Julieta Zylberberg: "La empatía es lo que nos va a salvar"
A Julieta Zylberberg le sobra simpatía y cierta frescura que está por fuera de rígidos manuales de estilo. Bar de Belgrano. Café. Torta de almendra. Sol. La madre de Luis Ernesto, que hoy no tuvo colegio, llega antes del horario pautado para la nota y aprovecha esos minutos para pintarse las uñas para las fotos. "La empatía es lo que nos va a salvar", dice al rato de prenderse el grabador esta talentosa actriz de infinidad de registros expresivos.
A Azucena eso de la empatía le cuesta. Esa luz que irradia Julieta da la sensación que ella la fue perdiendo vaya uno a saber dónde. Muchas veces se siente en caída libre y su único nexo con el mundo es su tortuga, a la que llama Fiebre. Hace 20 días que está en su casa, ni presa ni libre. La soledad y el aislamiento la llevan a lo locura. Más allá de las diferencias entre una y otra hay que reconocer que, por la capacidad que tienen ambas de decir las cosas sin filtros, en ese punto tienen algo parecido.
Desde este sábado Azucena habitará la piel de esta excelente actriz. A ese rito teatral Mariana Chaud (la amiga de Julieta de la época en la que ambas dieron sus primeros pasos en el mítico programa Magazine for fai, la que dirige y escribió este texto pensando en ella) lo llamaronLa fiebre. Irá los sábados, a las 23, en Nün Teatro. Implica el retorno al circuito alternativo de esta notable actriz de cine (La niña santa, La mirada invisible, Relatos salvajes, Mi amiga del parque) y de televisión (Farsantes, Cien días para enamorarse, Guapas y, el año próximo, Separadas). "Hay actores que se sienten vivos haciendo teatro, yo no necesito del teatro aunque esta obra me tenga fascinada", reconoce mientas se acomoda la melena. Su último trabajo en el circuito alternativo fue Lucro cesante, en donde compartía escena con Violeta Urtizberea, otra amiga de los tiempos de Magazine...
Aquella obra fue en 2001. La actual la vienen gestando hace casi un año. Desde el principio Mariana Chaud imaginó a su amiga habitando la primera persona descentrada de La fiebre. Cuando le pasó el borrador Julieta no dudó. "La obra gira sobre un tema que pienso mucho, muchas veces –cuenta–. No es un estudio sobre la locura, pero sí esa idea de lo cerca que estamos todos de la locura. Como que hay miles de hilos que nos atan al mundo y a la sociedad para pertenecer, tener un trabajo, una novia o un novio y si uno corta un hilito es fácil soltar...".
–La obra habla también sobre este tipo de locura que habitamos todos.
–Total. Azucena es una mina que se queda sola. Es muy empática la obra, me hace pensar. En medio de ese todo confundido el personaje tiene momentos de una lucidez increíble.
–Sin spoilear hay una frase al final que llama la atención: "Que el sistema no te agarre antes de que te unas a las raíces del árbol".
–Es una frase que me mata. Ella se está despidiendo de la tortuga que es su única compañera, su último contacto con el mundo. Hay otra frase de ese estilo que es una canción que compuso Lucas Martí que dice: "Llevame al mar en donde las raíces no se entierran".
–En las dos frases aparece la idea de raíz un concepto en general asociado a la firmeza, a la pertenencia social. Algo que Azucena parece haber perdido.
–Desde que somos chicos nos meten esa idea de la raíz. Lo veo con mi hijo. Todo el tiempo lo educo para que pueda pertenecer, pueda ser feliz; para que sus amigos lo quieran, para que esté adentro de este mundo. Sin embargo, originalmente, somos todos más locos, más libres. Obvio que hay que marcar esas cosas para poder habitar este mundo tan regulado, pero reconozco que me da repena cada vez que me escucho decirle: "esto no se puede".
–Azucena dice lo que piensa sin reparar en lo socialmente correcto. Aquel personaje tuyo de Farsantes, mucho más en el contrapunto con el de Esteban Lamothe [su ex pareja], tenía una faceta que llevabas al extremo. ¿Sos de linkear rasgos de un personaje en relación a otro ya transitado?
–Linkeo conmigo. Leo La fiebre y no pienso en alguien que tenga tal condición psiquiátrica. Me resulta más interesante la opción de mirarme a mí misma, elijo subrayar eso. En otro momento de mi vida trabajaba al personaje de otro modo; pero ahora, incluso como espectadora, no necesito tanta composición o de ese histrionismo exagerado salvo que venga de una situación clara. Me interesa más cuando se traduce más el "alma", algo más humano.
–Imagino que para una serie coral de Polka, por ejemplo, esos rasgos son necesarios delimitar bien.
–Re, depende de cada medio. Pero, ahora, con esta obra me interesa que el origen sea pensando desde algo más cerquita, más próximo como el no juzgar, el no prejuzgar. Todos hemos estado solos y eso también puede tener su encanto. La empatía es lo que nos va a salvar.
–La fiebre es tu vuelta al circuito alternativo de teatro.
–Sí y estoy recopada. Es ideal para este momento. Igual te aclaro que yo no me fijo en las dimensiones de los proyectos si es comercial, independiente o lo que sea. Se me van mechando las cosas. En medio de los hijos de cada una y de los distintos proyectos de las dos fue como un milagro que Mariana y yo hayamos cuadrado para hacer esta obra. En todo este tiempo tuve otras oportunidades para hacer teatro, pero se me enchinaba con la televisión [viene de hacer El jardín de bronce, de HBO, junto a Joaquín Furriel ] y a mí me gusta estar con mi hijo. No puedo grabar una tira y hacer una obra de teatro siendo madre. En verdad, no puedo hacer muchas cosas al mismo tiempo...
–Pero se dieron el tiempo de hacer esto.
–Venimos ensayamos en la casa de Mariana, en la mía desde hace 8 meses. En un momento nos propusieron presentar al proyecto en una sala oficial, pero decidimos hacer la nuestra. Como sucedió con Lucro cesante esto es pura unión humana junto a una reamiga. Hay círculos sociales que terminan dando una pincelada en común. Me pasó con los de Magazine for fai que siguen siendo mis amigos. De hecho con Martín [Piroyansky] y con Viole [Urtizberea] hicimos el año pasado un corto que fue increíble. El Centro Cultural Recoleta no había dados dos mangos y nos juntamos en casa a improvisar Terminamos grabando un finde en Mar del Plata. Fue una locura muy divertida.
–¿Tu hijo ve Magazine for fai?
–Es medio chico, tiene 6, y no le le interesa mucho eso de que le muestre a su mamá en la tele. Tampoco agarra tanto la ironía de Magazine... En un año y medio quizás le guste.
–En La fiebre vas a estar sola en escena, ¿te gusta eso?
–Estoy en pánico.
–¿Firmaron un contrato verbal para que en todas las funciones esté Mariana en el teatro?
–No, pero una noche nos fuimos a cenar, nos tomamos unos vinos y le dije: "Che, boluda, metete en la escena. Me la paso hablando con un montón de gente y yo ahí....". Como dos o tres meses ensayé con ella, como auxiliar, hasta que dejó de funcionar y salió. Y estuvo buenísimo. Sirvió que Mariana, como autora y directora de la obra, se meta; y sirvió que se fuera.
Azucena está sola en escena hablando con su tortuga lidiando con gentes imaginaras y reales, con sus propias fobias. Azucena se siente un mueble viejo, una tele de tubo, una olla mal lavada, una pelopincho fuera de estación. En definitiva, con los matices empáticos de siempre, nada que Julieta Zylberberg no conozca, nada que no conozcamos.
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