Intercambio. Nace un nuevo e importante puente teatral entre Barcelona y Buenos Aires
“Donde el teatro late” es un proyecto de cooperación entre el teatro de ambas ciudades, que ya se puso en marcha gracias al empuje de un grupo de catalanas y un argentino
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Hace algunas semanas, en pleno Festival Internacional de Buenos Aires, una delegación de entusiastas teatristas catalanes repartieron su tiempo entre reuniones, mesas redondas y espectáculos. Pero, ¿por qué siete personas andarían por todos los barrios porteños con tanta premura hablando con los principales referentes del teatro local? Porque trajeron la propuesta de un interesantísimo plan de cooperación entre dos ciudades: Barcelona y Buenos Aires.
Hasta estas latitudes llegaron Nélida Falcó, directora del Área de las Artes Escénicas del Departamento de Cultura de Cataluña; Marina Marcos, presidenta de la Asociación “Donde el Teatre Batega” y gerente del teatro Maldà; Teresa Carranza, coordinadora del área de creación del Instituto Ramon Llull; Héctor Mora, productor ejecutivo del Festival Grec; Joan Negrié, responsable de la comisión de territorio de la Asociación de Empresarios Teatrales de Cataluña; y Jofre Blesa, responsable de comunicación de esa asociación. A ellos se sumó el argentino Juan Pablo Kexel, representante de “Donde el Teatre Batega” para América Latina y coordinador general de “Donde el teatro late”. El objetivo de la comitiva es expandir la cultura catalana en el exterior, con la ciudad de Buenos Aires como primera meta. “Vivir este espacio teatral de Buenos Aires es un privilegio. Esta ebullición creativa, el amor que pone el público al visitar una sala. Para nosotros es muy enriquecedor”, describe Marcos, aún sorprendida por las colas que vio en los teatros porteños y la muchedumbre que circula también en el circuito comercial de la avenida Corrientes.
Todo comenzó cuando Kexel viajó a Barcelona como parte del elenco de Sólo llamé para decirte que te amo, de Nelson Valente, en 2021. Allí casualmente se conoció con Marina Marcos y Jofre Blesa, quienes le comentaron que habían creado una asociación de teatros independientes que se llama Teatre Batega, cuya traducción al español sería “el teatro late”. De inmediato, apareció la idea de abrirle a la escena independiente argentina una puerta mucho más amplia de la que tiene en el exterior. Así es como, al ver esa sinergia, deciden darle forma a ese puente cultural. El entusiasmo por la propuesta sumó a otros sectores culturales catalanes como el prestigioso Festival Grec, la Dirección de Artes Escénicas y el Instituto Ramón Llul, una institución dependiente de Cataluña, del Ayuntamiento de Barcelona y del Gobierno Balear con la premisa de promover la proyección exterior de la lengua y la cultura catalanas. “El objetivo es sacar a nuestro teatro independiente al mundo. Y el primer caso testigo es Barcelona. La escena indie argentina es una marca, un producto, una manera de hacer teatro. A partir de ahí pensamos en desarrollar este proyecto abierto a cuatro años”, explica Kexel.
Así fue como mantuvieron reuniones con los responsables de las principales salas independientes de Buenos Aires y también con Enrique Avogadro, el ministro de Cultura porteño, quien sumó fuerzas a la propuesta. “Sobrepasamos las expectativas. No por el interés, porque eso sabía que ocurriría, si no por las ganas de ponerse a trabajar concretamente. Apuntamos a la calidad más que a cantidad y tal vez este modelo se replique en otras ciudades después.”, agrega Kexel, quien también es actor y proviene del mundo corporativo.
La traducción “Donde el teatro late”, que es el título de este gran proyecto cultural entre dos ciudades enormes, refleja claramente la finalidad de la idea. No sólo es un intercambio de propuestas sino también un desarrollo mutuo que permitirá apreciar aquí lo mejor del teatro barcelonés y allá lo más prestigioso de la escena porteña. “Esto no nace de un proyecto articulador del sector profesional de entidades sino de la promoción de un tipo de teatro, ese que vosotros entendéis muy bien y que es el Off. En Barcelona el público no está tan familiarizado con ese concepto”, afirma Marina Marcos, ideóloga de “Donde el Teatre Batega” y responsable del teatro Maldà. “En Buenos Aires hemos visto varias salas, muy diferentes entre sí, pero encuentro algo muy familiar. Yo paso por la puerta del Moscú Teatro y siento que podría estar pasando por la entrada de la Badabadoc, de Barcelona. Entiendo perfectamente el magma creativo que generan estos espacios entonces la lógica que allí queríamos buscar era la de colaborar. Estábamos buscando cómplices más que socios, que es lo que normalmente buscan este tipo de proyectos. Fuimos al Teatro del Pueblo y yo pensaba cuántos dramaturgos catalanes matarían por venir a tener esa conversación que yo estaba teniendo. Nuestra idea es trasladar diálogos”.
No es sólo el intercambio de compañías que van y vienen sino también ensamblar elencos, llevar dramaturgos, modelos de gestión y creación conjuntas. En ese sentido hay ya una colaboración en marcha donde tienen un rol muy activo tanto el Festival Grec como el FIBA (Festival Internacional de Buenos Aires). Es decir, la idea es implementar un proyecto mixto entre creadores e intérpretes tanto argentinos como catalanes. “Nos encantaría que el año que viene pudiera venir el FIBA a Barcelona. Para nosotros sería una punta de lanza que explicaría lo que estamos intentando hacer: un espacio e confianza, creación e intercambio. Es decir, partiendo de objetivos propios, tender los de los demás y ver de qué manera podemos ayudarnos. El Festival Grec también será un agente vital en esto”, agrega Marcos.
