por un error imprevisto, queda varada en un pueblito del desierto israelí antes de llegar a destino, con la consecuente convivencia solidaria entre esos pueblos antagónicos. La canción "Omar Shariff", que interpretó la ganadora Katrina Lenk habla de que esos pobladores israelíes crecieron viendo películas o telenovelas egipcias en sus televisores, hasta que los años posteriores a la guerra los alejaron de aquella idiosincrasia vecina. Lenk le ganó la categoría de Mejor actriz protagónica en musical a dos favoritas: Lauren Ambrose (Mi bella dama) y la jovencísima Hailey Kilgore (Once on this Island). En tanto, sus compañeros Tony Shalhoub y Ari’el Stachel ganaron sus categorías de Mejor actor protagónico en musical y Mejor actor de reparto en musical. El primero ganó una categoría de grandes talentos que integraban Ethan Slater, de Bob Esponja, Harry Haden-Patton (Mi bella dama) y Joshua Henry (Carousel). En tanto, Stachel ganó su categoría nada menos que al enorme Norbert Leo Butz, que hace un trabajo grandioso en Mi bella dama. Estos premios hicieron aún más inclusiva a esta temporada de ganadores.
Cabe destacar que otra singularidad de esta temporada es que una enorme cantidad de nominados son debutantes en Broadway. "Si venís a Nueva York se puede producir la magia", dijo el escenógrafo de Harry Potter y el niño maldito.
No hubo muchas sorpresas cuando La banda visita ganó como Mejor musical. Venía arrasando ya que ganó diez de las once nominaciones. Era el gran tanque Disney (que no gana desde hace dos décadas) con Frozen o la nueva tendencia de musicales más emotivos, íntimos y con mensajes directos.
En cuanto a Mejor revival de musical se hizo justicia con el premio a Once on This Island en una categoría de excelencia. A juicio de quien esto escribe son mejores los revivals que los nominados a Mejor musical. Es una fábula preciosista, con un montaje de una creatividad extrema (a cargo de Michael Arden, quien perdió su categoría con David Cromer, de La banda visita) y puro talento sobre un espacio escénico de arena y agua, rodeado por el público. Uno de sus principales productores es el argentino Diego Kolankowsky, quien rebozaba de felicidad. "Nos lo merecíamos, es una obra que habla de las diferencias sociales, del racismo. Estamos felices", dijo.
Pero otro argentino había ganado también unos minutos antes. El productor Ricardo Hornos también forma parte de ese éxito en el que se convirtieron las dos partes de Ángeles en América (recordemos que en Buenos Aires la dirigió la gran Alejandra Boero), obra que trae a la memoria aquellos años de la epidemia de Sida y que ganó como Mejor revival de una obra de texto.
Por su parte, otra gran ganadora fue Harry Potter y el niño maldito, que recibió seis de las diez nominaciones que tenía. Entre ellas, Mejor obra de texto y mejor dirección.
Al finalizar, Sara Bareilles y Josh Groban hicieron otro cuadro musical casi estático de despedida, pero para ese entonces, la formalidad ya se estaba perdiendo porque luego de cuatro horas de ceremonia, todos querían salir a festejar o a cenar a la gala de honor para continuar con una noche de camaradería, pero glamorosa.
El ensayo
Cada compañía tuvo, por lo menos, tres ensayos en el Radio City antes de la entrega de premios. El mismo día, por la mañana, se lleva a cabo un ensayo general al que puede asistir el público con entradas que fueron sorteadas días antes. Aunque se anuncian ganadores falsos y un grupo de actores –muy histriónicos por cierto– se turna para recibir los premios para que las cámaras puedan captar el tiempo real en el que va a transcurrir la ceremonia. En este ensayo, además, se llevan a cabo todos los cuadros musicales que serán parte de la entrega, en su mayoría con vestuarios y decorados. A su vez, muchas de las figuras que estarán entregando premios a la noche, también se presentan a ese ensayo para saber adónde tendrán que pararse, con sus alocuciones estudiadas al detalle. En el sector de platea destinado a invitados y nominados hay fotos de cada uno de ellos para que las cámaras sepan dónde deben enfocar.
La transmisión
Casi veinte camarógrafos conocen al detalle cada coreografía y movimiento. Sobre el escenario, la gran orquesta aparece o desaparece de escena sobre una enorme plataforma al foro, pero siempre está presente. Cada cuadro musical da la ilusión de contar con su propia escenografía, pero se trata del arte del mapping que reproduce hasta las puestas de luces originales y decorados con relieves.
Los votantes
Son 800 electores. Cabe aclarar que no todos votan todas las categorías, sino que cada uno está asignado sólo a algunas. En tanto, 10 personas son las que integran el comité de los Premios Tony, creados y organizados por la American Wing League (destinada a promover el teatro a nivel nacional) y la Broadway League.
DJ Andrew Lloyd Webber
Los nominados, la prensa especializada, productores y algunos invitados, entre los que se contaba LA NACION, tuvieron acceso a la gala que se realizó en el Plaza, de Nueva York. Un lujo que mata el hambre y la sed, luego de las cuatro horas de ceremonia, y sirve para sociabilizar. Suele estar organizada por los inversores de espectáculos. Muchos artistas hacen por ahí un paso rápido para, luego, ir a la fiesta de cada espectáculo, que suele durar hasta las 2 de la mañana. Es que a esa hora comienzan otras tres after party. La más concurrida y exclusiva contó con una sorpresa: Andrew Lloyd Webber como DJ de lujo durante toda una larga noche que duró hasta las 7 de la mañana, algo inusual en Nueva York.
Los números que dejó la ceremonia
- 10 premios obtuvo The Band's Visit, la gran ganadora de la noche
- 6 distinciones se llevó Harry Potter y el niño maldito, sobre las diez nominaciones que había recibido previamente
- 3 logros obtuvieron las dos partes de Ángeles en América. Con dos quedaron Tres mujeres altas y Carousel.
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