Creció “colgándose de todas partes”, integró la Selección Argentina de gimnasia rítmica y a los 17 años se sumó a la compañía de Flavio Mendoza; hoy brilla con el circo canadiense, con quien presenta en Buenos Aires su nuevo espectáculo, Bazzar
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“Desde chiquita siempre fui muy inquieta, había algo en mí que me hacía colgarme de todas partes, era la típica criatura insoportable que no para de correr. Un día le pedí a mi mamá que me llevara a gimnasia y finalmente logró llevarme. Pero jamás me imaginé dedicándome a esto, sino que se fue dando, no es que de chiquita soñaba con ser artista”, asegura Josefina Oriozabala, una de las figuras destacadas del Cirque du Soleil, que desde este viernes 23 se presenta en Costanera Sur con Bazzar.
“Hasta hoy me llama la atención la excelencia con la que manejan todo aquí adentro, como cubren todas las aristas, muchas áreas, además de la calidad humana. Un gran rompecabezas donde cada una de las piezas funciona perfecto. ¡Es admirable. no se puede creer! Efectivamente por eso es la compañía número uno. Presentarme en Buenos Aires con el circo es una locura, como unir dos mundos, el personal, de mi vida acá en Buenos Aires, con mi mundo laboral”, confiesa la artista argentina, en diálogo con LA NACION.
Josefina Oriozabala fue gimnasta desde los 9 hasta los 16 años; a los 17 comenzó a estudiar acrobacia aérea y nunca más paró. Como gimnasta rítmica integró la Selección Nacional Argentina y a los 17 años comenzó a tomar clases acrobacia aérea en la escuela de Flavio Mendoza y se especializó en disciplinas como aro, trapecio y cintas. A la par siempre estudió danza, lo cual luego le permitiría hacer diferentes trabajos en la pista de circo como en la tele y el teatro.
En el circo se dedicó a hacer rutinas de acrobacia aérea en diferentes shows junto a Flavio Mendoza, como Stravaganza, Mahatma o Siddharta. También hizo Sygnum, junto a Hernán Piquín. En la tele trabajó en Bailando por un sueño (2016); en 2018 fue parte del staff de bailarinas y en 2021 trabajó en ShowMatch, la academia.
“Flavio vio algo en mí y me llevó a trabajar con él. De esa manera comenzó mi carrera artística en Argentina y en el exterior también”, sigue Oriozabala, que se define como una artista “disciplinada”, algo fundamental para llevar a cabo una carrera tan exigente, tanto física como mentalmente. “Además, nunca pierdo de vista la ilusión, siempre estoy conectada con mi niña interior, que tanto quiso todo esto”, señala.
Suspensión capilar
Por lo pronto, por estos días se la podrá ver en Bazzar, con un destacado número de “Suspensión capilar”, broche de oro de la gran fiesta de luces y sonidos que cierra cada uno de estos shows, que marcan el regreso del Cirque du Soleil a nuestro país tras cinco años de ausencia.
Cuenta Josefina que se inició en esta disciplina en México hace ya unos dos años atrás. Asegura que nunca pensó en dedicarse a eso, sino que fue a probar, con ganas de seguir aprendiendo, y así como empezó enseguida le salió un contrato y empezó a trabajar.
“Me lleva como 40 minutos hacerme el peinado, un rodete que es clave. Hay como una argolla donde me enganchan a mí, y ahí no puede haber margen de error, porque ese es todo mi seguro. Sí, es real que duele, no te voy a decir que no, pero que yo sepa no tiene ninguna contraindicación. Hay toda una preparación mental y física para poder soportar el dolor, lidiar con eso”, admite.
Para incorporarse a la compañía canadiense, en 2018 Oriozabala viajó a Brasil para hacer una audición, con una rutina de aro bien afilada y “una valija llena de ilusiones”. Allí debió superar largas y exigentes instancias donde, además, debió probar sus cualidades en el baile y la actuación, demostrar su fuerza y flexibilidad.
Por supuesto, la eligieron, y en 2019 la llamaron para sumarse al show que se realizaba a bordo de un crucero de la compañía MSC, donde trabajó hasta que llegó la pandemia, y nunca más se repuso. “Me quería morir, estaba tocando el cielo con las manos, vino la pandemia y me cortó las alas. Así que cuando me enteré de que el show no iba a volver fue una frustración, un momento duro”, recuerda.
Sin embargo, en enero de este año, la llamaron nuevamente para sumarse a Bazzar y desde entonces todo se desencadenó rápidamente. En marzo, viajó a la escuela del Cirque du Soleil en Montreal, donde se preparó con un equipo de cuatro coachs que trabajaron exclusivamente con ella hasta el día de su debut, el último 28 de abril, en Bogotá.
“Entré a cubrir el lugar de una chica que se fue, entonces ya había ciertas cosas que estaban definidas, como la música, pero a partir de ahí ellos trabajan con vos, con lo que vos tenés para dar, los trucos que vos hacés, lo que te queda más cómodo”, explica Josefina.
“El debut fue súper fuerte, porque además uno llega ya medio cansado, porque venís con todo un proceso detrás, semanas de ensayo en la misma carpa, y estás esperando el debut para decir ya está, porque lo venís masticando durante mucho tiempo, es como parir un hijo. Y como todo debut, fue hermoso” asegura.
Por lo pronto, Buenos Aires es una de las 16 ciudades del mundo que tiene la posibilidad de ver en vivo la vuelta del Cirque du Soleil a sus orígenes, con disciplinas aéreas como el fascinante acto de mallakhamb, un deporte tradicional indio en el que un gimnasta realiza posturas aéreas de yoga, y agarres de lucha en concierto con un poste de madera vertical; teeterboard (báscula), bicicleta acrobática, contorsión, dúos de patines, dúo de trapecios, cuerda aérea, manipulación del fuego y slackline (equilibrio sobre cinta).
En cuanto a la rutina de los 34 artistas que participan de la gira de Bazzar, cuenta Josefina que llega a la carpa alrededor del mediodía y tienen unas dos horas de entrenamiento. Después paran almorzar y ya dos o tres horas antes del show comienzan con toda la preparación. “Empezamos con todo lo que es el maquillaje, algunos meditan, hay todo un proceso de meterse en personaje, que sucede todos los días. Es súper necesario seguir entrenando, no sólo lo que hago en el escenario, sino cuidando mi cuerpo para mantenerme y no lastimarme”, explica.
“Lo primero que me sorprendió cuando ingresé a la compañía fue ver a esos grandes artistas detrás de escena, encontrarme con la persona y no con el personaje. A veces veo a mis amigos en el escenario y los súper admiro. Después estamos atrás tomándonos un café y es como una locura ver a la persona detrás del personaje”.
Desde su fundación en 1984, más de 378 millones de personas han presenciado espectáculos del Cirque du Soleil en 6 continentes y 86 países. Según información oficial, la compañía canadiense emplea actualmente a más de 4000 personas, incluyendo a 1200 artistas de 80 nacionalidades diferentes.
“Mis expectativas son reencontrarme con el público argentino, lo más grande que hay, un público ruidoso, como decimos nosotros, nada más lindo que estar acá representando y frente a mi gente, nada más lindo que eso”, concluye Josefina Oriozabala.
Bazzar
El nuevo espectáculo del Cirque du Soleil estrenó este 23 de junio y tiene funciones hasta el 30 de julio. Su carpa está montada en Avenida España 2040, en Costanera Sur. Funciones, de martes a domingos.
Las entradas van de los 14.500 (Silver) a los 72.000 pesos (Tapis Rouge). En venta en el sitio oficial: entradauno.com
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