Kurt Weill, el amor y la otra piel: Detrás de todo gran hombre, una gran mujer
La sufrida vida de Lotte Lenya, en un unipersonal atravesado por las canciones del famoso compositor, socio creativo de Bertolt Brecht
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Autor: Carlos Vittorello. Director: Miguel Sorrentino. Intérpretes: Mercedes Olivera (actriz) y Estela F. Ojeda (pianista). Escenografía y vestuario: Paula Molina. Iluminación: Agustín Di Grazia. Diseño de Movimiento: Jazmín Titiunik. Teatro: Tadrón, Niceto Vega 4802. Funciones: los jueves, a las 21.30. Duración: 70 minutos.
Lotte Lenya fue una actriz y cantante austríaca, que primero sobresalió en el Berlín de preguerra y luego vivió su etapa de gloria en el exilio norteamericano, tanto en Hollywood (donde fue nominada a un Oscar y, ya de grande, ganó popularidad como la villana de De Rusia con amor, de la serie de James Bond) como en Broadway (donde fue la original Fraulein Schneider de Cabaret). Sin embargo, su nombre estuvo, está y seguirá relacionado, fundamentalmente, al del compositor Kurt Weill, su marido. Si bien fue su musa y supo hacer propios los temas que él y su socio Bertolt Brecht componían, siempre se le restó crédito a sus logros y a su importancia en la historia del mundo del espectáculo. Hace unos años un musical de Broadway (LoveMusik) intentó equilibrar la balanza, echando luz sobre su vida y obra. Se trató de una obra que, incluso, conoció una versión local con el protagónico de Elena Roger. Ahora se suma un unipersonal, made in casa, que le brinda protagonismo absoluto (aunque su título incurra en el error inconcebible de restárselo).
En Kurt Weill. El amor y la otra piel la actriz y cantante Mercedes Olivera desgrana su historia paso a paso, desde la infancia en la que el padre la obligaba a bailar desnuda y debió prostituirse para sobrevivir, la primera noche de amor verdadero, la etapa en París, la bisexualidad y, sí, el encuentro con Weill, con sus idas y vueltas permanentes hasta la muerte prematura del músico. Todo este último tramo le permite a Olivera lucir su hermosa voz de soprano, interpretando temás icónicos como “Alabama Song” (de la ópera Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny), “Mack The Knife” (de La ópera de los tres centavos), “Jenny’s Saga” (del musical Lady In The Dark) y “Lost In The Stars” (del musical homónimo). Es aquí donde radica lo mejor del espectáculo (más que en la dramaturgia). Una compañera de lujo resulta la pianista Estela F. Ojeda, que ejecuta todas las melodías en forma magistral y sin ayuda de partituras.
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