Nico Vázquez, Gimena Accardi y Benjamín Rojas se despiden de este verdadero tanque teatral que en sus 4 años en cartel fue visto por 400.000 espectadores en distintas salas del país
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A veces, a los títulos de una obra de teatro no hay que creerles. Decididamente, es el caso de Una semana nada más, ya que de tránsito efímero no tiene nada. En estos cuatro años, en distintas salas del país, la comedia que protagonizan Nicolás Vázquez, Gimena Accardi y Benjamín Rojas fue vista por más de 400.000 espectadores. Desde la primera noche, esta gran maquinaria de hacer reír siempre puso el cartelito de entradas agotadas, convirtiéndose en un verdadero fenómeno de audiencia. Pero, en medio del éxito, el power trío de actores se despide. Desde este jueves harán las últimas ocho funciones en el teatro Ópera, con entradas con precios que van de los 3000 a los 4500 pesos. Prometen sorpresas y, como viene sucediendo desde hace muchas semanas, un festival de emociones que el público aplaude con pasión. “Me gusta eso de retirarme medio campeón”, dirá Nico Vázquez, también productor de la obra.
Si sumáramos la taquilla de su obra anterior, El otro lado de la cama, en la que también actuaban esta banda de amigos, en estos ocho años vendieron unas 800.000 entradas. En verdad, como afirmarán ellos durante el encuentro con LA NACION, no son entradas, no es taquilla. Fueron 800.000 personas que eligieron verlos más allá de pandemias, situaciones económicas, historias de vidas. 800.000 personas que apostaron al hecho catártico de la risa colectiva, expansiva, casi terapéutica. Miran para atrás y no pueden dejar de sentir emociones encontradas y un profundo agradecimiento. Algo así como la felicidad (o como se llame).
La historia de Una semana nada más empezó a tomar formar mientras estaban haciendo la anterior comedia, que también dirigía Mariano Demaría. En aquellos lejanos tiempos, a la comedia de Clement Michel se iba a sumar Gimena Accardi, pareja de Nico desde hace 15 años, pero tenía otros compromisos. Fue Flor Vigna quien completó el terceto. En la previa al estreno de enero de 2019 pusieron el tema “Home Sweet Home”, de Los Pericos, para entonar la cosa. Tras cartón, se escuchó un audio que terminaba diciendo “disfruten, sean felices, diviértanse mucho”. En perspectiva, cumplieron. En aquel verano, la comedia lideró la taquilla porteña. Al teatro El Nacional concurrieron 70.000 espectadores y durante quince semanas se mantuvieron primeros en recaudación en el circuito del teatro comercial porteño. Pero la cosa no quedó ahí: siguieron llenando la sala a lo largo de todo el año. Cuando volvieron en enero de 2020, para el lanzamiento contaron con la ayuda de alguien con inobjetable peso propio: Leo Messi, amigo de Nico, quien anunció la vuelta en las redes sociales.
Claro que luego vino un detalle no menor: la pandemia. En todo este lapso una beba, la de Benjamín, empezó a dar sus primeros pasos y diversas situaciones trágicas que les tocó atravesar a la pareja (derrumbe del edificio en donde estaban en Miami, la muerte por coronavirus del padre de ella); pero los tres volvieron a cumplir el rito de subirse al teatro para hacer esta comedia que exacerba los conflictos domésticos de una pareja que empieza a convivir. Justamente, algo que ellos, como amigos que conviven en un escenario, desconocen. Por eso mismo la despedida los pone en estado de emociones encontradas.
El año pasado, cuando lentamente los espectadores pudieron volver a los teatros, la obra siguió acrecentando el fanatismo de sus fieles. Cuando el aforo máximo se estableció en un 50 por ciento, llenó. Esa noche, en el momento de los aplausos, sonó “Viva la vida” y “Fix you”, dos temazos de Coldplay que, en ese contexto, tomaban otras significaciones. “¡El teatro sucede porque están ustedes acá!”, dijo esa vez Nico Vázquez en sus palabras de agradecimiento al finalizar la comedia. Esa misma noche Gimena Accardi se sumó al elenco. Luego, cuando ya se podía trabajar con el aforo al máximo, siguieron llenando el teatro. Lo mismo pasó este verano cuando hicieron temporada en Mar del Plata en la sala que regenteaba el querido y admirado Lino Patalano, quien falleció el último fin de semana.
