Jazmín de invierno: una historia agobiante basada en hechos reales
Muy buena / Autora: Carla Moure / Intérpretes: Silvina Bosco, Roberto Vallejos, Maite Lanata, Roco Sáenz / Escenografía y vestuario: Gonzalo Córdoba Estévez / Música: Roco Sáenz / Iluminación: Pablo Boratto / Dirección: Corina Fiorillo / Teatro: El Cultural San Martín, Sarmiento 1551 / Funciones: sábados, a las 20; domingos, a las 19 / Duración: 50 minutos.
Definida como "un thriller social basado en hechos reales", Jazmín de invierno es la primera producción dramatúrgica de Carla Moure. Un texto sumamente inquietante que contiene una historia que va armándose muy lentamente y que crece en intensidad a medida que el espectador va reconociendo la personalidad de unos personajes muy oscuros, tanto como la realidad que han construido juntos, en un ambiente hostil y agobiante.
Moure no realiza un relato lineal. Los acontecimientos se exponen invirtiendo los tiempos de la acción. Hechos del pasado van apareciendo en un presente en el que el orden establecido da cuenta de una realidad difusa. Una familia en apariencia bien conformada se desarma a medida que cada uno de sus integrantes va dejando ver sus costados más miserables.
Miguel y Julia comparten una propiedad en un barrio aparentemente marginal. Ella es un ama de casa complaciente y discreta y él, un cartonero que acumula basura tanto dentro como fuera de su casa. Con ellos vive Jazmín, una joven quinceañera que juega a ser la hija del matrimonio, aunque en verdad ha sido raptada por ellos y pasa sus días encerrada. Un vecino que desconoce los sucesos que tienen lugar dentro de la casa provoca un estallido inesperado.
El universo del grupo familiar es de una complejidad extrema. Nadie en verdad es quien aparenta ser. Si a la mentira se suman rasgos de violencia física y mental y una brutal manera de sostenerse en la vida, el cuadro llega a instancias conmovedoras. La autora quiebra en tres momentos la trama para dar información acerca de casos de secuestros de niños en países del exterior.
La directora Corina Fiorillo busca reafirmar el comportamiento psicológico de cada personaje y de esta manera consigue que sus intérpretes fortalezcan las relaciones entre ellos y logren dinamizar el ritmo del espectáculo de manera muy ajustada.
En lo actoral el equipo expone mucha solidez. Silvina Bosco da vida a una madre tierna y a una esposa abnegada hasta que ciertos quiebres en su proceder la llevan a tomar determinaciones que pueden cambiar su estatus, aunque sea por poco tiempo. Roberto Vallejos le aporta a Julián esa cuota de delirio necesaria que posibilita reconocer su espíritu perturbado y desafiante. Maite Lanata desarrolla también un trabajo muy destacado mostrando las contradicciones de una Jazmín que acepta ser parte de ese territorio conflictivo que habita; en tanto que Roco Sáenz, un verdadero extranjero dentro de ese mundo, proporciona el aire necesario que rompe, en algunos momentos, el clima agobiante que se respira, dejando lugar para alguna sonrisa.
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