Heathers: llega a la Argentina un musical con humor negro sobre jóvenes asesinos y mujeres “divinas”
Hoy se estrena esta obra, que transcurre en un colegio secundario donde rigen el bullying, la homofobia y la muerte; sus cuatro protagonistas femeninas adelantaron a LA NACION todos los detalles
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Primero fue una película y cuando se estrenó en los cines norteamericanos, en 1988, resultó ser un fracaso de público. Pero con los años Heathers se convirtió en un film de culto y en formato DVD se cansó de agotar reediciones. En la Argentina se llamó Escuela de jóvenes asesinos y seguramente cualquier cincuentañero puede recordar los avatares de Winona Ryder y Christian Slater en un colegio secundario, en donde regían el bullying, la homofobia, la agresión sexual y hasta los suicidios de adolescentes, sin contar los homicidios que transcurrían puertas afuera. Luego, con un tono menos oscuro, pero siempre dentro del género de comedia negra, fue adaptada al teatro musical y en 2014 llegó al circuito off de Broadway. Finalmente el show fue transferido al West End de Londres en 2018 y recibió el reconocimiento total que ameritaba.
Ahora, la comedia musical de Laurence O´Keefe y Kevin Murphy (responsables a cuatro manos del libro, la música y las letras), llega este sábado a la avenida Corrientes en una versión producida por Valentina Berger (quien recientemente logró el desembarco de Matilda en la misma arteria teatral) y dirigida por Fernando Dente (quien vuelve a probarse en el rol de director, luego de haber debutado como tal en 2014, cuando se encargó de la puesta de Criatura emocional). El elenco de 19 actores fue elegido, en su mayor parte, tras un extenso proceso de casting, entre más de 6000 postulantes. Los favorecidos fueron Julia Tozzi (Mamá está más chiquita) y Nicolás Di Pace (A Chorus Line), en los roles protagónicos que Ryder y Slater interpretaron en el film de Michael Lehmann, y Sofi Morandi (Kinky Boots), Flor Anca (Shrek) y Martu Loyato (Costa Presidenta), como las Heathers (las chicas populares, hermosas y deseables) que dan título al espectáculo. Con las cuatro actrices citadas LA NACION conversó sobre el inminente estreno en el camarín que comparten en el Teatro Opera, el amplio búnker que las cobijará hasta fines de julio, cuando tal vez el musical comience una gira por el interior del país.
–Ustedes son todas muy jóvenes. ¿Qué referencia tenían de Heathers? ¿Conocían la película? ¿Y el musical?
Sofi Morandi: –Cuando Fer me convocó hace como un año y medio no tenía la menor idea de qué era Heathers, pero después vi la película y también el musical. El film es más oscuro, yo prefiero el musical. Del musical lo que más me llamó la atención fueron las canciones, que son un fuego. Si bien mi personaje no es el de la protagonista, está buenísimo, me enamoré inmediatamente de él y acá estoy. Me alegro por haber dicho que sí.
Julia Tozzi: –Lo que tiene de bueno el musical es que abarca muchos estilos y géneros, aunque el que prima es el rock. Encima, como tenemos una banda en vivo, todo suena tremendo.
–Tanto la película como el musical transcurren en los ´80. ¿La versión teatral local también?
SM: –No, la nuestra es atemporal o más bien tirando al 2000. Fer la súper modernizó. A los que siguen aferrados a la idea original les digo que la historia es la misma y los personajes también. Pero la escenografía y el vestuario son más cancheros. También las letras fueron adaptadas y parte del lenguaje fue actualizado.
–A propósito del lenguaje, ¿es tan fuerte como en el original?
Martu Loyato: –Sí, ya en el primer cuadro aparecen todas las guasadas juntas.
SM: –Pero siempre desde un lugar bizarro. Es muy fuerte escuchar todo eso de una, pero también es divertido.
JT: –La obra es tan tremenda que no te queda más remedio que reírte.
ML: –Es que en Heathers está todo tan saturado, fundamentalmente lo visual, del vestuario a la escenografía, que el lenguaje soez encaja. Está a tono con esa exageración.
–¿Cuánto de lo que sucede en Heathers se mantiene vigente hoy en día?
SM: –Es algo universal. Lo que les sucede a los adolescentes y las problemáticas que se tratan en esta obra van más allá de los ´80, lo que cambia es el entorno, pero lo que le pasa al adolescente es siempre más o menos lo mismo.
ML: –Yo creo que gracias a la actualización de la obra es más fácil que el público empatice con lo que en ella sucede, sería distinto si se mantuviera en los ´80. Sobre todo porque seguramente el público que nos vendrá a ver no nació en esa década.
–Heathers habla, entre otros temas, del bullying, la bulimia, las relaciones tóxicas y los suicidios de adolescentes. ¿A ustedes les alcanzó esta problemática en la escuela secundaria?
Flor Anca: –Re. Totalmente. A mi me hacían bullying por ser muy flaca. Me cargaban porque no tenía culo. Por eso no salía al recreo, me daba vergüenza. Me sentía espantosa. Vivía corriendo de mi casa al colegio para que nadie me reconociera.
ML: –A mí no me sucedió lo del bullying, pero sí eso de tener relaciones tóxicas, de enamorarme y decir “lo dejo todo” y entrar en una espiral peligrosa.