Durante enero se encerraron para no dejar que la variante ómicron los atacara (lo lograron), pero Gimena tuvo una accidente doméstico que implicó la suspensión de la temporada. Pero vino la revancha: Estrella de Mar de Oro para Nico y cierre triunfal de la temporada en Semana Santa y posterior gira por el interior y por Uruguay con Luis Suárez (el amigo de Leo Messi del tiempo en Barcelona y amigo de esta banda de amigos) en la platea. “Todo es felicidad”, no se cansó de repetir Nico durante la gira. Pero, todo concluye al fin. Esta vez, a lo grande: en el mítico teatro Ópera en donde Nico, Gime y Benja (así se tratan entre ellos y no hay forma de evitar esa familiaridad) harán funciones hasta el último domingo del mes.
Una semana nada más en la semana de su despedida
Miércoles. Los actores llegan a un bar de Palermo para charlar con LA NACION. En la esquina hay un grupo de trabajadores que, apenas ven a Nico, lo llaman para una foto. Fiel a su estilo, se pone a charlar y, claro, hay fotos. Sus eventuales amigos las miran en el celular y Nico le dice que no están buena, que hagan otra. Y vuelve a posar. Luego aparece otro señor con un hijo. Y otra foto antes de hacer las tomas para el fotógrafo del diario. El mecanismo lo tiene tan aceitado que da para pensar que así lo siente, que así lo vive más allá de estrategias marketineras y todos esos combos. Así es él, así es esta banda de amigos que están por tomar caminos artísticos que se bifurcan.
Cuántas cosas pasaron en Una semana nada más es el primer comentario disparador de la charla. “Lo pensaba el otro día -arranca Nico Vázquez-. El título de Una semana nada más sobrevivió a todo. Siento que, una vez más, el teatro, porque esta obra es nada más es un pretexto para hablar de la actividad teatral en general, demuestra que el teatro es un bálsamo, que es sanador, que hace bien y eso no es poca cosa”.
–Esta larga semana comenzó en 2018, pasaron muchas cosas en ustedes a nivel personal, a nivel artístico, a nivel global.
Benja: –Ensayamos en 2018 y el estreno fue en enero del año siguiente, pasó muuuucho tiempo.
Nico: –Hicimos todo un año de función, dos meses de 2020 hasta que empezó la pandemia y, pum, a casa. Pero volvimos con Gime ya en escena como si no hubiera sucedido nada. Fue volver a trabajar con la sala llena y con la gente riéndose sin parar. En el medio, habiéndonos pasado un montón de cosas a todos pero siempre dándole para adelante, que es lo más positivo que rescato de todo esto.
Gime: –Cuando me sumé porque Flor tenía otros proyectos ya cerrados y no pudo reponer, cuando había muy poco teatro y se estaba trabajando con un aforo del 50 por ciento. Hicimos dos semanas, en mi caso con poquitos ensayos, todo vendido hasta que volvieron a cerrar la actividad por cuestiones sanitarias y volvimos en julio de 2021 ya con aforo completo.
–¿Cómo fueron aquellas primeras funciones con público embarbijado, distanciamiento, temores…?
Gime: –Antes de la vuelta nos preguntábamos cómo se escucharían las risas con los barbijos puestos. Generaba una resonancia que parecía más fuerte. Fue muy loco y muy emocionante. Había algo de festejar que estábamos vivos.
Nico: –La gente tenía más ganas de reírse por todo lo pasado.
Benja: –Las risas se escuchaban como si la sala estuviera llena. Nos impactó mucho.
Nico: –Yo siempre hablo en el final de la función, pero aquella primera luego de la pandemia me fue muy difícil porque lo que me venía de la platea era emoción pura: la gente llorando con el barbijo puesto. Solamente había que agradecer a esta gente que estaba distinta, que estaba modificada, golpeada; gente que había perdido seres queridos, laburo…
–Esa noche, según se cuenta en una crónica, pusieron para el final “Viva la vida”, de Coldplay. Parece un tema justo para ese momento.
Nico: –Ese tema ya lo veníamos usando junto a “Fix You”, también de Coldplay. Se volvió un himno de la obra cuando ni sabíamos que iba a venir la pandemia y que esos temas iban a ser tan importantes para el volver. Mirá lo que significan esos dos títulos de esas canciones en tiempos pospandémicos…
–¿Cómo se sostiene el clima de fiesta luego de tanto tiempo?
Nico: –Acá hay algo que juega a favor y es que somos pareja, eso habla de un amor. Y con Benja hay una hermandad. Y podría haber sucedido que entre Gime y Benja eso no pasara, pero pasa. Y eso llega a la gente, es así. Por eso nos resulta fácil el buen clima.
