La eficaz terapia de un actor que hace la plancha
Luego de haber realizado una extensa gira, Carlos Defeo regresa con La pesca, dirigido por Ricardo Bartís
Carlos Defeo nada tres veces por semana en el club de su barrio para mantener su estado atlético. Pero, a su vez, practica, desde hace dos años, La pesca , en otro club, el Sportivo (Thames 1426), de Ricardo Bartís, donde persigue bagres y tarariras. A este actor y psicólogo, al que nunca le gustó barrenar -servirse de un impulso ajeno para llegar a un destino-, planea para este año "hacer la plancha". Ya no lucha contra la corriente, y la crítica le otorgó algunos premios.
Junto con Luis Machín y Sergio Boris integra la obra multipremiada del circuito independiente, que en 2008 lo llevó por los ríos de Italia, Francia, Alemania, Bélgica y España. Desde hoy, repone la pieza los sábados, a las 22, y los domingos, a las 21, y se sumerge en un mundo masculino, el de un decadente club de pesca bajo techo, y bucea en un personaje anciano, casi decrépito, ostentando una gran destreza física. "Confío en que el cuerpo es más inteligente que uno mismo", opina el actor. Defeo usa una faja en cada función para evitar romperse las costillas y ruega que no se devele el final de esta puesta, donde la escenografía tiene un papel destacado.
"Siempre fui muy tímido, y desde chico quise ser actor, pero no me animaba del todo; fue la actuación la que me ayudó bastante a vencerla", dice, y se ahoga con una carcajada.
Cuando terminó el secundario, abandonó su casa de Pompeya y se despidió de su familia ("más bien radical") para estudiar psicología. En 1989, con el título de psicólogo, se mudó a Sevilla, donde trabajó con pacientes con patologías severas. Allí, también pudo darles utilidad a las lecciones que había aprendido con Julio Chávez y Carlos Gandolfo, y enseñó actuación a niños psicóticos. Entre terapias ajenas, Defeo encontró una adecuada para él. "Actúo para descansar de mí. Y también me permite no comprarme una ametralladora, porque soy intenso y meto en mis personajes ira, alegría, energía, todo muy amplificado", confiesa. En 1995, de regreso en la Argentina ("soy inquieto y no aguanto mucho en un mismo sitio"), comenzó a estudiar en el Sportivo, donde hoy es, además, uno de los docentes.
Su voz grave, por momentos nasal, y su cadencia, lenta y precisa, que revela el paso del tabaco por la garganta, arrastra frases en el aire sin dejar silencios. Aunque lo niegue, Defeo habla parecido a Bartís y juega con las palabras, las enhebra y teje con ellas su relato. Quizás haya en su tono cierta reminiscencia de Antonio Cafiero. Pero aquí la puntada se corta. El peronismo, con una mirada crítica, es uno de los ejes que aborda la trilogía de Bartís, que comienza con La pesca y que además del partido político se centran en algún deporte (las demás serán sobre el boxeo femenino y el fútbol). "De todos modos, creo que ahora en el Sportivo debemos parecer más peronistas de lo que realmente somos", reflexiona.
Hoy festeja que vive con lo que gana en el teatro, gracias a las funciones de La pesca y las publicidades que realiza aquí y para el exterior. La certeza sobre su nueva gira queda sujeta a la situación económica mundial, pero el contexto internacional no lo inquieta. Mientras tanto, flota, pero no a la deriva.
Perfil
En televisión: El acto (Canal 7), Mi mujer es una espía.
En teatro: De mal en peor, Terapia, Ovidio e Inés, Darío tiene momentos de soledad, Infortunados ojos, Los prójimos, etc.
En cine: Incómodos, Lluvia y La cámara oscura.
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