La ciencia ficción se cuela en el teatro
En 2004 la escena montevideana comenzó a modificarse notablemente a través de la aparición de un equipo de actores muy jóvenes que montaron en el emblemático Teatro Circular, Mi muñequita (la farsa), una experiencia con dramaturgia y dirección de Gabriel Calderón, que estuvo varias temporadas en cartel, ayudó a consolidar la carrera de su creador y lo proyectó en el exterior. Desde entonces produjo obras sumamente destacadas que fueron muy bien recibidas por la crítica y el público. Y también desarrolla su costado actoral. Últimamente protagonizó La ira de Narciso, de Sergio Blanco.
Hoy, dentro de la temporada internacional del Complejo Teatral de Buenos Aires se estrenará en el Teatro Regio, IF. Festejan la mentira, una obra que forma parte de la denominada por el autor La Pentalogía engañosa, un grupo de cinco textos que tienen en común lo fantástico. Solo se realizarán cuatro funciones. El elenco está integrado por Gloria Demassi, Dahiana Méndez, Carla Moscatelli, Giselle Motta y Gustavo Saffores. Las otras obras que forman parte de La Pentalogía son, Uz. El pueblo (se presentó en La Carpintería), Or, tal vez la vida sea ridícula y Ex, que revienten los actores (actualmente en el Payró).
En IF la trama muestra a una familia que pierde a su abuelo y tendrá dificultades para darle un entierro digno. Al respecto dice Calderón: "Su plata, sus ideas, sus creencias. Poder, herencia y tradición. Nosotros, los sobrevivientes, todos aquellos que nos animamos a caminar y vivir sobre esta tierra que entierra a los millones de muertos de generaciones pasadas, cargamos con la deuda de los crímenes de sangre, cargamos con la herencia de errores y problemas no resueltos, somos el acumulado histórico de todo lo negativo y todo lo positivo. Hemos construido un gran edificio con los abuelos, los bisabuelos y tatarabuelos muertos y allí vivimos, desconociendo los horrores que tapizan nuestras paredes".
-¿Cómo surgió la necesidad de producir esta Pentalogía engañosa?
-La Pentalogía es engañosa, pues engañoso ya es su título, ya que con la obra anterior la llamé la Pentalogía Fantástica, y con la anterior Pentalogía Fascista. Es decir, una serie de obras que van cambiando su condición y su factor común, pero la nueva que aparece revela qué asunto en común tiene con las anteriores. Luego está la necesidad de repetir cosas, de ahí la serie, de agrupar y de comparar, tal vez para comprender y desarrollar mejor un tema o una preocupación que fue insinuada en una obra anterior.
-En cada una de las obras se ve a una familia enfrentada a una situación que la desestabiliza. Y para ello utilizás un procedimiento que combina, entre otros, elementos de la ciencia ficción. ¿Cómo se fue produciendo ese cruce?
-La ciencia ficción es un problema para el teatro, porque su desarrollo, sobre todo, se ha dado en la literatura y el cine, ambos con recursos muy superiores que en el teatro. En el primero la imaginación rellena y proyecta a gusto de consumidor las imágenes que las letras plantean, mientras que en el segundo, el hiperdesarrollo tecnológico ha llevado las imágenes audiovisuales a límites insospechados para los primeros autores de ciencia ficción. En el teatro en cambio, nada de eso es posible, los recursos fueron, son y serán limitadísimos, y la mente y la imaginación se dan de cara contra el cuerpo real de los actores en escena. Allí la fantasía, lo fantástico, tiene que mutar en algún cuestionamiento teatral, volverse un procedimiento narrativo y escénico que impacte en el cuerpo de los actores para ofrecer nuevas posibilidades de actuación. Todo esto es lindo de leer, divertido de experimentar, pero muy frustrante de definir. En OR una familia descubre que su hija desaparecida de la dictadura, fue desaparecida pero no por los militares sino abducida por los extraterrestres. Nos llevó mucho tiempo entender que los ovnis eran promotores de un drama que decantaría en un salto de cuerpo entre los actores. Por lo que la fantasía de los platillos voladores en nuestra traducción teatral se volvía un problema muy concreto en donde los personajes saltan de un cuerpo a otro de actor en actor y eso implica un juego exigente para el intérprete pero una atención muy afinada para el espectador. Todo eso, mientras hablamos de la dictadura. Pues ahora es igual, hacer desembarcar en un modelo dado, una familia, un funeral, un elemento fantástico que nos ofrezca problemas teatrales interesantes para enfrentar.
-En el prólogo de IF... la mujer refiere cómo se olvidan cuestiones del pasado que producían ciertos beneficios. ¿Pensás realmente que eso sucede en este presente?
-Sí, pero el mismo personaje también dice que con reconocer que uno ha olvidado, alcanza para seguir disfrutando de los beneficios. También creo en eso.
-A la vez hay algo que resulta interesante: el hecho de no saber encontrar nuevos mecanismos. Como si nos faltara capacidad para reinventarnos. ¿Qué te sugiere esto?
-No creo que estemos ni siquiera buscando reinventarnos, estamos muy conformes creyendo que los modelos anteriores eran mejores. Creemos las mentiras que nos contamos, las festejamos y vivimos contentos esa fiesta, sin saber de qué reímos o lloramos. Nos importa encontrar razones inmediatas que justifiquen nuestras emociones, sin preocuparnos en cuestionar si esas emociones son correctas o no.
IF. Festejan la mentira
Teatro Regio, Córdoba 6056
Funciones, jueves a sábado, a las 20; domingo, a las 19.30.
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