Benja: –Recordemos que veníamos de la obra anterior con la que estuvimos cuatro años en cartel y eso, después, suma. Nos conocemos mucho, podemos potenciar al otro o ser potenciados por el otro en medio de la escena. La buena convivencia abajo del escenario hace que las escenas brillen.
Nico: –Y eso el público lo nota, sabe de nuestro cariño, de nuestra confianza.
–Pero cualquier relación se puede desgastar…
Gime: —Es cierto, pero con Nico llevamos quince años de pareja, ellos dos son muy amigos y se armó una confianza muy fuerte. Por general, yo soy la que tiene más malhumor, pero ellos ya me conocen. Es el primer laburo en el cual no necesito caretearla. Quizás me ven que estoy medio mala onda, pero ya me conocen. También es un riesgo todo eso porque entrás en la lógica de una familia, pero bueno… No hay desgaste porque hay tanta confianza que sabemos cómo somos y no hace falta ser políticamente correctos entre nosotros. Arriba del escenario eso se nota y es, seguramente, lo que vamos a extrañar horrores.
Nico: –Y yo sumaría otro dato: te puede gustar o no, pero la obra es un género nuevo. Una semana nada más es una sitcom en teatro como si estuvieras frente a Yo quiero a Lucy o a Friends.
–¿Cuándo se dieron cuenta que la habían pegado?
Nico: –Yo creo que ya en la segunda función. La obra anterior tenía momentos de naturalismo, momentos más a cara de perro, algo de musicales y algo de sitcom; y funcionó. Pensá que con Benja ya llevamos como 500 funciones juntos. Me va a costar dejar de hacer la obra, es como un vicio.
–¿Y por qué cortar con ese vicio que hace bien?
Nico: –No tenemos miedo al desgaste entre nosotros pero sí al artístico. A mí se me presenta la posibilidad de hacer Tootsie, a Benja la de sumarse a una obra que puede estar muy bien y a Gimena, una serie. Entonces, es parar un poco y alguna vez volver porque sabemos que hay un trío que funciona. Y reconozco que me gusta eso de retirarme medio campeón. Cuando paramos con la obra anterior, que también fue un éxito, también paramos. Y tuvimos miedos, más vale; pero bueno, había que probar. Tengo que admitir que todo este largo proceso nos permitió crecer como actores.
Benja: –También llegamos a una instancia casi peligrosa porque, en mi caso, a veces onda que me siento jodiendo en la casa de Nico y Gime y no da…
Nico: –Por suerte el seguimiento del director fue sumamente importante en todos estos años. Mariano es tan obse que todas las noches, después de la función, viene con su libretitas para hacernos una devolución. Es un aparato total.
–Cuando tuvieron que parar la temporada en Mar del Plata por el accidente de Gimena podrían haber conseguido un reemplazo. Cualquier productor lo hubiera hecho frente a una obra tan rendidora, pero no lo hicieron.
Nico: –Es una obra de a tres, hubiera sido imposible. Hubiera podido llamar a Flor Vigna, pero fue una señal de la vida. No siempre el show debe continuar.
Gime: –Y somos marido y mujer, durante un mes y medio yo no me pude mover. Necesitaba que estuviera Nico, es así. Sí volvimos a Mar del Plata en abril e inmediatamente arrancamos la gira como si nada hubiera pasado.
Nico: –Hay otro punto: somos de dar vuelta la página muy rápido. Nosotros mismos lo hicimos en varias situaciones y frente a ese accidente de Gime había que frenar. Y está bueno parar, respirar un poco y volver a salir. Es importante, es necesario.
—En esto de las vueltas de la vida, un día antes de la operación ustedes dos se fueron a Mar del Plata y se volvieron con el Estrella de Mar de Oro y otro por la actuación de Benjamín.
Nico: –Debe haber sido el único caso en el mundo que después de haber ganado todos los premios el ganador, en vez de dar notas por todos lados, se metió en un quirófano. Eso fue lo que hice. Fue un contraste muy grande, la vida es así. A la noche ganás un Estrella de Oro y al día siguiente estás en un hospital.
–Y volvieron para ese fin de semana XXL de récord de público para un temporada que había comenzado a los golpes producto de la variante ómicron.
Gime: —Fue horrible, estuvimos todo ese tiempo súperencerrados y, por suerte, ninguno de nosotros nos contagiamos. Y volvimos porque quisimos cerrar la temporada en Mar del Plata reencontrándonos con el público.
–Cómo es eso de que, con esta obra, dialogan con los grandes éxitos de público del teatro comercial que, en distintos momentos históricos, arrasaron en la taquilla.