La delegación contó con la destacada participación de Nélida Falcó, directora del Área de las Artes Escénicas de Cataluña, figura fundamental del ámbito público para poder desarrollar este ambicioso puente cultural. “El proyecto nace de diez salas pertenecientes a lo que nosotros llamamos ‘teatro de proximidad’, que tienen entre 40 y 100 butacas. Ellos tenían una intención muy clara de visibilidad, de crear un intercambio de proximidad con Buenos Aires y, a la vez, un proyecto que escalaba al sector porque lo que se trata es de generar un sistema que permita el intercambio. Un sistema con diferentes patas: el apoyo a la dramaturgo, a la producción, al intercambio de compañías, pero también el intercambio en formación. Cómo podemos nosotros aprender de los argentinos y al revés. Es un proyecto muy 360 grados que genera crecimiento. Son dos plataformas que se encuentran, se suman, aprenden y crecen en ambos lados. Es muy importante ese ida y vuelta, esa complicidad. Esta idea consolida al sector y queríamos apostar, participar activamente no sólo financiando sino trabajando conjuntamente, aportar visiones, saber cuáles son las necesidades para que también el proyecto pueda darles respuesta”. Por ese motivo es que se han planteado un plazo mínimo de cuatro años para desarrollar “Donde el teatro late”. “Vamos a armar un sistema para que mucha gente pueda favorecerse de ello y crecer, sobre todo. Contamos con el sistema para dar cobertura al proyecto, para poder implicarnos y, lo primero que teníamos que hacer, era llegar a Buenos Aires porque es importante que se entienda que es un proyecto que se hará realidad en cosas muy concretas. No son sólo voluntades. Nuestra voluntad como Gobierno es ser una palanca para que se produzca. Aquí hemos tenido una recepción genial también por parte del Ministerio de Cultura de la ciudad”.
La presencia de Teresa Carranza también señala lo abarcador del proyecto. El Instituto Ramón Llull, del que forma parte, es un consorcio público integrado mayoritariamente por el Gobierno catalán, pero también por el de las Islas Baleares y el Ayuntamiento de Barcelona para la promoción internacional de la lengua y la cultura catalana. “Entramos en el momento en que el proyecto está solido, con los lazos creados y viables. Lo veo como algo aglutinador de muchas cosas que estaban pasando y se estaban dibujando, por lo tanto, con un valor potencial enorme. Estábamos preparando para el año que viene una presencia masiva de la cultura y las artes escénicas catalanas. Los lazos son muy fuertes. Llegamos cuando estaba terminando en Timbre 4 el Festival Temporada Alta y también está la semana catalana en Buenos Aires, Lima y Montevideo, son muchas las conexiones ya trabajadas. Por eso creo que ahora es el momento en que se unen todas las energías. Fue vital también el encuentro que hemos tenido con Alejandro Casavalle, de la Dirección General de Enseñanza Artística, de la ciudad. Ahora hay que ver dónde se ponen los acentos. Uno de los objetivos que tenemos conjuntamente es el fomentar específicamente la difusión internacional de la dramaturgia catalana a todos los niveles. Tanto por intercambio de textos como por producir todas estas sinergias en equipos artísticos o formación. Situar obras en catalán en otros países es el paso que siempre más cuesta con la difusión internacional al omento de poner en juego el idioma, cuando se supone que nuestra cultura es bilingüe”.
–Hay un idioma común entre las dos ciudades y no es precisamente el español, sino la emocionalidad, ¿no creen?
T.C: –Eso existe: la admiración allí por el teatro de acá. Y también nos han dicho que se recibe muy bien aquí el nuestro.
N.F: –Me encontré con mucha emoción. Hay muchas ganas de hacer cosas. Siento que llegas aquí y parece como que te estaban esperando. Entonces me pregunto: ¿cómo no lo hemos hecho antes? Pues nos ponemos. Es muy bonito tener esa sensación de que hay ganas y, sobre todo, que es viable, factible y se puede hacer. Hay que trabajar, claro, no es fácil.
M.M: –Hay dos cosas muy importantes en relación con la percepción. Por un lado, Buenos Aires es muy familiar, hablamos el mismo lenguaje, la misma necesidad, la misma ilusión por desarrollar proyectos que no siempre son viables económicamente. Hablamos de cómo beneficiarnos todos porque a nivel de experiencia teatral, hablamos de lo mismo.
–En ese sentido, ¿piensan lo teatral también como social?
M.M: –Por supuesto. Estamos viendo también de qué manera se desarrolla el vínculo con los colegios, los barrios. Esa proximidad que tenemos en los espacios también lo es porque el teatro es parte de la comunidad y eso genera una red dentro de la ciudad. Los teatros comerciales, en cambio, suelen concentrarse más en el centro de la ciudad. Esto tiene un elemento democratizador del teatro: son persianas que se levantan cada mañana porque los equipos están trabajando, hay procesos de creación, de formación, son espacios vivos en sus territorios. A la vez, entendiendo que tenemos un espacio común ya que invitamos al público a circular y eso también es recomendador.
T.C: –Esta es una ciudad de teatro y lo que se ve en la calle es tremendo. Hay ganas de ver teatro. No sé qué influencia puede haber tenido la pandemia en las ganas de volver a abrirnos, a reconectarnos, a intentar hacer cosas que antes no hacíamos porque económicamente psnaábamos que noera posible, pero ahora lo intentamos.
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