Julián Rubino: de Casi ángeles y Popstars a Baila Testa y de ahí a los musicales porteños
"Puede que tenga todo el dinero en el mundo pero hay algo que no puedo comprar: un dinosaurio", dijo alguna vez Homero, seguramente sin ánimo de trascendencia. Pero Julián Rubino, fanático imperturbable de Los Simpson, eligió esa declaración como marca propia para su Whatsapp. "Nunca dejaron de hacerme reír", dice el cantante y actor, siempre sonriente, como en la foto de su perfil junto a su hijo, Milo, de tres años. Sin embargo, al igual que la mayoría de los artistas, este 2020 fue un mazazo.
"Me dieron una patada en la nuca, quedé sin saber qué hacer, todos mis laburos se redujeron a cero. Empecé a dar clases, que nunca lo había hecho por falta de tiempo. Ahora el tiempo sobra, lo hago y funcionó", dice por la actividad que inició gracias a la sugerencia e impulso de su pareja, la bailarina venezolana Yosy Machado. En medio del parate, una luz lo reanima. El jueves 8 será parte del show Broadway de ayer y de hoy, junto con Cecilia Cáceres, Ángeles Díaz Colodrero, Chacho Garabal, Agustín Iannone y, como invitado, el pequeño Nicolás Souza, acompañados por el piano de Hernán Matorra: un recorrido por las canciones que dejaron huella en la historia del musical, con hits de South Pacific, La novicia rebelde, Los miserables, Dear Evan Hansen, El rey león, Rent y Finding Neverland, entre muchas otras, todas en castellano. A Rubino le toca una de sus preferidas, "Un amigo fiel en mí", de Aladdín ("mi película de Disney y el genio es mi personaje favorito"): "Si bien el concierto podrá verse vía streaming, lo grabamos en una sala, El Galpón de Caballito. ¡Se me cayeron las lágrimas de poder pisar el escenario y estar con compañeros otra vez!".
Otra de las luces es la casi certeza de que en noviembre presentará un show online con el grupo musical que integra desde 2013, Baila Testa. "Es la parte divertida de trabajar. El grupo nació para eso, cuando con mi amigo Tomás Harguinteguy nos propusimos cantar para fiestas. La idea era y es buscarle otra vuelta a la cumbia y el reggaetón, sin que dejara de ser bailable pero que sonara con otros ritmos, pop, swing, bossa o folklore, con mucho arreglo vocal y mash up. Por suerte, creció y terminamos también en festivales, programas de televisión", cuenta sobre el conjunto que también forman Franco Moretti (guitarra), Bruno Moretti (percusión) y Rodrigo de Haro (bajo).
"No soy pariente de Vicente", dice sobre el actor del legendario programa de humor La tuerca. "Pero sí vengo de familia de artistas. Mi abuelo y mi papá eran cantantes pero no llegué a verlos en acción. Mi papá dejó la carrera cuando vinieron los hijos y las obligaciones familiares", dice este artista, criado en el barrio porteño de Paternal. Genes o tradición, siempre le gustó cantar y a los 16 años, en 2002, cuando vio por la televisión la publicidad de Popstars, no dudó en anotarse al concurso de jóvenes talentos del cual el año anterior había surgido el grupo Bandana. Aunque no quedó en Mambrú (como, por ejemplo, Germán Tripel, Emanuel Ntaka y Gerónimo Rauch), confirmó que era eso lo que quería para su vida. Y empezó a estudiar canto, baile y teatro musical. A los 18 años, la oportunidad para subirse por primera vez a un escenario se la dio Juan Álvarez Prado, con El tiempo está lento, en el ya inexistente teatro La Comedia. "Desde entonces, no paré, me enamoré del género que me permitía hacer lo que quería", dice de la profesión que eligió y de sus altibajos. En 2007, apostó a su último intento en los realities, esta vez Latin American Idol: "Fue una linda experiencia pero son certámenes donde si bien va gente muy talentosa, poco sirve para el después. Quizá, sí en el momento, como me pasó con Popstars de donde me quedaron muchos contactos pero no con Latin que acá no se veía mucho".
El cambio en su carrera, y un gustazo que no olvidará nunca, llegó con Despertar de primavera, en 2010 en el teatro Astral, la adaptación argentina realizada por Cris Morena Group y RGB entertainment, del musical de Broadway de Steven Sater y Duncan Sheik, basado en la obra de Frank Wedekind, que dirigió Ariel del Mastro. Después de pasar por casi un mes de audiciones, fue seleccionado para el personaje de Georg (el que soñaba con su profesora de piano): "Era muy estresante, a veces hasta dos veces al día, pero me dieron el papel que quería, algo que pocas veces pasa". Ese año, la relación con Cris Morena se duplicó porque también fue convocado para la tira Casi Ángeles, donde interpretó a Johnny, un nerd con todo tipo de conocimientos técnicos. Tanto él como Julieta Nair Calvo, la otra protagonista en la misma situación, terminaban en el estudio de tevé y salían a las corridas al teatro: "Trabajar con Cris fue muy positivo, aprendí muchísimo –subraya- fue mi primera vez en la tele y le saqué el jugo. El sistema de laburo es muy eficiente, te da un entrenamiento que no he visto en otro lado, ni mejor ni peor, pero te prepara, te da mucha velocidad". A Casi Ángeles, la telenovela y la obra teatral, le siguió Aliados, de la misma productora. Y después,Entre caníbales, la ficción de Juan José Campanella para Telefe, en 2015. "Merecía mejor suerte. Fue la única tira con la que me enganché como un espectador más. A las otras, no las veía todos los días pero ésta, sí. Hasta no leía parte de los libros para enterarme de cómo seguía al verlos", cuenta.
La obra que jura amar para toda la vida es Saltimbanquis, el musical para toda la familia en la que, desde 2015 cuando se estrenó por el Complejo Teatral de Buenos Aires, interpreta al Perro: "Amo hacerla todos los años, no me ha traído más que felicidad y alegría, no envejece nunca su mensaje de que la unión hace la fuerza", dice sobre la obra dirigida por Pablo Gorlero, con quien trabajó también en De eso no se canta y la mítica Hair, estrenada en el Kónex en 2019. Allí personificó a Walter, "un hippie de esa tribu hermosa en ese clásico hermoso, un mensaje de amor que te marca. Quedás parado en otro lugar con respecto a la vida cuando terminás de hacer Hair; se vivía una buena onda que es indescriptible, no lo puedo contar con palabras, ojalá todos pudieran experimentarlo". Rubino tuvo cinco nominaciones a los Premios Hugo al Teatro Musical (por Despertar de primavera, Mamma mía, Saltimbanquis, De eso no se canta y Hair).
Otra de las obras de Broadway en las que actuó fue Mamma mía, en 2012, dirigida por Robert McQueen y montada igual, en todos los rubros, que en su origen. Para Rubino, siempre es aprendizaje de estilos y metodologías. Un sueño que le gustaría cumplir es trabajar algún día en El rey León, musical que adora. Y mucho más cerca, quisiera que el disco pop que grabó hace casi una década, Más grande que el sol, pudiera ver la luz, como cada uno de sus deseos: "Mi cantautor me lo pide. Pero, en este momento, me cuesta soñar porque estar vivo ya es muchísimo. Siento que me afanaron un año, como que éste no vale y espero que me lo devuelvan".
PARA AGENDAR
Broadway de ayer y de hoy.
Jueves 8, a las 21. Vía streaming por www.teatroamma.com. $ 397.
Saltimbanquis
Por la plataforma Teatrix.
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