SM: –Quiero aclarar que en este musical no se baja línea o se dice `bueno, ahora vamos a hablar de bullying o vamos a hablar de suicidios”, simplemente estos temas están en la historia y aparecen orgánicamente y, además, en forma bizarra. Por ejemplo, hay alguien que muere por tomar un chorrito de plomero líquido, algo que no sucede en la vida real. Y en cuanto a lo de los suicidios es porque habla de una etapa en la vida de todos, la adolescencia, donde quizás uno toma decisiones que piensa que van a ser muy chiquitas, pero la suma de esas decisiones puede desembocar en algo tan grave como es un suicidio. Heathers también habla del rol que toman los adultos en esos momentos, a veces no están a la altura de las circunstancias y no ayudan en nada a un adolescente. Y no me refiero sólo a los padres sino también a los directores del colegio.
–Dado que Heathers trata todos estos temas desde el humor negro, por cierto, pero humor al fin, ¿cumple una función sanadora?
SM: –Sí. Pero lo más importante acá es que venís a pasarla bárbaro, a ver un gran espectáculo y a reírte mucho.
JT: –Sí, al punto que en un momento te preguntás: pero che, ¿de qué me estoy riendo?
SM: –Antes de empezar los ensayos hicimos un taller de entrenamiento de dos semanas y ahí Fer nos dijo: `No vinimos a contar una historia fuerte” sino a entretener al público durante una hora y 40 minutos. Pero todos entendemos igual que Heathers tiene un mensaje, si la gente lo entiende y se lo quiere llevar a la casa, mejor aún. En Heathers pasan cosas todo el tiempo arriba del escenario, hay mucho estímulo y el ensamble mueve escaleras, canta y baila hasta más no poder. Encima hacen trucos de magia. En definitiva, ojalá que el público entienda el mensaje, pero si no, estoy segura que se irá chocho con lo que vio en escena. Estamos tan emocionadas que siempre terminamos llorando al final de los ensayos.
–¿Cuál sería concretamente el mensaje?
SM: –Que tratemos de ser más empáticos. Aunque las cosas tal vez no se puedan cambiar porque los establecimientos escolares son casi inmodificables, cada uno por su lado puede intentar hacerle pasar un mejor momento al que tiene al lado. Si bien yo nunca sufrí bullying, a partir de esta obra empecé a recordar cómo fue mi etapa del secundario y me di cuenta que tal vez el compañero tímido no era así porque no le pintaba hablar sino porque la estaba pasando mal.
JT: –Posiblemente en Heathers queden al descubierto todas las aristas de la sociedad en la que vivimos, a través de esta pequeña sociedad que es la escuela. Aquí aparecen las hermosas y malas, y las consecuencias de lo que ellas hacen a los que están relegados. Eso también hacen los profesores, que le dan bola a sus alumnos pero hasta ahí. Este tipo de actitudes se puede ampliar al comportamiento general de la sociedad.
–Otro de los temas que abarca Heathers es el de la discriminación sexual. ¿Es una obra para el público LGTB?
SM: –Totalmente. Te lo resumo así: estamos en una escuela secundaria y hay que llegar literalmente vivos al último día de clases del quinto año porque antes van a haber muertes y a correr mucha sangre...
JT: –Yo creo que todos los que se sientan segregados en esta sociedad se van a sentir identificados con lo que sucede en la obra. Por eso están absolutamente invitados a verla. Pero, ojo, no vengan a pasarla mal. Les prometemos que se van a reír, incluso de nuestras desgracias, como lo hacemos nosotras mismas.
–¿A qué se refieren con esto último? ¿Ustedes integran la comunidad LGTB?
SM: –Sí, las cuatro somos lesbianas y tenemos tatuada la bandera del orgullo gay. Y el protagonista masculino y el director también forman parte de la comunidad. Así que Heathers es muy gay friendly.
FA: –La única diferencia entre todas nosotras es que la abuela de Martu se va a enterar de que es gay a través de esta nota para LA NACION. ¡No lo pongan de título, por favor! (risas).
–Pese a su oscuridad, Heathers pareciera ser el producto ideal para la generación que creció con Patito Feo, por aquello de la división entre Las Populares y las divinas, que también ocurre en el musical, entre la protagonista y Las Heathers. ¿Qué opinan al respecto?
SM: –Yo formo parte de la generación a la que no le hacía ruido cuando pasaba una chica y le decían: `Ahí va la fea’. De hecho me lo han dicho a mí, que siempre fui un pibito, cero divina. Ahora eso sí hace ruido, aunque sigue pasando todos sabemos que no está bien. Y tratamos de combatirlo. En Patito Feo nadie se cuestionaba nada, le hacían bullying a la protagonista por usar anteojos y la trataban de fea todo el tiempo, y eso parecía que estaba bien. En Heathers las cosas llegan a ponerse peor, es cierto, pero nadie saldrá del teatro pensando que eso estuvo bien. Hoy todos tenemos un mayor espíritu crítico.
JT: –Sí, aquí todas las barbaridades están amplificados por mil a propósito, para que se entienda que la obra está en contra de todo eso. De todos modos, hoy la sociedad ya no ve eso de la misma manera, la gente entiende qué está bien y qué está mal. Ya no hay margen para equivocaciones.
Para agendar
Heathers. Autores: Laurence O´Keefe y Kevin Murphy. Director: Fernando Dente. Elenco: Julia Tozzi, Nicolás Di Pace, Sofi Morandi, Flor Anca, Martu Loyato y 14 integrantes más. Teatro Opera (Av. Corrientes 880). Funciones: sábado 1, domingo 2 de julio, a las 17. Luego, en diferentes horarios. Hasta el 30 de julio. Entradas: por Ticketek o en boletería.
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