Infancias. Seres imaginarios de Borges es una gran propuesta para compartir entre adultos y niños
Claudio Gallardou puso mano maestra a un hermoso trabajo que tiene la impronta de La Banda de la Risa.
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Autor: Fernando Flores Maio, basado en El libro de los seres imaginarios, de Jorge Luis Borges y Margarita Guerrero. Dirección: Claudio Gallardou. Intérpretes: Soledad Argañaraz, Paula Lares, Hernán Lewkowicz y Lucas Gallardou. Música: Gabriel Toker. Músico en escena: Joaquín Sanz. Coreografía: Soledad Argañaraz. Vestuario: Vanesa Abramovich. Iluminación: Jorge Merzari. Sala: Centro Cultural Borges, Viamonte 525. Funciones: sábados 13 y 27; y domingos 14 y 28 de agosto, a las 15 y a las 17. Duración: 60 minutos.
El Demonio y el Ángel invocan a seres fantásticos que se reparten entre los bandos del Bien y del Mal. Las Arpías, furias del infierno emparentadas con las brujas de Macbeth por un lado. El armonioso Centauro, por el otro. El Basilisco, que quema la vegetación con su aliento y mata con la mirada, pero que se espanta ante el canto del Gallo Celestial chino, del que se hace eco la platea infantil.
Surgen también algunos de características ambiguas, como el Aplanador, especie de elefante multiplicado por diez en su tamaño, bueno, cariñoso y trabajador, pero un riesgo por su poder apisonador. O las sirenas, bellas pero de poder seductor fatal. Y los grifos alados, la Anfisbena de dos cabezas, el luminoso Á Bao A Qu.
El glosario de criaturas recopilado por Jorge Luis Borges en El libro de los seres imaginarios se trastoca sobre el escenario en un desfile de personajes en ese toma y daca entre Ángel y Demonio. Se perfilan como sombras, surgen en rápidas transformaciones, generan climas de intensidad cambiante.
Claudio Gallardou maneja el ritmo sobre el pequeño escenario del Centro Cultural Borges con maestría, exhibe la veta humorística que se esconde en los monstruos que pergeña la mente humana. Cuenta para ello con el histrionismo de Hernán Lewkowicz interpretando a un diablo que tiene alma de perdedor, a pesar de toda la maldad que pretende poner en juego, y con la prestancia y bella voz de Soledad Argañaraz como el Ángel.
Imposible no reconocer en Seres imaginarios... la impronta de La Banda de la Risa, la clownesca formación que integraba Gallardou en los años 80. Tanto por la pareja de payasos de aires de circo criollo –Lucas Gallardou y Paula Lares, de sutil comicidad– que sostienen y apostillan la performance de los dos protagonistas, como por el tono fáustico de la convocatoria a los seres imaginarios de la mano del diablo.
Valioso el aporte de la iluminación Jorge Merzari jugando con luces y sombras. Y de la música compuesta de Gabriel Toker (al igual que Merzari, también partícipe de episodios de la trayectoria de La Banda de la Risa), que juega un rol destacado sobre el escenario con Joaquín Sanz al piano.
Seres imaginarios... es una muestra cabal de cómo convertir un texto original nada teatral como el de Borges en un espectáculo muy entretenido para chicos y grandes, con óptimo aprovechamiento de recursos escénicos sin necesidad de apelar a parafernalias tecnológicas, a puro juego del gag actoral.
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