Interesante propuesta de performances breves, en el edificio de Sagai
Guillermo Hermida creó el ciclo Interficciones, con cinco piezas que invitan al espectador a recorrer varios espacios
"Las ficciones te acechan, pueden esconderse en cualquier sitio, en un cuadro, en una plaza, en una fotografía", explica el guionista cinematográfico, televisivo, dramaturgo y director teatral Guillermo Hermida. Bajo esa premisa el creador comenzó hace un año a fantasear con la idea de crear un ciclo denominado Interficciones que, a partir de hoy, se presenta en la Fundación Sagai.
Hermida dicta clases en ese lugar desde hace varias temporadas. Lo deslumbra ese edificio que posee cierto sello aristocrático, ubicado en barrio Norte, y comenzó a pensar en la posibilidad de intervenirlo con una serie de ficciones que tendrían lugar en distintos ámbitos como la sala de reuniones, el patio, un baño, un camarín, una oficina y un salón de la planta alta donde se dictan seminarios de diferentes especialidades.
"Me interesaba también que estas ficciones programadas en espacios no convencionales estén vinculadas a obras de arte, que haya una especie de nexo entre una escultura, un cuadro que ayude a completar el relato -explica-. Cada autor eligió una determinada obra de arte y esta provocó su imaginación hasta dar forma a un texto final". Así, entonces, cada experiencia se presentará a través de un video de cinco minutos creado por Franco Verdoia y luego el espectador presenciará el monólogo. Cada ficción tendrá una duración de diez minutos.
Los artistas convocados poseen estéticas diferentes, esa fue una decisión que guió el proyecto. Al cabo de una hora, 15 espectadores podrán hacer el recorrido por la casa y tomar contacto con las siguientes producciones: Amor mineral, dramaturgia de Luis Loyola Cano, dirección de Lorena Ballesteros e interpretación de Pablo Caramelo; En la verde claridad, de Juan Pablo Gómez, dirección de Diego Rosental y actuación de Mariano Sayavedra; La mujer del vidrio, dramaturgia y dirección de María y Paula Marull, interpretado por Mara Bestelli; La promesa es una isla, de Eugenia Pérez Tomás, dirigido por Virginia Leanza y protagonizado por Dora Mils; y Azul ultramarino, creación de Cecilia Meijide, dirección de Toto Castiñeiras e interpretación de Gregorio Barrios.
Interficciones posee un tema, Lo confesado. En cada espacio el espectador se encontrará con un personaje que realizará una confesión, en un espacio pequeño y ante la atenta escucha de un grupo heterogéneo de espectadores.
"Cada creador eligió un camino diferente y eso resultó muy atractivo -explica Guillermo Hermida-. Me interesaba mucho también la convivencia entre ellos. Nosotros a veces estamos un poco disgregados en relación a nuestro laburo. Más allá de la camaradería que por suerte existe y el respeto por el trabajo del otro hay algo que está diseccionado, por eso se decidió armar duplas de dramaturgos y directores. Nos importaba potenciar un cruce de experiencias que alimentara un producto potente".
Hermida, autor de piezas como La verdad fugaz, El tiempo sin mí y Como si afuera hubiese nada, reparte hoy su tiempo entre la coordinación general de esta propuesta, la escritura de un guión cinematográfico cuya realización se concretará en Perú y una nueva producción dramática que piensa estrenar el año próximo en Buenos Aires. También tiene la intención de que Interficciones continúe el año próximo, seguramente con otra temática y la participación de otros artistas locales.
Interficciones
Hoy y el jueves 12 a las, 20, 20.30, 21 y 21.30
Fundación Sagai, Marcelo T. de Alvear 1978.
Entrada libre
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