La fantástica historia de un teatro que crece
Nació como una sala ubicada al fondo de un largo pasillo de un PH y hoy se convirtió en uno de los teatros más grandes del circuito alternativo
El último departamento al final de un largo pasillo, en el corazón de Boedo, se transformó en teatro, Un vecino decía que allí se ejercía la prostitución y otros tantos males. Sin embargo, puertas adentro, se daba La omisión de la familia Coleman , el espectáculo que ya participó de 30 festivales internacionales.
Hubo una vez que los de la cooperativa Timbre 4, como se llaman ellos y la sala, comenzaron a buscar un terreno para ampliarse porque el vecino seguía denunciándolos y no había forma. Era un pesado (o más que eso). Y dieron con un terreno que convirtieron en uno de los teatros con mayor capacidad de la escena alternativa. Con una superficie de 600 metros cuadrados, la sala incluye desde un bar hasta baños para discapacitados, pasando por una sala de profesores y un equipamiento de lujo para una sala de estas características.
Esta extraña historia comenzó el 11 de mayo de 2001. Ese día, Claudio Tolcachir, el director actual de Agosto, condado de Osage y Todos eran mis hijos , se mudó a un PH en Boedo 640. A los nueve días, fue su cumpleaños, y entre amigos, un piano que andaba por ahí y algunas copas nació Jamón del diablo . La obra, basada en 300 millones , de Roberto Arlt, inauguró su sala casa, ubicada al final del pasillo. Se llamó Timbre 4 y nunca tuvo cartel en la puerta. Sin embargo, la gente llegaba. Con su segundo trabajo, La omisión de la familia Coleman , la cosa estalló. La obra entró en esa extraña categoría de objeto de culto. La sala-casa-escuela quedó chica.
En ninguno de los que formaban parte de la cooperativa estaba la idea de expandirse; ni ahí. La locura se desató gracias al vecino de la casa que daba al frente (el del timbre 1). El señor en cuestión les hizo 30 denuncias porque pensaba que al fondo del pasillo funcionaba un prostíbulo y un despacho de venta de drogas. Pero no. Al fondo vivía Tolcachir y funcionaba una sala mínima, a la cual llegaba gente como Francis Ford Coppola, Gael García Bernal, Héctor Babenco y directores de los encuentros escénicos del mundo porque sabían que allí pasaba algo mágico. Sin embargo, el tal Sabino, el del PH que daba a la calle, no entendía nada de eso y varias noches salía en calzones al pasillo para sacarles fotos a los desprevenidos espectadores como prueba de algo que nunca sabremos. Para zafar de Sabino pensaron la forma de llegar a Timbre 4 sin pasar por la puerta de su casa. O sea: al deliro ajeno le contestaron con delirio propio. Entonces, hubo un alguien que les avisó que a la vuelta de Timbre 4, por la calle México, existía una fábrica de sillas de un tal Coco que parecía dar con la pared del fondo del teatro. El lugar estaba un tanto abandonado pero a Tolcachir y a su gente le venía fantástico. Claro, y he aquí la cuestión, había que verificar si la medianera de la salita daba a la fábrica. ¿Recurrieron a planos municipales? Para nada. Una de las actrices se fue a la sala y comenzó a golpear la pared del fondo con ganas hasta que otro, del otro lado, detectó el golpe. ¡Eureka!
Volver a empezar
A partir de allí se sucedió otra serie de entramados. El hermano de Claudio compró el galpón para que los actores y actrices de la cooperativa se dieran el gusto. Eso fue en 2007 aunque la obra comenzó hace sólo un año y medio, casi al mismo tiempo que moría Sabino (el del PH que daba a la calle).
Al principio de ese nuevo principio calculaban que en cinco meses ya iba a estar todo listo. Claro que, hay que decirlo, no sabían lo que cuesta sacarse de encima al gremio de la construcción, y tampoco sabían qué pedir. Eso sí: durante este año y medio aprendieron palabras que, antes de todo esto, les parecía propias de la literatura fantástica. Maxime Seuge -uno de los que forman parte de la comisión directiva (de alguna manera hay que llamarlos)- saca de la galera un término rarísimo: "servidumbre de paso" (algo así como el derecho que se le da a un propietario de una finca sin salida a la calle a que no se quede encerradito entre cuatro paredes).
"No teníamos idea de nada", reconoce Jonathan Zak, otro de la comisión. A juzgar por los hechos, mienten un poco porque el teatro tiene de todo. Queda pensar otra hipótesis: creen en ellos. Tanto que, hace un tiempo, vino un señor extranjero que les propuso asociarse y financiar la construcción de la sala. Chan. Pero los chicos lo pensaron, lo debatieron y terminaron dándole las gracias. Armaron todo esto con dineros de la gira de Coleman (que acaba de hacer casi 300 funciones en 18 países) y el dinero que le daba a Tolcachir el exitazo de Agosto .
Coleman se acaba de reponer en la nueva sala, esa que era una antigua fábrica y que ahora es un lujo para la escena alternativa y que da cuenta del crecimiento de Timbre 4. El grupo está formado por una cooperativa de unas 30 personas que, siguiendo la tradición aprendida por Tolcachir en la escuela de Alejandra Boero, los más de 100 alumnos aprenden trabajos de producción y creación teatral. En estos años, Timbre 4 creció tanto que de aquel PH al fondo ya tienen tres, más la sala nueva polifuncional para casi 200 personas que inaugurarán oficialmente pasado mañana (noche para la cual Coco, el señor de la fábrica de sillas, prometió ir).
Entonces, Timbre 4 era una casa. Y la casa era una escuela. Y la escuela era un teatro ubicado al final de un largo pasillo de una tradicional construcción. Con tal de zafar de un vecino pesado, se expandieron. Ahora hay una casa con cuatro timbres, tres de los cuales conducen al teatro y, a la vuelta, en lo que era la fábrica de Coco, silenciosamente abrieron una fábrica de público, actores y espectáculos que se convierte en un verdadero centro cultural en pleno corazón de Boedo.
La pared que une la salita con el gran teatro todavía no la pudieron tirar abajo, por ese tema de la "servidumbre de paso". Claro que, viniendo de ellos, será cuestión de días.
PROGRAMACION COMPLETA DE TIMBRE 4
- La omisión de la famlia Coleman, dirección de Claudio Tolcachir. Viernes, 21.30; sábados, 21 y 23.15; y domingos, a las 19 y 21.15 .
- Tercer cuerpo, dirección de Claudio Tolcachir. Sábados, 21 y 22.30: y domingos, a las 19.30 y 21.
- Porque todo sucedió en un baño, dirección de Lautaro Perotti. Viernes, a las 22.
- En tus últimas noches, dirección de Francisco Lumerman. Viernes, 23.30.
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