Nico: –Lejos de apelar a una falsa humildad, no lo había pensado en esos términos hasta que lo acabás de decir. Algunos me marcan eso de haber metido con entre las dos obras 800.000 espectadores en 8 años, pero no lo había pensando en términos de esos grandes montajes de distintos tiempos y es verdad, es fuerte. Y es fuerte porque no son números, son personas. Son personas que eligieron verte. Y eso emociona. impacta. La única palabra que me sale es el agradecimiento.
–La historia de Una semana nada más se cierra con la despedida en el Ópera, teatro emblema de la ciudad.
Nico: –Ya con El otro lado de la cama quise despedirme en el Ópera, pero no era mi producción, no se pudo y terminamos en gira. Este vez empecé a soñar y me propuse hacer ocho Óperas sin agregar ninguna función y esperar que Dios nos acompañe. Ya nos tantearon para sumar alguna función, pero no. Serán ocho en una sala con 2.000 localidades. Queremos que sea fiesta con algunas sorpresas…, yo estoy feliz.
–Y en la larga vida de Una semana nada más, seguramente tuvieron alguna función para el olvido.
Benja: –Hay muchas, pero recuerdo una que es reciente, en Rosario. Hay un momento en que mi personajes se baja el pantalón y se queda en calzones. Yo, sin avisarle a nadie, esa noche me había cambiado de calzoncillo por otro que me gustaba pero me quedaba un poquitito grande. Cuando Nico me baja el pantalón se me engancha en el calzón y me quedé en culo sin que Nico entendiera nada… (la patota de amigo se ríen como si estuvieran en viaje de egresados en Bariloche).
Nico: –En ese momento vi la cara de Benjamín Rojas con 12 años cuando debutó con Cris Morena, te lo aseguro. Ahora tiene uno con el cual los huevos no respiran.
Una semana nada más entra en sus dos últimas semanas. A juzgar por la venta anticipada, volverán a colgar en el cartelito de entradas agotadas. Para la fiesta de despedida armaron un video en el Ópera que, como era de imaginar, tiene música de Coldplay tocada en el mismo escenario. Viva la vida.
Tootsie, el nuevo desafío de Nico Vázquez
Después de la función final de Una semana nada más, los caminos artísticos de los tres se separarán. En octubre, Gimena Accardi empieza filmar una serie para una plataforma de la cual no puede hablar mucho. Benjamín Rojas también tiene en mente una obra de teatro para el año próximo, del cual tampoco puede hablar mucho. Pero, por lo pronto, su gran plan es descansar, quedarse en casa, estar con su hija, Rita, que nació días antes del estreno de Una semana nada más.
El único que puede hablar sobre lo que se viene es Nicolás Vázquez. Ya hace unos días anunció que será el protagonista de Tootsie que también contará con dirección de Mariano Demaría. La obra, éxito de Broadway, está inspirada la multipremiada película de Sydney Pollack. Nico encarará al personaje que inmortalizó Dustin Hoffman en la película de 1982.
Todavía no hay precisiones sobre el resto del elenco. Lo confirmado es que el trabajo de arte estará en manos de Renata Schussheim y que la producción de Gustavo Yankelevich se estrenará en marzo en el Lola Membrives. En la obra, encarará a un actor desocupado que decide vestirse de mujer para tener un papel en una telenovela. ¿Por qué esta obra? Lo contesta él: “Me parece que es un texto muy vigente. Fue la primera película feminista en Hollywood que, por el momento en el cual estamos, toma mucha actualidad. Y desde lo actoral es todo un desafío la transformación lo cual hace que vuelva a mis trabajos en los cuales mutaba, me disfrazaba. Y esta versión de Fernando Mallorens y Federico González del Pino es lo más parecido a una sitcom. Es una megaproyecto que, ojalá, deje una linda marca”.
Aunque se trate de un texto de hace cuatro décadas, Nicolás Vázquez pone especial énfasis en su vigencia. “Se adelanta al feminismo. Mi personaje se pone en el lugar de la mujer y, desde ese lugar, ve lo que sucede con el patriarcado. Cuando la vi en los 80 no me había visto nada de esa perspectiva, pero hoy sí soy consciente de toda la info que tira en medio del tono de comedia. Creo que va a abrir la cabeza de mucha gente y, para aquellos que vieron la película, se van a dar cuenta de su actualidad”.
Claro que para verlo como Tootsie, falta. El tiempo actual está definido por las dos últimas semanas de Una semana nada más.
Para agendar
Una semana nada más, de Clement Michel y dirección de Mariano Demaría. Funciones: de jueves a domingo hasta el domingo 25 en el Teatro Ópera Orbis. Entradas: ticketek.com.ar
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