Intenso y poético

Todo piola / Dramaturgia: Eddy García y Gustavo Tarrío sobre textos de Mariano Blatt / Intérpretes: Carla di Gracia, Eddy García, Guadalupe Otheguy / Músicos: Felipe Barrozo, Cecilia Bienati / Arte e iluminación: Agnese Lozupone / Asistente de dirección: Virginia Leanza / Producción: Eleonora Pascual / Dirección: Gustavo Tarrío / Sala: Teatro del Abasto, Humahuaca 3549 / Funciones: Viernes a las 23.30 / Duración: 60 minutos

Nuestra Opinión: Muy Buena

Una bailarina, una cantante, un actor y un director, unidos por la admiración a un poeta, se juntan a trabajar en un proyecto que no resulta ni en obra de danza, ni en obra musical, ni en obra de teatro, pero tampoco en mera escenificación de esos poemas: Todo piola cobra, cada viernes, la desquiciada forma de un remix de todo eso. Imposible (e inútil) reconstruir los caminos de trabajo y experimentación que Carla di Gracia, Guadalupe Otheguy, Eddy García y Gustavo Tarrío (bailarina, cantante, actor y director, respectivamente) emprendieron al leer los poemas de Mariano Blatt que los llevaron a crear su espectáculo. Por suerte, ahí está el propio espectáculo para contarse a sí mismo.

O, más que contar, revelarse. Todo piola no ofrece un argumento fácilmente reductible a una sinopsis, ni un desarrollo, ni tensión narrativa, pero tampoco impone ninguna exigencia para ser decodificado. Porque las cosas sencillamente suceden y se suceden, por más arbitrarias que puedan resultar. Planteado este contrato con el espectador, lo que propone (y lo que funciona, en definitiva, para disfrutar de la obra) es una entrega absoluta a ese universo, en el que una fanfiction de la película La laguna azul convive con la poesía barrial, homosexual y descarnada de Blatt, y las actuaciones de García -que demuestra, como en Perro, mujer, hombre, que su talento no reside únicamente en interpretar animales, ¡pero qué bien le sale!- se funden maravillosamente con la performance de Di Gracia (y ella, como en La Wagner, cautiva con su belleza y su indomabilidad). Más desequilibrantes resultan, en ese universo de desnudos y lenguaje procaz, las canciones de Otheguy, cuyas letras en clave romántica y etérea chocan hasta rechazarse con la propuesta estética de Blatt y de la puesta general. Si hay una consigna implícita que sostiene a Todo piola, esa parece ser no limitarse a ningún género: la ambigüedad sexual que marca el ritmo de la propuesta, que propone a Di Gracia y García como pareja cuando Blatt escribió toda su poesía para otros hombres, sumada a la voluntad de no respetar ninguna imposición de previsibilidad en escena, hacen de Todo piola un trabajo desafiante y explosivo. Intenso, también, como la poesía que lo inspiró.

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